Negredo hiela Cornellà
El Sevilla, pese a la expulsión de Reyes en la primera parte, empata ante un Espanyol demasiado conservador
Negredo, lesionado desde hacía casi tres semanas, salió a tiempo desde el banquillo para rescatar a un Sevilla diezmado por la expulsión de Reyes y para castigar el avaricioso conservadurismo del Espanyol. Frenó el ariete un tercer derrumbe consecutivo de su equipo y penalizó la avaricia del Espanyol, corto de juego y ambición, incapaz de resolver de una vez por todas un encuentro en el que gozó de muchas bazas para poder ganarlo.
ESPANYOL, 2 - SEVILLA, 2
Espanyol: Cristian; Javi López, Colotto, Héctor Moreno, Víctor Álvarez; Forlín; Rui Fonte (Simão, m. 59), Verdú, Víctor Sánchez, Wakaso (Raúl Rodríguez, m. 82); y Stuani (Longo, m. 67). No utilizados: Casilla; Baena, Albín y Capdevila.
Sevilla: Diego López; Coke, Fazio, Spahic (Manu, m. 79), Fernando Navarro; Kondogbia, Rakitic; Navas, Reyes, Perotti (Rabello, m. 70); y Babá (Negredo, m. 65). No utilizados: Palop; Bernardo, Campaña, Javi Hervás, Botía y Cala.
Goles: 1-0. M. 13. Verdú, de penalti. 1-1. M. 24. Rakitic, de penalti. 2-1. M. 60. Simão. 2-2. M. 90. Negredo
Árbitro: Muñiz Fernández. Expulsó a Reyes (m. 38) por doble tarjeta amarilla. Amonestó a Stuani, Colotto, Víctor Sánchez, Navarro, Wakaso, Héctor Moreno y Negredo.
Cornellà-El Prat. 16.712 espectadores.
Se le escapó el triunfo al Espanyol, que sigue hundido en la tabla, cuando se creía ya acreedor del oportunismo de Simão. Como Negredo después, el portugués se quitó el chándal para relevar a su compatriota Rui Fonte y rematar un córner de cabeza, desde el interior del área pequeña, él, uno de los más bajitos, 1,74 según el generoso dato oficial. La jugada más insospechada parecía haber decidido un partido hipertenso, agónico para el Espanyol, colista; extremadamente delicado para el Sevilla, que corría el riesgo de una tercera derrota consecutiva. La evitó Negredo cuando solo quedaba por consumirse el tiempo añadido.
El fútbol brilló por su ausencia en Cornellà-El Prat durante la hora previa a ese gol de Simão. Trató de desplegarlo el Sevilla, al ritmo del compás de Rakitic y las punzadas de Navas por la banda derecha; en todo caso, con poca pólvora. Apenas le dio para unos minutos. Hasta que Muñiz Fernández se arrogó el papel protagonista de la fría noche de viernes. Y si algún futbolista no le seguía el hilo, que se atuviera a las consecuencias. No lo hizo Reyes, que se concentró en exceso en el lanzamiento de una falta desde la frontal del área. Muñiz había hecho sonar su silbato para permitirle el lanzamiento. Pero una décima de segundo después, de espaldas a Reyes, levantó el brazo desautorizando su propia decisión mientras regañaba a los jugadores que convirtieron cada córner, cada falta, en un combate de tretas, pequeños empujones, sutiles agarrones. No vio Reyes el gesto de Muñiz. Y Muñiz no consintió el despiste de Reyes, que lanzó la falta. Le enseñó la tarjeta amarilla. Era la segunda. Pocos minutos antes había visto otra por poner el codo en un salto con un rival. La expulsión, con casi una hora por delante, condicionó todo lo que vino a continuación, aunque no exime al Sevilla de su enorme error defensivo en el gol de Simão, ni de su paso atrás en el inicio de la segunda parte.
Al Espanyol le cuesta recuperar, crear, anular los despliegues atacantes, todo. Javier Aguirre, su flamante entrenador —el tercero al que se opone el Sevilla, tras Pochettino en la ida de la Copa y Longhi en la vuelta— renunció al doble pivote para incorporar a Víctor Sánchez a la línea de cuatro junto a Wakaso, Verdú y Rui Fonte. El Sevilla encontró agujeros en la defensa del Espanyol y Spahic hizo trabajar a Cristian nada más empezar. Una absurda acción de Fernando Navarro empujando a Verdú cuando tenía todo a su favor para despejar el primer balón colgado al área del Sevilla acabó en penalti. Verdú lo transformó, en un lanzamiento casi a lo Panenka.
Muñiz estaba decidido a pitarlo todo, incluso lo que no sucedía, como un supuesto agarrón de Stuani y Kondogbia en el otro área. Rakitic empató. Luego llegó la demencial expulsión de Reyes, el inesperado gol de Simão y la reacción de Michel. Echó mano de Manu del Moral, Rabello y Negredo para lograr un empate que cauteriza el estado de agitación del sevillismo y dejó helado Cornellà-El Prat.
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