“Están contentos de verme bien”

La excepcionalidad del momento que atraviesa Tito Vilanova debido a su enfermedad hizo que el técnico del Barcelona rompiera con la costumbre de comenzar a ver los partidos de pie, fuera del banquillo. Esta vez, en el derbi contra el Espanyol, el técnico de Bellcaire (Girona) prefirió permanecer mucho más rato escondido para evitar no monopolizar los focos. Así lo explicó él mismo. Sus futbolistas, con cuatro goles en menos de media hora, le facilitaron mucho el trabajo.

Vilanova inició su comparecencia después del encuentro con un extenso agradecimiento a todos aquellos que, desde que se conoció su recaída, le han hecho llegar muestras de apoyo. Las gratificaciones fueron para todo el mundo: futbolistas, miembros del club, los médicos y el personal del Hospital Vall D'Hebrón que lo operó de nuevo el pasado 20 de diciembre de un tumor en la glándula parótida del que sigue siendo tratando; y en definitiva, para toda la familia futbolística, incluidos los aficionados. “En todo momento me he sentido protegido y apoyado. Este grupo”, dijo en referencia a sus jugadores, “ya ha tenido demasiados sustos y no es fácil reaccionar como lo ha hecho. De todas formas, creo que todo lo que están viviendo estos chicos les ayudará en un futuro porque lo que me ha pasado a mí le puede pasar a cualquiera y eso es bueno tenerlo claro”.

En todo momento me he sentido protegido y apoyado" Tito Vilanova

El duelo debía servir de termómetro para calibrar el autocontrol de cada uno en las comilonas navideñas y también en el grado de ambición en el año que acaba de comenzar. El tsunami de juego y goles que sufrió el Espanyol despejó todas las incógnitas en un visto y no visto. “Un buen regalo de Reyes para todos los que han venido, sobre todo en la primera parte, que ha sido espectacular. Supongo que interiormente los jugadores están contentos de verme, y de verme bien. Debo decir que han vuelto muy bien de forma, muchos por debajo de su peso, y eso supone que no se han desmadrado demasiado”, contó Vilanova, que nada más salir al césped recibió un afectuoso saludo de Javier Aguirre, el entrenador del Espanyol. “En el primer tiempo no estuvimos cómo habíamos prometido. Luego, nos enfrentamos a un rival que es superior a casi todos los equipos de esta Liga y del mundo. Está a un nivel en el que es difícil meterle mano”, concedió el mexicano. “Me faltó imaginarme otro escenario. Quizás esa pelota que hubiera significado un hipotético 2-1 nos hubiera metido un poco más, pero a lo mejor se enfadan y te meten 12. Mejor dejarlo así”, ironizó Aguirre.

Vilanova dio entrada a Cesc, que dos días atrás había recibido el alta médica. El volante de Arenys se ha pasado la Navidad recuperándose de una rotura fibrilar y ha vuelto a tope. “Ahora salgo al campo y me encuentro distinto. El año pasado comencé muy fuerte y terminé bastante peor. Me ponía demasiada presión y eso también me ocurrió a principios de este curso. Pero el míster, día a día, me fue dando confianza poniéndome en muchos partidos", reflexionó el catalán.

A su lado, aunque un poco más atrás, Sergio Busquets campó a sus anchas como en él es habitual. Además de recuperar una cuarta parte de los balones de su equipo (el 26%), el de Badia del Vallès se sacó del sombrero un pase al hueco que dejó a Pedro solo ante Casilla, a quien el canario superó con un toque sutil por arriba, en el 3-0. “Estoy contento porque el trabajo ha salido bien. Muchas veces intento jugar fácil porque mi posición eb el campo lo requiere, pero si se da la ocasión también me gusta ser vertical”, zanjó el centrocampista.