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SEBASTIAN COE | Director de Londres 2012 y presidente del Comité Olímpico Británico

“Unos Juegos Olímpicos unen a un país”

El máximo dirigente del olimpismo británico valora la candidatura de Madrid para los Juegos de 2020

Robert Álvarez
Sebastian Coe en una visita reciente a Barcelona.
Sebastian Coe en una visita reciente a Barcelona. Joan Sanchez (EL PAÍS)

Sebastian Coe (Chiswick, Londres, 1956) se desenvuelve como gestor deportivo con el carisma, la elegancia y la eficacia que le distinguieron cuando fue el rey del medio fondo, estableció 11 récords mundiales, tres en el espacio de 41 días, y ganó cuatro medallas olímpicas, dos de oro en los 1.500 metros en Moscú 1980 y Los Ángeles 1984. Tras su éxito al frente del Comité Organizador de los Juegos de Londres 2012, acaba de ser nombrado presidente del Comité Olímpico Británico y embajador del legado de los Juegos, cargo para el que fue propuesto por el primer ministro David Cameron.

Pregunta. ¿Cuál es el legado de los Juegos?

Respuesta. El paisaje del Este de Londres se ha modificado. Como sucedió en Barcelona, las obras que en circunstancias normales podrían haber tardado 30 o 40 años se ejecutaron en siete. Los Juegos son un gran catalizador para los cambios económicos, sobre todo en la ciudad en la que se celebran. Ahora tenemos una infraestructura que contribuirá al desarrollo de la economía del Este de Londres. Desde que ganamos la candidatura en Singapur, hay 1,3 millones de personas más que practican deporte activamente en Reino Unido. Y el reto es que la gente que nunca había trabajado como voluntaria se lleve la experiencia a sus propias comunidades y siga siendo voluntaria.

P. ¿Y en cuanto al mundo?

Londres ha generado casi 10.000 millones para las empresas, y puestos de trabajo

R. El mundo ha visto Londres como una ciudad creativa, activa y muy diversa dentro de un país muy creativo y muy diverso también. Creo que nuestras ceremonias de apertura y de clausura fueron notablemente distintas de las anteriores y, para muchas partes del mundo, la antítesis de lo que pensaban que íbamos a hacer. El trabajo que ideó Danny Boyle logró un alcance internacional descomunal. Me parece que la Reina saltando desde un helicóptero no era lo que el mundo esperaba ver. Una parte del legado que ha quedado patente es la calidad de las industrias creativas en Reino Unido: la ceremonia de apertura lo tenía todo.

P. ¿En qué se benefició de la experiencia de Barcelona 1992?

R. Aquellos Juegos han sido la referencia en cuanto a regeneración urbana. Mi primera visita al extranjero cuando me convertí en presidente de la candidatura fue a Barcelona para reunirme con Juan Antonio Samaranch.

P. ¿Por qué?

R. Era muy amigo mío, un mentor, la segunda persona que más había influido en mi carrera. Mi padre era mi entrenador cuando yo era atleta, pero Samaranch me guió hacia el mundo olímpico y hacia la política y la administración deportivas. Lo único que me da pena es que él no pudiera asistir, pero el otro día me llegó una carta preciosa de su hija diciéndome que a su padre le habrían encantado los Juegos de Londres.

P. Es un acérrimo defensor de los deportistas como modelos de referencia. ¿Cuál ha sido el modelo más sobresaliente en Londres?

La reina saltando desde un helicóptero... El legado es la calidad del sector creativo

R. Todo el mundo juega a adivinar quién va a ser el gran héroe. Y, sí, se habló de Usain Bolt, pero hubo gente en la que no pensamos. Por ejemplo, el nadador sudafricano \[Chad le Clos\] que ganó a Michael Phelps en su modalidad favorita \[los 200 mariposa\]. No obstante, si usted habla con mucha gente en Reino Unido, le dirán que para ellos la sorpresa no fueron los Juegos Olímpicos, sino los Paralímpicos. Vendimos casi tres millones de entradas. Tres millones de personas no se gastan el dinero simplemente para ir a ver deportes de discapacitados, sino para ver deporte de élite, que es lo que vieron.

