Diego Costa, el revolucionario
Diego Costa adelanta al conjunto rojiblanco en el minuto 62 con un remate de cabeza a puerta vacía a la salida de un córner
Estaba el Atlético atascado, adormecido, sin encontrar esas descargas de corriente intensa que le han convertido en un equipo reconocible y ganador. También la grada andaba adormilada. Hasta que apareció por la banda la silueta de Diego Costa, suplente por la tunda que lleva en sus piernas últimamente. Fue salir del banquillo y despertar el Calderón, que le echaba de menos. Se ha hecho el Atlético a jugar con Diego Costa, igual que está hecho a contar con Filipe Luis, baja por sanción, o con Falcao. Salió Diego Costa por Adrián, que ya no compite solo contra las virtudes futbolísticas del brasileño, contra sus desmarques constantes y sus regates a la carrera cada vez menos trastabilladas. Ahora también tiene que pelear el puesto Adrián contra un futbolista conectado directamente con el voltaje del juego y con la fibra emocional de la hinchada colchonera. Un desmarque por aquí, una conducción vertiginosa por allá, una entrada para marcar territorio y una aparición oportuna por el segundo palo para cabecear un córner cerrado y pasado de Koke que se tragaron el portero visitante, Adrián, y toda su defensa. La revolución de Diego Costa se había consumado en apenas cinco minutos. Ya verdugo del Betis en la Copa con ramalazos pendencieros incluidos, que fuera Diego Costa el que ganara el partido encendió caracteres y hubo un par de encontronazos macarrónicos con esas citas desafiantes para después del partido entre Godín y Amaya.
ATLÉTICO, 1; BETIS, 0
Atlético: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Cisma; Gabi, Mario Suárez; Koke, Arda Turan (Cebolla Rodríguez, m. 65), Adrián (Diego Costa, m. 56); y Falcao (Raúl García, m. 80). No utilizados: Asenjo; Cata Díaz, Manquillo y Tiago.
Betis: Adrián; Chica, Amaya, Perquis, Nacho; Cañas, Rubén Pérez, Beñat (Pozuelo, m. 64); Pabón (Jorge Molina, m. 64), Joel Campbell (Molins, m. 82) y Rubén Castro. No utilizados: Casto; Paulao, Nono, Vadillo y Palancar.
Goles: 1-0. M. 62. Diego Costa.
Árbitro: Undiano Mallenco. Mostró tarjeta amarilla a Rubén Pérez, Perquis, Miranda, Cañas, Diego Costa, Nacho y Cisma.
Unos 45.000 espectadores en el estadio Vicente Calderón.
Fue un alivio para el Atlético esa entrada transformadora de Diego Costa. Es un equipo de mecha corta. De acciones rápidas, chispeantes y con poca retórica. Está adiestrado para crear con rapidez en los últimos 30 metros, preferentemente tras cazar al contrario saliendo. En la primera mitad hubo muy poco de ese equipo tan reconocible en esos rasgos. Puede que por el esfuerzo del jueves en la Copa y también porque el Betis tocó bien la pelota para salir, aunque sin profundidad, e impuso el ritmo que le convenía entre el manejo de Beñat y el despliegue de Cañas. Volcaron mucho el juego hacia Pabón, su fichaje colombiano de invierno, un delantero de pierna corta, un torito de esos con el centro de gravedad bajo y explosivo pegado a la banda derecha. Probó mucho a Cisma y varias veces salió ganador. Cisma estuvo un tanto timorato con la pelota. No es que no se atreviera, pero en muchas de sus acciones ofensivas se le vio agarrotado, con miedo a fallar, atenazado por el peso de la camiseta y del escenario. La peor lacra para un jugador que se siente observado por los aficionados.
Con todo, las ocasiones más claras en los primeros minutos las tuvo que solventar Adrián. El meta verdiblanco le sacó un mano a mano a Arda, consecuencia de un despeje raso orientado de Juanfran que prolongó de primeras Falcao. Volvió el delantero colombiano casi tres semanas después de su lesión muscular y como necesita producción en esa primera mitad no se le vio mucho por el área.
La segunda gran ocasión de esa primera mitad fue un disparo de Gabi en un rechace de un córner, una especialidad de la casa. Ahí se acabó el daño del Atlético hasta que emergió Diego Costa para cambiar el juego, la temperatura del partido y de la grada. De repente, el Betis ya no pudo tener el control del partido como había hecho durante gran parte del partido. No creaba ocasiones, pero tampoco fue pasado por encima como en su visita copera. Estuvo calmado con la pelota, pero poco punzante. Otra vez, Rubén Castro se fue del Calderón en el anonimato. En los cuatro partidos que han disputado esta temporada ante el Atlético le ha costado horrores rebasar la línea defensiva rojiblanca. Ha tocado mucho, pero ha encontrado muy pocos huecos para hacer daño a un equipo al que es necesario hacerle circular con más rapidez la pelota. Estuvo en el partido, pero se fue cuando entró Diego Costa. Su gol, el tercero en esta Liga, fue determinante a la hora de mirar la tabla por todos los resultados que se dieron. Se coloca a nueve puntos del Barça y vuelve a poner a siete por delante del vecino.
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