Baena retuerce a Miño y al Mallorca

El Espanyol sacó adelante un duelo tenso, sin tregua, una cascada de vicisitudes, cruel para el Mallorca. Cuando no era una falta, la que transformó de manera magistral Simão para abrir el marcador, era la pegada de Giovani, que no perdonó el fallo de Héctor Moreno en su intento de despejar un balón por alto; cuando no, era Javi Márquez, que se reivindicó con un tiro mortal de necesidad desde fuera del área en el campo donde se forjó como jugador de Primera.

Había remontado el Mallorca, que aprovechó la movilidad de Giovani y Víctor. Aguirre, que dispuso un 4-4-2, con Rui Fonte en punta junto a Sergio García, relevó al portugués y dio entrada a Longo. El joven jugador italiano, intuitivo y vertical, hizo mella en la defensa mallorquinista. Héctor Moreno avisó con un cabezazo al travesaño. En el epílogo de esa jugada, Aouate se quedó tendido sobre el césped. Tuvo la mala suerte de que su compañero Nunes le cayó sobre una pierna y se la retorció. Aouate tuvo que dejar su puesto a Miño. Un guiño del destino. El portero suplente del Mallorca nació en Cornellà hace 24 años tal día como ayer.

No le acompañó la suerte a Miño, que además debutaba en Primera. No fue profeta en su tierra. Ya antes de entrar el árbitro le ordenó que se cambiara las mallas que llevaba bajo el pantalón, tuvo que irse al vestuario y se ganó la bronca del público. Lo que le ocurrió después fue peor. Longo descorchó el embotellamiento en el área del Mallorca en un balón que recibió de espaldas. Acabó en el suelo tras una extraña acción de Nunes, que gateó y pareció que le hizo la cama. El penalti lo transformó Verdú, que acto seguido abroncó a Miño, váyase a a saber por qué.

El Espanyol se las vio y se las deseó para defender. Nerviosa e insegura, su zaga recurrió a menudo a las faltas, que por algo es el equipo que más comete en Primera, y al patadón adelante. El Mallorca tuvo sus opciones. Víctor, a puerta vacía, envió a las nubes un centro de Giovani. No fue la pifia más clamorosa. Esa se demoró hasta después de que el Espanyol remontara con un tanto de Baena, tras un rechazo de un tiro de Capdevila. Antes, el árbitro expulsó a Lunga. Después, Miño evitó el 4-2 sacándole una mano a Longo, en otra fenomenal acción del italiano. Hubiera sido la parada clave. No fue así. Solo dos minutos después, en el último de los cinco que añadió el árbitro, el israelí Hemed falló totalmente solo una postrera falta colgada sobre el área del Espanyol.Así concluyó la aciaga noche del Mallorca, y de Miño.