La bronca alcanza a Pochettino
El conjunto azulón deja sin aire a un Espanyol mortecino y sin argumentos que se pierde en el fondo de la clasificación
La bronca avanza como una lengua de fuego por Cornellà-El Prat. Ahora mismo ya alcanza incluso al entrenador, Mauricio Pochettino, un referente en la vida del Espanyol. Ya se sabe qué pasa cuando las derrotas queman: se convocan elecciones a destiempo, la grada se fractura, los árbitros se vuelven inmisericordes, los comités doblan las sanciones, las alineaciones salen chamuscadas y al técnico se le pregunta si la junta le ha ratificado. La hinchada combina el ruido infernal de quienes piden la dimisión del nuevo presidente antes de que se siente en el palco con el silencio sepulcral.
Ayer, a la hora del ángelus, se contaban unos 20.000 feligreses periquitos en el estadio, aficionados tan animados como desesperados, todos muy vivos y algunos especialmente combativos con la junta, y cuando Mané puso el 0-2 para el Getafe, ya muy al final, el número de espectadores se había reducido a 5.000. La mayoría había optado por regresar a casa y poner la radio para saber de la suerte de Pochettino. El futuro del técnico depende al parecer del día en que el consejo encuentre el dinero suficiente para pagar el doloroso finiquito. Nadie da con la tecla para cambiar la dinámica que ha llevado hasta el puesto de colista al Espanyol.
ESPANYOL, 0 - GETAFE, 2
Espanyol: Cristian Álvarez; Víctor Sánchez, Raul Rodriguez, Forlín, Víctor Álvarez; Baena (Javi López, m. 45), Cristian Gómez (Stuani, m. 45); Cristian Alfonso (Albín, m. 65), Verdú, Wakaso y Longo. No utilizados: Casilla, Tejera, Colotto y Capdevila.
Getafe: Moyá; Valera, Lopo, Alexis, Mané; Míchel, Xavi Torres; Pedro León (Miguel Torres, m. 86), Barrada (Lacen, m. 68), Lafita y Álvaro Vázquez (Diego Castro, m. 76). No utilizados: Codina, Sarabia, Alcácer y Gavilán.
Goles: 0-1. M. 15. Pedro León. 0-2. M. 92. Mané.
Árbitro: Hernández Hernández. Amonestó a Forlín, Javi López, Pedro León, Míchel.
Cornellá-El Prat, 19. 053 espectadores.
Toca y toca Pochettino al equipo y no hay manera de que se ponga en marcha, y mucho menos en Cornellà-El Prat. El factor campo es hoy un problema para el equipo de casa. Arde Troya en cada jornada. La ira arranca en la Curva y el grito se extiende por el campo porque los futbolistas no rascan bola. Al rival, tanto da quién sea, de dónde venga y qué puesto ocupe en la tabla, le alcanza con aguardar con cierta paciencia a que el Espanyol se consuma como un pitillo, desnortado y desquiciado, presa de la angustia.
El Getafe jugó una buena media hora, generó cuatro ocasiones consecutivas y marcó un buen gol: tomó la pelota Pedro León y regateó hasta a su sombra, aplaudido por sus marcadores, para acabar la jugada con un tiro junto al poste izquierdo de Cristian Álvarez. Hasta el descanso no reaccionó el Espanyol, convertido en un saco de nervios. Tampoco le valió encomendarse al inicio de la segunda parte a la irracionalidad del intenso Wakaso. A Longo le templó el pulso tres veces y no atinaron Albin y Stuani cuando mejor atacaban los blanquiazules, abandonados por la suerte, remachados por Mané.
No tiene gol el Espanyol y en cada jornada se repiten sus errores defensivos y las pérdidas de balón en la divisoria. No cierra ni combina ni remata bien. Así las cosas, visto que los jugadores no van, irritada como está la afición y angustiada la directiva, parece que ha llegado el momento de preguntar por el entrenador. Y Pochettino, de momento, afirma: “No tengo la cobardía para salir corriendo”. No encuentra el Espanyol el punto de inflexión y en Cornellà-El Prat se silba a Alvarito Váquez, el ariete del Getafe, el síntoma de lo que pudo ser el Espanyol y de momento no es, y se invoca a Tamudo.
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