Sangra el campeón
El Atlético cae ante el Rubin Kazán (0-2) en su primera derrota de la temporada en el Calderón y encaja el segundo gol, obra de Orbaiz, a puerta vacía cuando Asenjo sube a rematar un córner
Con un jugador más desde el minuto 44, el Atlético fue incapaz de superar al Rubin Kazán. Volvió a encajar pronto y una vez más no remontó. Para colmo, la imagen del segundo gol, con Asenjo fuera de su portería por subir a rematar el último córner y corriendo para evitar el gol de Orbaiz a placer evoca imágenes fatalistas del pasado. La decisión, que asumió su entrenador al final del encuentro amparándose en su concepción del fútbol como un “deporte de riesgo”, no midió que había un partido de vuelta.
Ya el primer gol del Rubin empezó a generar la duda de si los rojiblancos han entrado definitivamente en ese bache que se temía cuando encadenaba victoria tras victoria, de si solo gotea sangre o está ya en plena hemorragia. Los síntomas ya no fueron buenos en Vallecas, donde entró al partido en los segundos 45 minutos. Los de anoche tampoco. No presionó arriba desde el inicio y volvió a recibir un gol en los primeros minutos y produjo poco y a trompicones con la pelota, que la tuvo mucho y no estuvo punzante con ella salvo en el arreón final. Dos años después salió derrotado del Calderón en competición europea.
ATLÉTICO, 0 - RUBIN KAZÁN, 2
Atlético: Sergio Asenjo; Juanfran, Godín, Cata Díaz (M. 59. Raul García), Filipe Luis (M. 65, Saul); Arda Turan, Mario Suárez (Koke, m 45), Tiago, Cristian Rodríguez; Adrián López y Falcao. No utilizados: Courtois; Gabi, Miranda y Javi Manquillo.
Rubin Kazán: Ryzhikov; Ansaldi, Sharonov, César Navas, Marcano; Natcho, Orbaiz; Kislyak, Eremenko, Gökdeniz Karadeniz (Oleg Kuzmin, m 88); y Rondón (Vladimir Dyadyun, m. 85). No utilizados: Arlauskis; Ryazantsev, Alan Kasaev, Gökhan Töre e Igor Portnyagin.
Goles: 0-1. M. 5. Karadeniz. 0-2. M. 94. Orbaiz.
Árbitro: Istvan Vad (Hungría) Amonestó a Ryzhikov, Natxo, Falcao y a Dyadyun. Expulsó a Sharonov, por doble amarilla.
21.500 espectadores en el Calderón.
Necesita jugar rápido el Atlético evitar transiciones largas y para eso tiene que apretar arriba. Como no lo hizo, permitió maniobrar con relativa facilidad al Rubin. Una pelota cruzada y una pared en la frontal del área de Rondón con Eremeko para limpiarse al Cata Díaz la finalizó el venezolano con un disparo raso que Asenjo dejó muerto para que Karadeniz marcara picándole la pelota con suavidad. Ha estado el Cata Díaz en algunos de los goles que el Atlético ha encajado en los últimos partidos. Mala señal para un central que sintió como ayer la grada le empieza a tomar ojeriza crónica porque los silbidos se escucharon, por momentos, tantas veces como tocaba la pelota. Rondón le trajo de cabeza en varias recepciones que hizo de espaldas a la portería en los que le ganaba por cuerpo y por capacidad para girarse. Simeone terminó por cambiarle a la hora de juego para dar entrada a Raúl García y el central argentino volvió a escuchar las quejas del Calderón. Por un lado, Simeone buscaba más recursos ofensivos con el disparo y la llegada de Raúl García. Por otro eliminó las interferencias que generaba el Cata en la conexión entre el equipo y la grada.
Bien plantado el Rubin Kazán, con esa disciplina cartesiana de los equipos rusos a la hora de bascular y ocupar los espacios, no sufrió en exceso ni cuando estuvo en igualdad numérica ni cuando se quedó con uno menos por la expulsión de Sharonov por doble amarilla. No deja de ser cuando menos curioso que esa segunda amarilla la forzara Falcao con un desmarque muy de Diego Costa, al que ya echaron de menos en Vallecas los centrocampistas del Atlético. De esa falta nació la jugada más peligrosa. La sacó rasa Arda y Filipe Luis, solo, envió la pelota alta.
Metió Simeone en la reanudación a Koke porque vio que el partido le necesitaba para tratar de llegar combinaciones por dentro. Las intentonas por fuera que fueron muchas durante todo el encuentro no hicieron daño alguno. O los centros no eran buenos o Cesar Navas imponía a Falcao sus casi dos metros de estatura. Luego llegó el cambio de Raúl García, que se encontró con un problema palmario: es más complicado sorprender como llegador cuando desde la segunda línea cuando tu equipo domina y hay pocos movimientos por delante de la pelota. También entró Saúl para empujar desde el medio, ya con un dominio territorial incuestionable porque el Rubin, con un gol de ventaja y uno menos, después de casi dos meses sin competir, optó por blindarse todo lo que pudo. De ese control en campo contrario astilló algunas ocasiones el Atlético: un disparo lejano de Arda que Ryzhikov sacó con los pies, otro del Cebolla que el meta ruso se quitó de la cara enviando la pelota a córner y un derechazo de Falcao que se estrelló en el larguero. No hubo mucho más, aparte de ese acoso intenso por la superioridad numérica y el peligro que siempre generan los de Simeone a balón parado. Al borde del final, el Cebolla malogró un rechazo con todo a favor poco antes de que esa carrera desesperada de Asenjo atrajera recuerdos que parecían desterrados.
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