El Mallorca desquicia al Betis

A Caparrós, un técnico de Utrera que ha hecho fortuna en equipos como el Sevilla, le fue de fábula su visita al Villamarín. El técnico andaluz no encontraba la tecla para cambiar la dinámica perdedora de su equipo —11 partidos seguidos sin ganar: nueve derrotas y dos empates— hasta que llegó al campo del Betis. El Mallorca de Caparrós se apuntó una sorprendente victoria en la cancha de uno de los equipos más artísticos y admirados de la Liga después de un excelente ejercicio defensivo, avalado, por otra parte, por el colegiado. Acabó desquiciado el Betis por el rival, que le trampeó mucho el partido, y por el árbitro, que se equivocó un par de veces de forma grave. Un final inesperado a tenor del inicio del encuentro.

La contienda se le puso tan fácil al Betis que la dio por ganada antes de tiempo. No necesitaba ni soplar para alcanzar el marco de Aouate. El gol de Beñat fue especialmente ilustrativo de la situación: el volante golpeó una falta lateral directa y la pelota entró en la red del Mallorca sin que la tocara nadie, ni compañeros ni rivales, todos mirando a las nubes. Hubo por lo menos tres ocasiones consecutivas más de los verdiblancos, que si no atinaron fue por distracción o falta de tensión competiva. A los bermellones, en cambio, les bastó con una jugada a la media hora para empatar después de remar largo rato en defensa: Kevin tiró un centro muy apurado al segundo palo y Víctor cabeceó junto al palo izquierdo de Adrián. La determinación del ariete fue tan notable como la pasividad de los tres zagueros del Betis.

Aunque su vulnerabilidad era manifiesta, incluso con tres volantes en la medular (Martí, Pina y Márquez), el Mallorca se empeñó en defender el 1-1. Jugó con la pierna fuerte, a veces al límite de reglamento, como si en cada jugada le fuera el partido, nada que ver con las desatenciones que tuvo nada más salir a la cancha. A nadie parecía preocuparle lo que hacía el Mallorca, ni al Betis ni a sus aficionados, que la tomaron con Caparrós. Pensaron los andaluces que el gol y por extensión el triunfo eran solamente una cuestión de tiempo y paciencia.

Una falsa impresión porque nada más comenzar la segunda parte el Mallorca se encontró con un regalo de Undiano Mallenco. Víctor recortó a Mario y el árbitro pitó penalti cuando la falta del central se produjo fuera del área. No perdonó Javi Márquez y le entraron de golpe las prisas al Betis. Pepe Mel agotó muy pronto los cambios para intentar darle la vuelta al marcador, pero no hubo manera. Le faltó línea de pase y velocidad de balón. El Mallorca defendió con nervio y fiereza, también con oficio, sobre todo por las pérdidas constantes de tiempo y las faltas tácticas reiterativas en las zonas blandas del campo. Los tres delanteros del Mallorca acabaron amonestados y si Giovani no fue expulsado fue porque el colegiado le perdonó la segunda tarjeta amarilla. Los chicos de Caparrós consiguieron que no hubiera prácticamente ninguna ocasión de gol y se apuntaron el triunfo ante el desespero del Betis, que nunca encontró la manera de meterse en el partido, nada que ver cuando ha enfrentado a los grandes de la Liga.