Un golazo resuelve un jeroglífico

Al Barcelona le alcanzó con un golazo de Adriano para resolver la visita del Valencia. El brasileño remató desde fuera del área un córner botado entre Xavi y Messi. No ocurre muy a menudo que marque Adriano ni tampoco que el gol llegue en una jugada de estrategia, incluso en el amplio Camp Nou. Ante el Valencia hubo muchas novedades en un partido raro. No marcó Messi y, además, por vez primera en lo que va de temporada, no tomó ningún tanto Valdés. Así las cosas, decidió un meritorio que ejerce de lateral como Adriano. Todo un homenaje a la tensión defensiva del Barça.

A veces, cuando el juego es discontinuo y los encuentros se hacen muy largos para el equipo local, el mejor remedio es la determinación individual, como la de Adriano. Al Valencia se le tiene por uno de los peores enemigos del Barça. Juega muy bien al espacio, sus transiciones son rápidas y domina la estrategia, tres virtudes contra las que los azulgrana no siempre tienen remedio, faltos a veces de contundencia, muy alegres en las dos áreas, sobre todo en la suya, más que nada porque ya habían cedido seis goles en cuatro partidos. A cambio de conceder ocasiones, los barcelonistas han encontrado soluciones en ataque en cada encuentro, también contra el Valencia con Adriano. El tiro de media distancia nunca fue una suerte muy practicada en el Barcelona, de manera que el tanto fue muy celebrado por la hinchada, más pendiente de Song y Cesc que del Valencia, que a pesar de su cartel no consigue ganar en el estadio azulgrana desde el año 2003, cuando marcó Oliveira.

Las rotaciones de Vilanova, que hasta ahora afectaban al lateral zurdo (Alba o Adriano), y a los centrales e interiores (tres para dos), alcanzaron al volante central: a nadie le extrañó la titularidad de Song después del flojo partido de Busquets el miércoles en Chamartín en la Supercopa. El camerunés se desplegó de manera fácil y sencilla, poderoso y contundente en el corte y ágil en el servicio, poco exigido, más vulnerable en el juego de posición. Los medios barcelonistas jugaron con comodidad por la presión de sus delanteros, muy punzantes, excelentes en la recuperación. No salía el Valencia de su cancha desde que Soldado se sacó un remate estupendo al poco de comenzar y las oportunidades solo se contaban en el marco de Diego Alves, de nuevo muy puesto, sobre todo frente a las llegadas de Pedro y Messi.

Aunque a veces le faltó profundidad y le sobró dispersión, si el Barça no había cerrado el partido al descanso fue por la falta de puntería, sobre todo de Cesc, que marró un disparo sencillo sobre la salida de Alves. Cesc ya lleva 20 encuentros sin marcar, cosa extraña en un futbolista ambicioso, competitivo y buen definidor. No encuentra su sitio en el Barcelona después de imponerse como falso 9 en la selección ante Torres, Llorente y Negredo. El problema de Cesc es que compite con Xavi, Iniesta y Messi en el Barça. Ante el Valencia revoloteó mucho alrededor del área visitante. Quería meter un gol y se lo negó el poste derecho de Alves. No logró que la hinchada se olvidara de Iniesta, que había salido a la cancha desde el banquillo al inicio para ofrecer el trofeo de mejor jugador de Europa.

El partido se puso muy tonto, especialmente peligroso para el Barcelona. Volvió a fallar Cesc un tiro en la boca de gol después de una asistencia de Alexis, y el Valencia empezó a estirarse a lo largo y ancho del Camp Nou. A Roura, que ocupaba el banquillo de forma provisional por la sanción a Vilanova, no le tembló el pulso a la hora de intervenir para intentar cambiar el curso del choque: retiró a Cesc y dio entrada a Iniesta, una decisión que señaló definitivamente al 4 del Barcelona. Ni con Iniesta mejoró, sin embargo, el juego de los azulgrana, excesivamente tensionados, contagiados del nerviosismo que desprendía la grada. Aunque Xavi tomó la pelota, no había manera de que Messi ni Pedro acompañaran las jugadas de Alexis. Apelotonado, el Barça no daba con la portería de Alves.

No marcó Messi y por primera vez en este curso los azulgrana no encajaron un gol

A los azulgrana, faltos de chispa, finura y de tiro, siempre les costó manejarse con un solo gol de ventaja, vulnerables como son en la defensa de las jugadas a balón parado, una suerte predilecta del Valencia. Hubo más córners en la portería de Valdés que remates en la de Alves. Al final, sin embargo, valió el gol de Adriano después que el árbitro anulara por un discutible fuera de juego uno de Víctor Ruiz. No se recordaba un 1-0 en el Camp Nou desde marzo pasado, prueba de lo extraño que fue el partido para el Barça, más generoso en la defensa de su portería que hábil en alcanzar la del Valencia, todo un jeroglífico en el Camp Nou.