“Schumacher no quiso que perdiéramos a Hamilton”
El director de la escudería Mercedes, Ross Brawn, parece que siempre consigue lo que se propone
Más de medio siglo después de su última victoria en la F-1, Mercedes volvió a ganar una carrera este año, en China, de la mano de Nico Rosberg. Al frente del equipo de las flechas de plata está Ross Brawn (Manchester, Reino Unido; 1954), el hombre que convenció a la marca alemana para que regresara al Mundial, el que hizo que Michael Schumacher volviera a enfundarse el mono y el mismo que ha conseguido que Lewis Hamilton deje McLaren a final de esta temporada para unirse a su proyecto.
Pregunta. Parece que siempre consigue lo que se propone. ¿Cómo lo hace?
Respuesta. El dinero es un elemento a tener muy en cuenta, pero contratar a Lewis es un ejemplo de los derroteros que queremos tomar. Para él es un reto muy estimulante porque se ha pasado toda la vida en la misma escudería. A los pilotos les encantan este tipo de desafíos.
P. ¿Qué cree que pasará en estas últimas tres carreras?
R. El Red Bull le otorga a Vettel cierta ventaja, pero nunca, bajo ninguna circunstancia, debes subestimar a Fernando porque sus prestaciones en muchas carreras de este año, en las que claramente no contaba con el mejor coche, fueron increíbles. Si las carreras transcurren normalmente, probablemente ganará Vettel, pero insisto, nunca debes subestimar a Fernando porque es un competidor brutal. Si Ferrari encuentra la forma de mejorar un poco el F2012, Alonso es capaz de darle la vuelta a la tortilla. Además, creo que él disfruta mucho interpretando el papel de cazador.
P. ¿En qué ha quedado el triunfo de Rosberg en China?
La fórmula uno entera hubiera celebrado una victoria de Michael
R. En la primera mitad de la temporada las cosas nos fueron muy bien. Después, los neumáticos nos complicaron un poco la vida y nos dimos cuenta de que era el elemento sobre el que más debíamos mejorar. A partir de entonces nos centramos en tratar de entenderlos mejor, introducimos una nueva caja de cambios y una suspensión nuevas, y muchos otros cambios. Con todo ello mejoramos, pero no lo suficiente en términos globales. Nos faltó dar un paso adelante en aerodinámica, por ejemplo, o en electrónica. En parte, no nos pudimos centrar en todas esas áreas porque afrontamos una profunda reestructuración interna, especialmente del grupo aerodinámico. Variamos el protocolo de las pruebas en el túnel de viento y otros procedimientos, y todo ello será beneficioso en un futuro, pero de entrada nos ha frenado un poco.
P. ¿Siente frustración por no haber conseguido que Schumacher volviera a ganar?
R. Bueno, quedan tres carreras para que lo consiga [se ríe]. No, ahora en serio, estoy muy frustrado por ello. La F-1 entera hubiera celebrado una victoria de Michael. La reacción a su podio en Valencia fue tremenda.
P. Hamilton no es uno de los pilotos más fáciles de manejar. ¿Cómo piensa dominarlo?
R. Todas mis valoraciones sobre Lewis se basan en las reuniones que he tenido con él cara a cara, de todo lo demás no puedo decir nada porque no conozco los detalles. No creo que sea un tipo demasiado complicado, es una persona lógica e inteligente. En este negocio, los pilotos pueden sentirse frustrados, y la relación con ellos debes trabajarla. Hay que aprender a identificar qué necesitan y cómo hay que dárselo, de la misma forma que a veces conviene saber dejarles solos. Seguro que con él será algo distinto, pero no espero encontrarme ningún problema en particular.
Nunca hay que subestimar a Alonso. Disfruta interpretando el papel de cazador
P. ¿Cuándo se dio cuenta de que Schumacher no iba a seguir?
R. Las conversaciones con Lewis y con Michael fueron en paralelo. La primera toma de contacto con Hamilton fue en invierno, porque todos sabíamos que su contrato con McLaren terminaba a final de año, y lo mismo ocurría con Schumacher. Michael siempre supo que estábamos hablando con Hamilton y él decidió retirarse estando al tanto de todo, pensando en qué era lo mejor para el equipo. Michael no quiso que dejáramos perder la oportunidad de contratar a Hamilton.
P. ¿Qué beneficios extra le puede aportar Hamilton respecto a Schumacher?
R. Aún no lo sé. Lo que está claro es que una de sus mayores cualidades es su velocidad pura. Michael es muy rápido y tiene un talento increíble. ¿Quién más puede rendir a ese nivel? Está claro que Lewis, sí. Aún no estoy seguro de qué nos va a aportar, pero sea lo que sea, lo hará al mismo nivel que Michael.
P. ¿Le preocupa que se alargue la supremacía de Red Bull?
R. Yo no diría preocupación. He tenido la suerte de formar parte de Ferrari cuando estaba en una posición de fuerza similar a la de Red Bull, y esa etapa terminó con el inicio de la guerra de los neumáticos [entre Michelin y Bridgestone]. Cuando un elemento importante del coche cambia, el equilibrio también lo hace. Ahora Red Bull tiene la mejor combinación, pero llegará un momento en que la tenga otro. Su dominio no será para siempre. El éxito de un equipo se basa en las conclusiones que sacan sus ingenieros, y Adrian [Newey, director técnico de Red Bull] tiene mucho talento. No tiene sentido copiar piezas de los demás, ya que puede que en tu monoplaza no funcionen.
P. ¿Qué conexión existe entre la sede de la escudería de F-1, en Brackley [Gran Bretaña], y la fábrica de Mercedes en Stuttgart?
R. El equipo saca partido de parte de la tecnología de Mercedes en Alemania. Hay un reducido número de ingenieros que trabaja con nosotros en la estrategia y que nos son muy útiles. Niki [Lauda, recién nombrado presidente del consejo de control de la escudería] puede ayudar mucho en la mejora de esta relación.
P. Él ha dicho que en Stuttgart estarían encantados de ayudarles si ustedes les piden ayuda antes.
R. No podemos forzar las cosas. Es peligroso que una fábrica tan grande decida qué tecnología debe usar un equipo de F-1, en vez de que sea la escudería la que identifique qué elementos pueden serle más útiles. Una de las claves del éxito de Ferrari fue que utilizábamos todos los recursos de Fiat, pero Fiat nunca nos dijo cómo debíamos hacer las cosas. Uno siempre quiere contar con el apoyo de una gran marca, pero nunca que sea esta la que decida qué estrategia se debe seguir.
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