El Dakar es cosa de dos

Caminos de tierra y algunas zonas selváticas aparecen entre la provincia de Tucumán y Córdoba, donde finaliza -en realidad lo hace a las orillas de un lago en Villa Carlos Paz, una de las ciudades más turísticas del país- la especial más larga del rally: 852 kilómetros de etapa, de ellos 593 de cronometrada. Un escenario, al igual que el de la etapa del día siguiente que desemboca en La Rioja, bueno para el Mini de BMW que Stéphane Peterhansel maneja ya con los ojos cerrados: las pistas son más rápidas, el entorno más arbolado, y el francés, líder de la general, vuela: no en vano tiene el coche más fiable, el del proyecto con mayor potencial y experiencia. Han desaparecido la arena más dura y las dunas blancas, terreno propicio para el buggy de Nasser Al-Attiyah, el mejor en desierto abierto, según ha demostrado en la primera parte de la carrera, favorecido por tratase de un vehículo con solo dos ruedas motrices, mismo motivo por el que pierde en velocidad punta cuando la carrera se acelera sobre la tierra. Él era el segundo clasificado antes de que comience la segunda parte de la carrera.

“Hay pistas muy técnicas todavía por llegar, la carrera cambia de estilo y se volverá algo más tradicional”, avisaba Peterhansel. Así pues, se esperan días de sufrimiento para el catarí. “Es muy importante mantener la concentración ahora, la carrera se vuelve más complicada para nosotros”, concedía. Si bien, si resiste sin perder demasiado con el líder de la clasificación general, el francés -a quien se conoce como Monsieur Dakar por haber ganado diez títulos-, Al-Attiyah, con un proyecto tan joven como sorprendente, podría recortarle minutos a Peterhansel al regresar a las dunas de Atacama. El del catarí, con el patrocinio de Catar y Red Bull, es un proyecto que arrancó en junio: “Nuevo equipo, nuevo coche… pero hicimos un coche fuerte. No es fácil estar aquí segundo clasificado; estoy muy contento por no haber tenido ningún problema técnico. Aprenderemos para volver más fuertes el año que viene”. “¿Más fuerte?”, le interrumpía Peterhansel. “Sí”, rio el príncipe catarí.

Su rendimiento ha sorprendido a todos: “Lo esperaba competitivo, pero lo que no imaginábamos es que iba a durar tanto tiempo. El coche es muy joven, lo hemos visto con los problemas que ha sufrido Sainz”, explicaba el director deportivo de la prueba, David Castera. Llegados al ecuador de la prueba, en la etapa de descanso, solo tres minutos separaban al francés de Al-Attiyah, los últimos dos vencedores del rally. “Tres minutos es nada”, declaraba el piloto del buggy, a la que llegó con solo tres minutos de desventaja. “Esta edición del Dakar es la más fantástica desde que el Dakar llegó a Sudamérica”, señalaba el francés, encantado con esa lucha cara a cara con Al-Attiyah: “¿Una pelea con Nasser? Me gusta más, es más interesante a nivel táctico una pelea entre dos que entre cinco”.

En la categoría de motos, el francés Cyril Despres, ganador del último Dakar sumo su primera victoria en este rally en el que parecía haber perdido las referencias ante la ausencia de su rival por excelencia en la última década, Marc Coma. El cuatro veces ganador de la prueba, que escogió el primer día puro por caminos de piedras para lanzar su ataque, declaro a su llegada a la meta que estaba agotado, con ampollas en los pies y un terrible dolor en las manos, y dio las gracias a su preparador físico: “Me hace trabajar con la bici durante todo el año; he podido desarrollar unos bueno músculos”, explico el líder del equipo oficial de KTM. Y añadió: “Hoy era el día para decir ¡aquí estoy yo!”. Su mochilero, el portugués Rubén Faria es ahora, tras otra buena etapa y gracias a su regularidad, el líder de la general, solo cinco minutos por delante del francés, a quien empieza a allanársele el camino.