Triunfa Salom, Viñales se retira, Cortese se blinda

Hace unos días Maverick Viñales anunciaba que visto que el campeonato se le había puesto cuesta arriba optaría por permanecer un año más en Moto3. A él, un jovencito de 17 años que en su debut, el curso pasado, terminó la temporada en tercera posición, solo le vale ganar el título. Y como bien había previsto, le tocará esperar. Más después de lo ocurrido este domingo en Alcañiz, donde se le paró la moto en plena vuelta de calentamiento, instantes antes de colocarse en la parrilla de salida para intentar recortar distancias con Sandro Cortese, el líder. Pero aquella pequeña máquina se caló en el momento más inoportuno. Intentó volverla a arrancar. Los comisarios de la pista le empujaron. Pero no hubo manera. Viñales, consciente del desastre, se bajó de la moto, la dejó tirada en medio de la pista, le dio una coz, consumido por la rabia y el desencanto, y se marchó maldiciendo su mala fortuna.

No desaprovecharon la ocasión sus grandes rivales: ni el que le precedía en la clasificación general, Cortese, líder ahora más destacado todavía, que ya acaricia el título de campeón del mundo merced a su segundo puesto en Aragón y sus 51 puntos de ventaja con el segundo; ni el que seguía sus pasos, Luis Salom, que ya le ha superado (le saca 15 puntos de ventaja a Viñales) gracias a una victoria que masticó con paciencia, como se degusta la buena comida.

La carrera, como la inmensa mayoría de las batallas en la categoría de las motos pequeñas, se decidió en las últimas dos vueltas. Hasta entonces, un pelotón de unos ocho pilotos entre los que se encontraban Cortese y Salom; además de Folger, el chico de la pole, las otras dos velocísimas KTM –como la de Cortese– de Khairudin y Kent, un experimentado Vázquez, que peleó hasta el final por subir al podio, y un par de imberbes como Rins, valiente como pocos en el cuerpo a cuerpo, buscando cada resquicio para adelantar a quien se le pusiera a tiro, y Oliveira.

Fueron las KTM de Khairudin, que terminó por los suelos, de Kent, a quien se le escaparía el podio por unas décimas de segundo, y de Cortese, que pese a su ventaja sigue persiguiendo la victoria cada domingo, las que lideraron al grupo durante la prueba. No cabe duda de que no hay moto en la parrilla que pueda superar a las KTM, la recta de Alcañiz, de casi un kilómetro, fue testigo. Sin embargo, fue Salom, con motor

La moto de Maverick de caló en la vuelta de calentamiento

KTM y chasis Kalex, quien tomó la delantera en el último giro. Se había caído el sábado, antes de la sesión de clasificación, y se había hecho daño en el hombro; corría infiltrado, así que había decidido tomárselo con calma. Aguardó en medio de pelotón hasta que creyó que su momento había llegado. Entonces, empezó a escalar posiciones hasta tropezar con Kent y posteriormente con Cortese, con quien se jugó la victoria codo con codo. El alemán, por su parte, se blinda a base de podios como el de este domingo. Suma y sigue. Mientras el sueño de Viñales se esfuma.