¿Gasol 1 o Gasol 2?
En mis tiempos de adolescente, sentía unos celos irracionales de mis hermanos pequeños. Todos habíamos empezado a jugar al baloncesto el mismo año, lo que significaba que sus respectivas habilidades para el juego tenían entre dos y cuatro años de ventaja sobre las mías. Estaba convencido de que esa ventaja les llevaría a jugar para los Celtics de Boston y que yo acabaría jugando en Zambia.
Era una actitud egoísta y destructiva, y probablemente me convierte en una especie de idiota inseguro, pero fundamentalmente era una pérdida de mi limitada potencia de juego mental. Resultó que mis hermanos estaban tan interesados en jugar al baloncesto una vez terminada la Universidad como un pez en leer el Inferno de Dante.
Pau Gasol, en cambio, podría haber tenido motivos para preocuparse.
Piensen en estos dos desgloses de estadísticas. Gasol 1 (no identificado): 13 puntos por partido; 9 rebotes; 3,3 asistencias; 1,3 bloqueos; 42% tiros de campo. Gasol 2 (no identificado): 15 puntos por partido; 7 rebotes; 4,8 asistencias; 1,3 bloqueos; 52% tiros de campo.
La diferencia estadística entre los dos es insignificante; uno anota, asiste y tira un poco menos bien, pero logra capturar más rebotes
Y ahora, ¿a qué Gasol preferirían tener en su equipo?
Si respondieran “no lo sé, Paul, porque esas estadísticas son muy parecidas”, ganarían un premio que consiste en un “choca esos cinco” transatlántico imaginario. Porque la diferencia estadística entre los dos es insignificante. Gasol 1 anota, asiste, y tira un poco menos bien, pero consigue muchos más rebotes.
Pero, ¿qué pasaría si les dijera que Gasol 1 juega para un equipo sumido en una crisis de identidad que tiene al conjunto atascado en segunda marcha, mientras que el resto de la Conferencia Oeste pisa el acelerador hacia la chica guapa con la bandera a cuadros, y que Gasol 2 va al volante del Shelby Cobra del 67 que está ganando esa carrera?
Dirían que he ido demasiado lejos con la metáfora, pero también reconocerían que probablemente elegirían a Gasol 2: Marc.
Los Grizzlies de Memphis de Marc Gasol están jugando mucho mejor de lo que nadie (incluido este escritor) se esperaba. Incluso después de hacer lo mismo el año pasado. Y el año anterior. Este descuido ritual no es ninguna sorpresa; nadie sabe realmente dónde, exactamente, está Memphis, cuánta gente vive ahí, o por qué la ciudad tiene un equipo de baloncesto. Pero nadie le ha explicado esto a Marc y compañía, y ahora —con los Thunder de Oklahoma City todavía recuperándose después de haber despedido al Santa Claus negro (James Harden)— es posible que los Grizzlies se hayan convertido en el equipo a derrotar en la Conferencia Oeste. (Partiendo de la base de que los huesos de Steve Nash siguen siendo de gelatina y dando por sentado que los Clippers de Los Ángeles siguen empleando a un imbécil de buena fe como su técnico principal).
Sería un disparate atribuir todo el éxito de los Grizzlies a Gasol El Pequeño. De la misma manera que sería un disparate concluir que, como el equipo de Marc es mejor que el de Pau en estos momentos, Marc es mejor que Pau.
Pero uno no puede por menos que preguntarse si hace mucho, mucho tiempo, a Pau le preocupaba que su hermano llegara a ser un día mejor que él.
O, mejor aún, si le preocupa ahora que lo haya sido.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.