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Homenaje incompleto en Anfield

El Liverpool, que cayó 1-2 ante el Manchester United, realizó en su estadio una ceremonia de recuerdo a los 96 fallecidos en la peor tragedia del fútbol británico

Mosaico con la palabra 'justicia' en una de las tribunas de Anfield.
Mosaico con la palabra 'justicia' en una de las tribunas de Anfield.PHIL NOBLE (REUTERS)

En un deporte tan enfervorizado como el fútbol se suceden de vez en cuando imágenes purificadoras. Tras 23 años de batalla judicial por defender el honor de los 96 fallecidos en la tragedia de Hillsborough, la herida más dolorosa del fútbol británico, los familiares de las víctimas encontraron hoy en Anfield, el estadio del Liverpool en el que los reds se midieron ante el Manchester United, el reconocimiento de su club después de tantos años de lucha en los juzgados ingleses por limpiar la memoria de aquellos que murieron apoyando a su equipo.

El estadio de Anfield, el día después de la tragedia, cubierto de flores en recuerdo de los 96 fallecidos
El estadio de Anfield, el día después de la tragedia, cubierto de flores en recuerdo de los 96 fallecidosGeorges DeKeerle (GETTY)

Tras la desclasificación de los documentos oficiales que demostraron la manipulación de la policía inglesa en la investigación y en los quedó claro que la actitud de los aficionados “no fue la causa del desastre” sino el fallo en el dispositivo de seguridad, el encuentro, uno de los clásicos de la Premier League, fue prácticamente un paréntesis en medio del homenaje.

Los actos comenzaron con el lanzamiento al cielo de 96 globos, uno por cada víctima, a cargo de los capitanes de ambos equipos, Steven Gerrard, que perdió a su primo en la tragedia y elevó los decibelios de la cita cuando abrió el marcador, y Ryan Giggs en representación de los red devils. También colaboró el legendario  Bobby Charlton, que ofreció un ramo con 96 rosas rojas, la flor por antonomasia en Inglaterra. La misma cifra con la que saltaron los jugadores del Liverpool al césped en su espalda. Allí, la tarde ofreció una hermosa estampa. Luis Suárez y Patrice Evra, enemistados desde que el uruguayo profiriera insultos racistas contra el defensa francés, dejaron de lado sus rencillas y estrecharon sus manos. La celebró la grada, engalanada con un espectacular mosaico confeccionado a base de cartulinas rojas y blancas. "Justice" (justicia)", se podía leer en una de las tribunas laterales; "the truth" (la verdad), en otra; "96", recordaba uno de los fondos del vetusto estadio inglés.

Alex Ferguson, sempiterno entrenador del Manchester United, también participó del acontecimiento. En los tornos que dan acceso al estadio de Anfield se repartieron entre los seguidores de los red devils una carta escrita por el técnico escocés. “Nuestra rivalidad con el Liverpool está basada en la determinación de llegar en lo más alto (…) y no en el odio personal”, reza el texto. “Nuestro gran club estará junto a nuestros grandes vecinos hoy para recordar la pérdida y rendir tributo a su campaña por la justicia”, termina la nota.

En lo deportivo, lo de menos en esta ocasión, el Liverpool que dirige Brendan Rogers no pudo brindar la victoria a sus aficionados. Siguen sin remontar los reds y sigue cayendo en la tabla con dos empates y tres derrotas en las primeras cuatro jornadas. Tan solo le quedó el consuelo de Gerrard. El Manchester, pragmático, se llevó el triunfo gracias a las dianas del brasileño Rafael y Van Persie, certero desde el punto de penalti.

City y Arsenal, intercambio de disfraces

A solo 50 kilómetros de Anfield, el estadio Etihad de Manchester acogerá otro envite de altos vuelos, el que protagonizarán el Manchester City y el Arsenal (17.00, Canal+1). Un pulso de estilos y trayectorias contrapuestas. En un intercambio de disfraces, el equipo de Mancini está acusando en este inicio de curso una fragilidad poco acorde a la regularidad y la rocosidad de su plantel, el menos vulnerable la temporada pasada –29 goles encajados–, endeble esta campaña con seis goles en contra en los cuatro primeros compromisos ligueros. Más sólida ahora, muy quebradiza el año pasado, la portería de los gunners solo ha sido perforada en una ocasión.

Parece haber dado con la tecla Arsène Wenger, que ha acertado en su retaguardia con su apuesta por Vermaelen y Mertesacker en el eje y la inclusión del joven Jenkinson en el flanco derecho para suplir la baja de Sagna. Tras las dudas que suscitó el tibio despegue del equipo londinense (dos empates sin goles ante el Sunderland y el Stoke City), el Arsenal ha ganado empaque y crédito competitivo con el triunfo en Anfield (0-2), el banquete posterior frente al Southampton (6-1) y la remontada europea (1-2) en territorio del Montpellier. Cazorla tiene buena culpa de ello. El español se ha convertido en la piedra angular del engranaje del mánager alsaciano, que ha hallado en sus botas el abrelatas idóneo para romper los partidos. El equilibrio que aporta el gigantón Diaby y la pegada de Podolski resultan igualmente determinantes. Negado ante la portería Giroud, a priori el 9 titular de Wenger, el artillero alemán –dos dianas en la Premier, una en la Champions­– se ha destapado como su principal referencia ofensiva.

Tévez, durante el partido ante el Real Madrid.
Tévez, durante el partido ante el Real Madrid.Alex Livesey (GETTY)

Frente a la mansedumbre que desprende Highbury, el gallinero se presenta más revuelto en Manchester. No termina de carburar el City, incapaz de doblegar al Stoke en la última jornada y zarandeado tres días después por el Real Madrid en el Bernabéu. Además de las críticas por el rancio planteamiento dispuesto en Chamartín, el técnico Roberto Mancini ha tenido que hacer frente a un doble incendio. El primero, en boca del meta Hart, que disparó abiertamente contra sus compañeros. Y el segundo, mucho más recurrente, procede del iracundo Balotelli. “Mi paciencia se está agotando con él”, advierte el entrenador italiano, hastiado de la afición su delantero por los cigarrillos, expulsado la temporada pasada en el Emirates. Mejores tiempos atraviesa Tévez, congraciado con su entrenador. Y con el gol: tres en cuatro partidos.

Otro foco de luz se filtra ante el posible retorno de Agüero, fuera de combate desde hace más de un mes. “Está en forma. Quería que jugase en el Bernabéu, pero tuvimos un par de lesiones”, explicó Mancini. No disfrutó el Kun de un solo minuto ante el Stoke ni ante el Madrid, pero puede llegar a tiempo para relanzar a su equipo, con la estadística en contra: el año pasado, los sky blues contabilizaban a estar alturas cuatro puntos y seis goles más, y habían recibido tres menos. Los celestes rebuscan en el armario la coraza y el mazo. Su verdadero atuendo.

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