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El último comodín de Massa

El brasileño, que en verano recurrió a un psicólogo para salir del pozo, asegura que el F138 le ofrece "mejores sensaciones" que su antecesor

O. PUIGDEMONT
Felipe Massa conduce su Ferrari, durante la primera jornada de entrenamientos del año en Jerez.
Felipe Massa conduce su Ferrari, durante la primera jornada de entrenamientos del año en Jerez.ROMÁN RÍOS (EFE)

Agotados todos los comodines de su baraja, Felipe Massa afronta su octava temporada como piloto de Ferrari tras haber consumido ya sus siete vidas anteriores. El corredor sufrió un martirio en 2012, su peor curso vestido de rojo, al terminar el séptimo en la tabla de puntos, con solo dos podios en el zurrón (Japón y Brasil) y después de retratarse al lado de Fernando Alonso, que con un coche igual al suyo peleó por el título con Sebastian Vettel hasta Brasil, punto final del campeonato. La distancia que les separó fue de 156 puntos, la mayor de la parrilla entre compañeros. Massa se encuentra ahora en una situación límite y su futuro a medio plazo pasa, en gran medida, por las sensaciones que se lleve de Jerez, donde ayer estrenó el nuevo F138.

Hace un año clavado, en este mismo escenario, entró en estado de shock al subirse por vez primera al F2012. Al bajarse de él llamó a Luca Cordero de Montezemolo, presidente de la compañía, para advertirle de que las cosas no iban bien, porque el monoplaza era tan robusto como lento e impredecible, una impresión que se corroboró después, ya en la primera carrera (Australia), donde la desventaja respecto a los más rápidos (McLaren) llegó a superar el segundo por vuelta. A pesar de ello, Alonso fue trampeando como pudo la cosa, su rendimiento individual superó en la mayor parte de ocasiones al de su bólido, al tiempo que su vecino de taller se desmoronaba hasta convertirse en un espectro de aquel que fue en 2008, cuando perdió la corona con Lewis Hamilton por un solo punto.

“ Sé que puedo ganar a pesar de que la mayoría de gente no opine lo mismo” Felipe Massa

Consciente de la necesidad imperiosa de voltear esa situación, el sudamericano se rodeó de su familia durante el parón veraniego y recurrió a un psicólogo deportivo, aunque él se resista a reconocerlo. “Esa ayuda profesional le permitió comenzar a ver la luz al final del túnel”, asegura alguien de su entorno. En las últimas seis pruebas, el brasileño dio un giro tremendo, firmó dos podios y dos cuartos puestos e incluso llegó a rodar más rápido que el español, tanto los sábados, en las cronometradas, como los domingos. “El año pasado fue el peor de mi carrera, incluso peor que 2009, cuando sufrí el accidente en Hungría, porque de aquello solo recuerdo el tiempo que estuve en casa”, sostiene Massa, muy críptico cuando se le pide que detalle qué propició su recuperación. “Algo cambió en mi cabeza, no es que el coche fuera distinto sino que yo mejoré mis prestaciones”, desliza. “Es importante creer en uno mismo. No puede ser que alguien que ha estado a un paso de ser campeón de repente se olvide de conducir. No eres bueno un día y malo el siguiente. Sé que puedo ganar a pesar de que la mayoría de gente no opine lo mismo”, añade.

Llegados a este punto, sus intenciones están clarísimas, ahora falta que esos propósitos los refleje también el cronómetro. Para ello habrá que esperar a poder comparar su rendimiento con el del asturiano, que no saltará dentro del F138 hasta el día 19, en Montmeló. “Las sensaciones no tienen nada que ver con las del año pasado. Este coche está mucho más equilibrado que aquel. Entonces, tardamos un mes en entender por qué el F2012 se comportaba de forma tan distinta a cómo se esperaba que lo hiciera”, puntualizó ayer Massa al finalizar el ensayo. Aunque estas primeras referencias no deban tomarse al pie de la letra, que el ferrarista rebajara ayer en más de dos segundos el tiempo que logró aquí hace 12 meses es una buena señal, por más que los nuevos neumáticos Pirelli, más blandos, contribuyeran en ello. Algo menos bueno es que el más veloz de todos fuera Jenson Button con los compuestos más duros, con un margen de 1,6 segundos sobre el prototipo de il cavallino rampante, que se clasificó el sexto con unos más blandos.

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