El pulsómetro de la discordia
Bielsa expulsa a Llorente del entrenamiento del Athletic por una discusión que agrava una situación ya insostenible entre el entrenador y el delantero internacional
¿Puede un pulsómetro desequilibrar al Athletic? En las circunstancias actuales, sí. Si las obras, la jardinería, pueden romper el ecosistema de Lezama, ¿qué no puede hacer un pulsómetro? Lo cierto es que ayer, en los campos de entrenamiento de Lezama, se vivió otro episodio de la enciclopedia de desencuentros rojiblancos. En un momento de la sesión, Marcelo Bielsa se acercó a Fernando Llorente, que, como es costumbre, se entrenaba con los nueve futbolistas que no jugaron contra la Real Sociedad, y preguntó al delantero por qué se había quitado el pulsómetro. Llorente le respondió no se sabe qué y Bielsa le hizo un gesto de desaprobación que le invitaba a irse del entrenamiento o a dejar de decir milongas. El futbolista le recriminó: “Siempre a mí, siempre a mí”. Y Bielsa decidió que abandonase el campo, lo que hizo a regañadientes y mascullando su malestar entre dientes y con sonrisas de rabia.
Es el desencuentro entre el líder del vestuario y el líder del equipo. Un episodio más de una enfermedad mal curada entre un futbolista que se quiere ir (aunque no ha podido, por su alto precio de traspaso y contrato) y un entrenador que ha decidido quedarse a pesar de no tener a sus dos futbolistas de referencia: Llorente y Javi Martínez. Al primero, porque no quiere seguir. Al segundo, porque no puede (ha fichado por el Bayern Múnich). Accidentes laborales en los entrenamientos han ocurrido muchos y ocurrirán. El asunto es cuando se engrandecen con el tamaño de los protagonistas en el banquillo y el campo.
El técnico, el ariete y el presidente están obligados a establecer un presente razonable
En el Athletic, esta temporada, el que Llorente y Bielsa se enreden en un asunto de familia a la vista del público y con abandono del campo de entrenamiento del máximo exponente del equipo no deja de ser más que una muesca más en la cartuchera de accidentes del Athletic, que comenzaron con unas obras en Lezama y, de momento, acaban con el desencuentro entre el jugador franquicia y el entrenador de éxito. El incidente de ayer en Lezama, al menos aparentemente, transmite un pálpito alterado. Ni Bielsa ni Llorente están a gusto en su actual situación. Bielsa le ha relegado al banquillo tras haberle mantenido en stand by mientras el futbolista estudiaba su salida del club rojiblanco, que, probablemente, no se producirá hasta junio, cuando concluya su contrato.
De momento, la situación en el Athletic se antoja ingobernable. Llorente ha pasado del ostracismo al anonimato. En Anoeta fue el tercer cambio, con el equipo desaparecido en combate y el resultado adverso. Y con él en el campo ni un solo balón colgó el Athletic al área en busca de Aduriz, con un salto impresionante, y de Llorente, con un control majestuoso del área. Desacuerdo absoluto. Desajuste total.
Las dudas en el Athletic son globales. Nadie en Bilbao piensa que la memoria de los jugadores sea tan frágil para olvidar enseñanzas tan recientes que deslumbraron al mundo futbolístico. ¿Está el Athletic exprimido, agotado a tácticas, presión, vídeos y exigencias? ¿Está desanimado? Lo cierto es que es el equipo con mayor posesión del balón en la Liga y, a la vez, el que más balones pierde en cada partido. ¿Cuestión de tacto o cuestión de nervios? La gran pregunta sigue incólume. ¿Qué hacer con Llorente? ¿Qué debe hacer la directiva en el juego filosofía-economía? ¿Qué debe hacer el entrenador? ¿Qué debe hacer el jugador?
Llorente digirió mal ser suplente, pero aún peor ser el tercer cambio en el partido de San Sebastián, por detrás de San José e Ibai Gómez. No se encuentra en el Athletic. Quizás la frustración de no haber salido en el mercado de verano haya agriado su actitud. Quizás para Bielsa es un incordio contar con un futbolista con el que no sabe cuánto tiempo va a estar. Quizás para Josu Urrutia, el presidente del club, sea un problema que su mejor jugador, el que tiene más goles y es el más caro, sea de los menos utilizados.
Quizás todo se ha conjurado y haya explotado por un pulsómetro. Seguramente Bielsa, Llorente y Urrutia estén en la obligación de establecer un presente razonable. Ahora todos los ojos están puestos en la convocatoria de mañana para el partido del jueves contra el Sparta de Praga. Si Llorente no es citado, habrá tormenta. Si lo es, habrá humedad para Bielsa. Barrillo fino. Lo que está claro es que la plantilla da síntomas de agotamiento. Pregunta: ¿mental?, ¿físico?, ¿exprimido? Tic tac...
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