“Tito y Guardiola eran uno”
Xavi Torres, mediocentro del Getafe y que fue capitán del Barça B, analiza a sus antiguos compañeros
De los dos años entre el filial del Barça y el primer equipo, desde 2007 a 2008, Xavi Torres (Xàbia, 1986) se queda, más que con sus cinco goles en 59 partidos, con un rito diario: “Cuando llegabas al vestuario tenías que saludar a todo el mundo, eran las normas del vestuario. La humildad por encima de todo”.
En ese conjunto filial, que subió de Tercera a Segunda B con Pep Guardiola y Tito Vilanova en el banquillo, se cocían algunos de los jugadores más sobresalientes de la historia reciente del fútbol español: Pedro y Busquets. “Entonces no destacaban, eran uno más. Pero cuando vi los primeros partidos de Busquets en el primer equipo, me di cuenta de que eso está al alcance de muy pocos. Ahora es el mejor mediocentro defensivo del mundo. Ha superado a todos los competidores: Yaya Touré, Mascherano y Song”, recuerda el también mediocentro Xavi Torres, ahora en el Getafe, aunque en aquella época Busquets actuara en cualquier parte: de central, de delantero y también en el medio, claro.
Busquets es el mejor mediocentro del mundo. Ha superado a todos los competidores"
Ese Barça B ascendió de Tercera a Segunda y, en la siguiente campaña, Xavi Torres, ya como capitán, subiría ocasionalmente al primer equipo, proclamándose campeón de Liga tras disputar, el 17 de mayo de 2009, un partido entero ante el Mallorca, que les había hecho el paseíllo. “Tito y Pep eran uno. Sabía que a Tito no le podría la presión [de asumir en solitario el control del Barça]. Tenía mucho peso. Le gusta hablar mucho con los jugadores y espero que se recupere [de la enfermedad], eso es lo importante”.
En su quinta temporada en Primera, Xavi Torres no podrá medirse a sus excompañeros como consecuencia de una sobrecarga muscular que le obligará a presenciar el duelo desde la grada, como medida preventiva. No podrá, de este modo, ponerle freno a Messi, para el que no existe antídoto alguno, según él.
Xavi Torres pasó por la escuela del Villarreal (entró a los 13 años), antes de ir cedido al Alicante, en Segunda B, como reclamo para recalar en el filial azulgrana. De allí saltó al Málaga, aunque donde triunfó fue, la temporada pasada, en el Levante, equipo que sigue, según dice, “tocado por la varita mágica”.
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