El Valladolid destroza al Rayo

El Valladolid de Djukic dejó ayer en evidencia al Rayo de Paco Jémez. Los dos entrenadores están empeñados en dar a sus equipos un estilo irrenunciable, de esos que no cambian ni con el rival, ni con el escenario, ni siquiera con los jugadores que tienen en sus onces. Pero el Valladolid tiene ventaja en el rodaje, un año completo en Segunda División, y al Rayo le queda un trabajo descomunal de ajustes en esa idea tan arriesgada que propone su técnico. Esa idea de Paco Jémez, los tres defensas, los cinco medios, no varió en nada en Valladolid y, durante diez minutos funcionó con una perfección asombrosa. La superioridad en el centro del campo era asfixiante y la primera carrera de Domínguez había terminado con el cuero en la red de Jaime. Con el gol ya era cuestión de insistir y aprovecharse de un equipo que aparentaba nervios en defensa, debilidad en el medio, y que se encontraba con una pareja de delanteros extraña e inesperada, Bueno y Manucho, los dos jugadores que en la pretemporada solo eran un par de descartes.

Bueno no ha escondido nunca que tiene calidad, pero el graderío y las frases entre líneas de Djukic siempre le han reprochado su falta de carácter. Ayer se curó. El primer balón que tuvo cerca del área se le escapó a un metro del palo. Lo normal en la trayectoria de Bueno hubiera sido esconderse, no volver a probar hasta que él mismo y los demás hubiesen olvidado el error, pero la ocasión regresó de inmediato, sin tiempo para pensar y Bueno la convirtió en el empate y casi en una cura porque entonces apareció un futbolista diferente que buscaba intervenir en todo lo que ocurriese en el ataque de los suyos, rápido en el pase y dando un apoyo meritorio en defensa.

El Rayo no tuvo tiempo para pensar porque solo tres minutos después llegó el segundo por la misma zona del campo, la banda izquierda que resultaba un chollo para cualquiera que la pisase. Manucho, el otro descartado, cabeceó un centro perfecto de Oscar después de una jugada que había iniciado Bueno. Antes del minuto veinte el Valladolid ya había colocado el tercero después de una pared entre Oscar y Manucho, otra vez, de la que los centrales del Rayo salieron definitivamente avergonzados y el equipo entero se fue a la lona. Sin embargo Paco Jémez no quiso cambiar nada, ni el número de defensas, ni la posición de Lass y José Carlos, los dos a pierna cambiada y los dos extraviados durante casi todo el partido, y el Valladolid siguió sacando partido con la actuación estelar de Manucho que intervino para bien en todo lo que ocurrió en el ataque de su equipo, dio el pase del quinto e hizo el sexto con un remate tremendo, con poquísimo ángulo, tan pequeño como la confianza que hasta ayer se le tenía en Valladolid al delantero angoleño.