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El Barça apacigua las protestas invitando al Clásico a dos expresos palestinos

Dos deportistas encarcelados por Israel asistirán al Clásico junto con el sargento israelí Shalit, cautivo de Hamas durante cinco años

Shalit, durante un encuentro con el embajador de Francia en Israel en enero.
Shalit, durante un encuentro con el embajador de Francia en Israel en enero. REUTERS

Aquello que amenazaba con convertirse en un problema para el Barça acabará siendo, probablemente, un éxito. El club barcelonés desactivó el malestar que había causado, entre la opinión pública palestina y también árabe, la anunciada presencia del sargento israelí Gilad Shalit, de 26 años, en el Clásico del 7 de octubre con el Real Madrid.

A petición de un exministro israelí, el Barça proporcionó cuatro entradas para ese partido para Shalit, acérrimo culé, y tres acompañantes. Shalit, que quiso hacer el servicio militar en una unidad de combate, fue capturado por Hamas en 2006 y permaneció cinco años cautivo hasta que en 2011 fue intercambiado por 477 presos palestinos.

¿Por qué no invita al expreso palestino Sarsak que pasó 90 días en huelga de hambre?” Ahmed Abu Diab, jefe de la sección de deportes de La Voz de Al Aqsa

El anuncio de su presencia provocó las protestas de los grupos pro palestinos en Cataluña, como Boicoteo, Desinversión y Sanciones (BDS), que envió una carta al presidente del Barça, Sandro Rosell, pidiéndole que retirase las entradas proporcionadas al sargento.

El delegado de Palestina en España, Musa Amer Odeh, también se sorprendió de “este trato de favor al tanquista de un Ejército que en Gaza causa muchas más víctimas civiles que combatientes”. El miércoles escribió a Rosell para pedirle, según explicó por teléfono, que “adopte una posición equilibrada e invite también a dos deportistas palestinos encarcelados por Israel”.

Concretamente le solicitó que proporcione entradas para el Clásico para Jibril Rajub, de 59 años, presidente de la Federación de Fútbol, que pasó 17 años en la cárcel, y el futbolista Mahmud Sarsak, de 25 años, que permaneció tres años en detención administrativa, de julio de 2009 a julio de 2012, sin haber sido juzgado. Recibió una respuesta positiva. “La postura del Barça es ecuánime”, subrayó.

El club “siempre ha sido un punto de encuentro y siempre ha querido contribuir a fomentar la paz y la comprensión en Oriente Próximo”, resalta un comunicado del Barça distribuido anoche. Recuerda, entre otras cosas, la hospitalidad con la que acogió en 2011 a Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina.

Ahora falta por ver si Shalit y los dos palestinos, Rajub y Sarsak, se saludan y se dan la mano en el Camp Nou. El éxito para el club anfitrión sería redondo.

Con esta iniciativa, sugerida por Odeh, el Barça apacigua a sus críticos. El enfado de los palestinos era mayúsculo. ¿Por qué no invita al expreso palestino Sarsak que pasó 90 días en huelga de hambre?”, se preguntaba, por ejemplo, Ahmed Abu Diab, jefe de la sección de deportes de La Voz de Al Aqsa, la emisora de radio de Gaza, en manos de Hamas.

La Voz de Al Aqsa llegó incluso a anunciar que, a partir de ahora, dejaba de dar información sobre el Barça mientras la prensa escrita que se publica en Cisjordania pedía a las federaciones futbolísticas del mundo árabe que protestasen contra la invitación cursada por el club azulgrana.

“La decisión irrita a muchos fans árabes de ese equipo”, señalaba el diario Al Qods de Jerusalén. En Cisjordania y Gaza es el equipo más popular a juzgar por las camisetas y las pegatinas que se venden y que exhiben los chavales. Al Aqda Televisión retransmite en Gaza los partidos de la Liga española y los del Barça son los más seguidos.

El malestar por la presencia de Shalit no se circunscribía a Palestina. Los islamistas estaban también enojados. Prueba de ello es que el diario islamista marroquí At Tajdid, órgano del partido en el Gobierno, titulaba el jueves en portada: “El Barcelona provoca a sus fans al invitar al sionista Shalit al Clásico para condecorarle”.

Shalit no va a ser condecorado en el Camp Nou, pero se propagó la idea —en parte a causa de la prensa— de que el 7 de octubre se le rendirá un homenaje a este joven tanquista que fue intercambiado por 477 presos palestinos.

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