P. ¿Qué opina de la candidatura de Madrid 2020? ¿La crisis económica la hace especialmente difícil?

R. Mire, a mí me dio mucha pena que Roma decidiera no continuar. Creo que eso implica que no han llegado a entender del todo el efecto catalizador que pueden tener los Juegos para un país. Barcelona no volvió a ser la misma después de organizar los Juegos. Más del 20% de la economía de esta ciudad proviene del turismo. Antes de 1992, casi nadie hablaba de Barcelona. Me alegro mucho de que Madrid se haya comprometido a nivel económico y político con la organización de los Juegos. Todos estamos teniendo dificultades, también en cuestiones políticas y sociales desde 2007 o 2008. Pero estoy convencido de que unos Juegos aúnan a un país y pueden tener un efecto catalizador en la economía, también en el caso de Madrid 2020. Entre el Comité Organizador y la Autoridad Pública Olímpica —que era la agencia de infraestructuras en Reino Unido— han generado negocios por un valor de entre 7.000 y 8.000 millones de libras (9.600 millones de euros), el 98% del cual ha ido a parar a empresas británicas. Los Juegos pueden producir unos dividendos económicos y sociales considerables.

P. ¿Pasó por algún momento crítico en los Juegos?

R. Si llegas a adoptar la mentalidad de que todo te estresa, te pasas siete años estresado, porque es un proyecto de una escala extraordinaria. Hombre, tuvieron que pasar tres días hasta que Reino Unido ganó una medalla[RISAS]. El Comité Organizador no tiene ninguna responsabilidad a ese respecto, pero uno sabe muy bien que el país organizador tiene que obtener unos buenos resultados. Si los competidores locales lo hacen bien, la gente reacciona de forma positiva y el resto va rodado. Siempre me acordaré de Fermín Cacho ganando los 1.500m en Barcelona el último día. Nosotros esperábamos conseguir una medalla un poco antes, con Mark Cavendish, teniendo en cuenta que diseñamos el circuito específicamente para él[RISAS]. Al final el equipo británico lo hizo muy bien.

Me alegro por el compromiso económico y político de Madrid

P. Usted es partidario de sanciones más estrictas en los casos de dopaje, pero varias federaciones se resisten a ello.

R. No sería apropiado que yo comentara el funcionamiento de una federación, teniendo en cuenta que soy vicepresidente de la de Atletismo. Mi opinión es muy sencilla: yo estaba en contra de la reducción de cuatro a dos años de suspensión. El problema que tienen los dos años es que, acaban siendo 18 meses, y eso no es un factor inhibidor, no produce un efecto disuasorio. Cuatro años podrían implicar perfectamente que una persona se pierda unos Juegos, y cuatro años, si analizamos la vida de un competidor, es probablemente la mitad de su carrera, así que cuatro años es disuasorio.

P. ¿Ha extraído alguna conclusión del caso Armstrong?

Prefiero pasar la vergüenza de tener un Armstrong a sufrir un declive en valores

R. Es una parte más de la patología. Tenemos un problema global. Todos los deportes, sobre todo los deportes olímpicos de gran visibilidad, han tenido sus momentos terribles. Lo que importa es cómo reacciona y qué hace tu federación al respecto. Yo siempre he pensado que es mejor enfrentarse directamente al problema. Yo prefiero pasar la vergüenza de tener a un Armstrong o a un Ben Johnson en vez de sufrir un declive en materia de valores que pase desapercibido.

P. En España se produjo el caso de Ángel Mullera, sancionado por el Consejo Superior de Deportes, pero readmitido para competir en los Juegos por el Tribunal de Arbitraje Deportivo.

R. El juego limpio no es un concepto relacionado solo con el terreno de juego. No solo implica a los deportistas, sino a entrenadores, administradores, presidentes de una federación... El estándar, el tono y el estilo tienen que venir marcados desde arriba. No basta con decirle a los deportistas: “Debéis tener un comportamiento intachable”, si a tu alrededor hay unas estructuras y una administración empresarial que no logran controlar el deporte como es debido.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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