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Un campeón con todas las de la ley

El Barça puede con el Málaga en un duelo extraordinariamente copero y se cita con el Madrid

Ramon Besa

Al Barça le sienta bien La Rosaleda, en la Liga y en la Copa, sobre todo si el partido se presenta exigente y el desafío es mayúsculo, cuando hay mucho que perder y nada que ganar, días en que se impone combatir las dudas y ejercer la autoridad. El campeón sigue en pie y acude al encuentro del Madrid. Habrá clásico también en la Copa. Los azulgrana se corrigieron a tiempo en una noche vibrante y emotiva, de ida y vuelta, excelentemente bien defendida por el Málaga. El Barça se entregó al intercambio de golpes y de goles y no paró hasta reventar finalmente al Málaga.

Jugó el Barcelona la Copa con el equipo de la Liga, señal de la dificultad del partido y también de la necesidad del equipo de revertir una dinámica negativa, sobre todo desde la visita del Málaga al Camp Nou. El único rastro copero fue Pinto. Aunque se puede discutir sobre la titularidad de Alves y Mascherano respecto a Adriano y Puyol, la apuesta azulgrana en la vuelta tuvo poco que ver con la de la ida, cuando cedió un empate (2-2): solo repitieron cuatro futbolistas (Pinto, Mascherano, Messi, Iniesta) por siete del Málaga, que afrontó la cita con más naturalidad, sin tanta presión, capaz de competir muy bien sin Isco ni Toulalan y y Monreal.

MÁLAGA, 2 - BARCELONA, 4

Málaga: Kameni; Gámez, Demichelis, Weligton, Eliseu; Camacho, Iturra; Duda (Portillo, m. 63), Joaquín (Saviola, m. 81), Seba (Lucas Piazón, m. 81); y Santa Cruz. No utilizados: Willy Caballero; Buonanotte, Sergio Sánchez y Onyewu.

Barcelona: Pinto; Alves (Adriano, m. 90), Piqué, Mascherano, Alba; Xavi, Busquets, Cesc; Pedro (Alexis, m. 87), Messi (Thiago, m. 82) e Iniesta. No utilizados: Valdés; Puyol, Villa y Song.

Goles: 0-1. M. 8. Pedro. 1-1. M. 12. Joaquín. 1-2. M. 49. Piqué. 2-2. M. 68. Santa Cruz. 2-3. M. 76 Iniesta. 2-4. M. 80 Messi.

Árbitro: Mateu Lahoz. Mostró tarjeta amarilla a Iturra, Busquets, Cesc, Alba, Weligton, Eliseu, Mascherano y Alves.

La Rosaleda. Unos 27.000 espectadores.

Los blanquiazules, al fin y al cabo, estaban clasificados cuando empezó el partido. No podía especular en cambio el Barcelona. Tiraron los azulgrana del manual ofensivo de siempre, de los viejos automatismos, de las jugadas que salen de memoria y nada más pisar el área contaron un gol: Xavi habilitó con un toque a Alves, el brasileño levantó la cabeza, templó el centro y Pedro cabeceó a la red. La respuesta del Málaga fue inmediata y contundente, igualmente efectiva, síntoma de su bravura y al mismo tiempo de las debilidades defensivas del Barça, incapaz de gobernar el choque y el marcador: Joaquín enganchó en la media luna un pase de Duda en una contra y empató: 1-1.

La finura azulgrana contrastaba con la garra del Málaga. Abanderados por Iturra, los chicos de Pellegrini metían la pierna dura y fuerte en cada jugada, a veces incluso sin mediar la pelota, e intimidaron al Barça, de nuevo descontrolado, sobrado de buenos delanteros y escaso de tensión en la zaga, menguado su juego por una cancha mala y resbaladiza y demasiado pendiente del pito de Mateo Lahoz. Presionaba y contraatacaba el Málaga, recurrente en las faltas tácticas, y atacaba el Barça de manera selectiva. Intensa y caliente, a menudo bronca, la contienda era frenética, únicamente interrumpida por las patadas y las protestas: seis tarjetas se contaron antes del descanso.

La contienda era un ir y venir, solo interrumpido por las patadas y las protestas

Kameni le sacó un remate de gol a Messi, Iniesta remató al larguero y Welington evitó que se colara un tiro en suspensión de Messi. A cambio, Piqué, Mascherano y Pinto eran requeridos a menudo por Joaquín y Camacho. A los azulgrana les faltaba afinar la puntería. No se notó el desgaste en la reanudación y los dos equipos siguieron combatiendo. El encuentro siguió incluso el mismo guion del inicio: volvió a marcar el Barça y a empatar el Málaga.

Iniesta asistió estupendamente a Piqué y el central controló y definió como si fuera un 9. El partido giró descaradamente a favor de los azulgrana, más asentados y dominadores, muy superiores al Málaga, cada vez más abatido y desfondado. Messi tuvo el 1-3 y volvió a fallar ante Kameni. No perdonó en cambio el Málaga en una nueva contra, manejada por Joaquín y remachada por Santa Cruz con Cesc en suelo blanquiazul pisoteado por Wellington. La réplica del Barça resultó brutal a efectos del marcador y deliciosa en cuanto a fútbol: volvió a tomar el balón, dejó de mirar al árbitro y apuntó a Kameni con un juego de salón. Ya no hubo dudas sobre el ganador: marcó Iniesta después de un toque celestial de Cesc y por fin anotó Messi.

Marcó el 10 con la cabeza y fue sustituido por Thiago, cosa igualmente sorprendente, porque ya se sabe que no le gusta abdicar al rey del mundo, a no ser que sintiera molestias, afectado por la fatiga. Un final diferente para un partido extraordinariamente copero. La respuesta del campeón fue inequívoca, con todas las de la ley, por su aguante en el primer tiempo y calidad en el segundo y sobre todo por sus goles. El triunfo que se habían pedido para celebrar el nacimiento del hijo de Piqué y dedicar al ausente Tito. Quieren llegar al clásico con Vilanova.

Tres clásicos en un mes

El próximo miércoles vuelve el clásico al Bernabéu. La ida de la semifinal de Copa no solo encuentra a un Real Madrid convulso y alejado del título de Liga sino que es el detonante de un calendario de infarto para los dos grandes rivales españoles, que se verán las caras tres veces en apenas un mes. La vuelta de la Copa, el 27 de febrero y el 2 de marzo con el Real Madrid-Barça de Liga.

Entre clásico y clásico el Madrid tendrá que verse las caras con el Manchester United en los octavos de Champions (el 13 de febrero en el Bernabéu y el 5 de marzo, tres días después del clásico liguero, en Inglaterra). El Barça visitará Milán el 20 de febrero pero no recibirá a los rossoneri hasta el 12 de marzo.

Al margen del calendario y a pesar de los buenos resultados, hay un aspecto en el que el Barça se muestra más vulnerable que en años anteriores: la defensa. Con los goles de Joaquín y Santa Cruz lleva 37 goles encajados en 34 partidos. Más allá de que juegue Pinto, como ayer, o lo haga Valdés, el problema del Barça en lo que va de año se puso de manifiesto en La Rosaleda. Solo en los últimos cuatro encuentros, el equipo ha encajado ocho goles.

La pegada de los azulgrana les permitió desencallar la eliminatoria. Con su gol de ayer, Messi alcanza a Villa con cuatro tantos marcados en lo que va de competición. El asturiano, no se movió del banquillo, ni cuando La Pulga pidió el cambio después de batir a Kameni. Piqué dedicó su gol a su hijo Milan, nacido el pasado miércoles.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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