Ricky ya está a punto

Amagó el pasado miércoles, cuando los aficionados de los Timberwolves calentaban sus manos para celebrar a rabiar su regreso y él se ejercitaba ya a todo gas junto al resto de sus compañeros. Intento fallido. Minnesota le puso el freno de mano y comunicó, vía Twitter, que postergaba su vuelta al parquet. “No jugará esta noche ante Denver”, comunicaron con rotundidad desde la franquicia. Será seguramente la próxima madrugada (2.00, Canal + Deportes), en el Target Center de Minnesota, frente a los Mavericks, ante la grada que tanto le adora, cuando Ricky Rubio ponga el pie de nuevo en la pista.

De ser así, el español pondrá fin a un calvario que se prolonga desde el pasado 10 de marzo. Un extenuante camino por el desierto de más de ocho meses, de 279 días, que torpedeó su fulgurante irrupción en la NBA y le privó de los Juegos de Londres. El origen de la desgracia, un golpe fatal contra Kobe Bryant durante un envite contra los Lakers. Diagnóstico: rotura del ligamento cruzado anterior y el ligamento lateral de la rodilla izquierda.

Hasta ese momento, Ricky había sido la gran sensación del curso junto al taiwanés Jeremy Lin, ahora en Houston pero por entonces en los Knicks, y todo apuntaba a que competiría con Kyrie Irving, base de Cleveland, por el premio a novato del año. Sus registros eran, sencillamente, soberbios: 10,6 puntos, 4,2 rebotes y, con 8,2 asistencias por partido, era el quinto mejor pasador del campeonato. Promediaba además 2,2 robos por encuentro, la segunda mejor estadística. “Fue muy difícil. Solo pensaba en el dolor y no en el tiempo que estaría fuera de las canchas. Cuando me explicaron el alcance de la lesión, me puse muy triste y me enojé. Pero después, cuando vi el apoyo que recibía de todo el mundo, me sentí bien”, reconocía a los pocos días.

Hasta su lesión, el jugador catalán promediaba 10,6 puntos, 4,2 rebotes y 8,2 asistencias por partido 

Después pasó por el quirófano en Vail (Colorado) del prestigioso doctor Richard Steadman para reconstruir su rodilla e iniciar una kilométrica puesta a punto. Una ardua tarea sin descanso y muchas horas de fisioterapia, médicos y gimnasio de por medio, pero con extremo cuidado, como reconocía en una entrevista a este periódico poco antes de los Juegos Olímpicos. “Se hace largo, pero no quiero volver hasta que no está al cien por cien”, admitía. Un proceso que ahora, ocho meses después y después de recibir el alta médica el pasado 29 de diciembre, puede tener su recompensa la próxima madrugada, cuando los Wolves se midan a Dallas. “No sé nada”, se desmarcaba el técnico Rick Adelman cuando era interrogado por el regreso del catalán; “le hacemos pruebas todos los días y continuaremos así. Decidiremos el sábado”.

Me enamoré de él desde que llegó aquí" Kevin Love, etrella de los Wolves

Ricky no se estrenó, como apuntaban desde diversos medios estadounidenses, ante los Nuggets, y tampoco viajó con el equipo a Nueva Orleans para jugar ante los Hornets. Un indicio, según la prensa norteamericana, de que su regreso está al caer. Tras el entrenamiento del jueves, el base del Masnou mantuvo una reunión con Adelman, el director de operaciones de Minnesota, David Kahn, y el preparador físico Gregg Farnam. No ha trascendido el contenido del encuentro, para muchos el preludio de la reaparición de Ricky. “Debemos darle tiempo para ver cómo está. No pongamos demasiadas expectativas sobre él, aunque sabemos que después de lo visto el año pasado su vuelta puede tener un gran impacto en el equipo”, matiza su entrenador. “Si alguien merece que le paguen en este equipo ese es Ricky Rubio. Me enamoré de él desde que llegó aquí”, admite la estrella de los Wolves, Kevin Love.

Después de entrenarse durante una semana a pleno rendimiento, con una protección en la rodilla izquierda, el deseo del español está a punto de cumplirse. "Comenzará jugando entre 16 y 18 minutos y entonces el equipo médico decidirá partido tras partido", aseguró Kahn. Su equipo, séptimo clasificado en la Conferencia Oeste, con un balance de 10 triunfos y nueve derrotas, le espera con los brazos abiertos. Su público y la NBA le aguardan.