Cuando Pellegrino dejó de ser El Flaco
El técnico del Valencia regresa al campo donde perdió el apodo, pero ganó una experiencia clave en su evolución
“Aquí el único Flaco es Cruyff”, le advirtieron al poco de llegar cedido al Camp Nou, el 27 de agosto de 1998, hace ya 14 años. Él tenía 26 y los ojos como platos: era la primera vez que salía de Argentina, donde había ganado nueve títulos con el Vélez Sarsfield actuando de defensa central zurdo. Mauricio Pellegrino (Leones, Argentina, 1971) regresa hoy (21.30, Canal + 1) como técnico del Valencia a un campo donde perdió el apodo que marcaba su figura enjuta y desgarbada desde los 1,93 metros de altura, pero ganó una experiencia clave en su posterior evolución como entrenador. Sufrió y disfrutó a Louis Van Gaal (ayudado como segundo por José Mourinho). “Él quería a Frank de Boer y me lo dijo. Fue frontal, un entrenador que me dejó muchas cosas. Me lo crucé después y le di un abrazo a pesar de haberlo sufrido como jugador”, confesó en la revista El Gráfico Pellegrino, que disputó 23 partidos como azulgrana, aunque no fue suficiente: el Barça rechazó comprarlo y él regresó al Vélez hasta que, a última hora, lo reclamó Héctor Cúper para el Valencia. En Mestalla sí sería decisivo: cinco títulos y dos finales de Champions perdidas.
Pellegrino fue el segundo refuerzo azulgrana del verano de 1998 junto al de Patrick Kluivert. Venían a cubrir los puestos de los anhelados hermanos De Boer, Frank y Ronald, tras su brillante Mundial de Francia, en unas complicadas negociaciones con el Ajax que dilataron su contratación hasta diciembre. Un tal Xavi, de 18 años, debutó el 3 de octubre en Mestalla. Un par de meses después, el 20 de diciembre, el propio Xavi marcó de cabeza desde la raya de gol ante el Valladolid, en el estadio José Zorrilla, y evitó la destitución de Van Gaal. Pellegrino llamó a su casa, en Argentina, y lo describió así: “Ganamos mamá, pero el rancho ardía por los cuatro costados”.
Solo jugó 23 partidos como azulgrana y el equipo de Van Gaal rechazó comprarlo
Fue una temporada muy convulsa en el Camp Nou, marcada por la presencia de holandeses de poco nivel (Hesp, Reiziger o Bogarde) y cargada de simbolismos. El 28 de abril de 1999, el Barça celebró su centenario con un partido frente a Brasil. El 10 de marzo, había homenajeado en otro amistoso a los jugadores del dream team y a su preparador, Johan Cruyff, enfrentado a la directiva de José Luis Núñez. El gol de Xavi en Valladolid sirvió para enfilar la conquista de esa Liga, la única buena noticia. El Barça no pasó de la primera fase de la Champions, eliminado por los dos equipos que disputarían la final en el Camp Nou, el Manchester United y el Bayern. Y en la Copa del Rey cayó 7-5 en el cómputo global ante el Valencia, campeón poco después en el estadio olímpico de Sevilla ante el Atlético de Madrid (3-0). Pellegrino, como también Abelardo o más tarde Frank de Boer, fueron víctimas de la velocidad del Piojo López, el atacante argentino del Valencia, y las pocas precauciones de Van Gaal.
Tras acabar su carrera como futbolista en el Liverpool y el Alavés, Pellegrino completó su formación en tres años como segundo de Rafa Benítez en Anfield y en el Inter. Benítez y Van Gaal, sus principales referencias. Y ahora vuelve al Camp Nou tratando de recuperar la esencia de aquel Valencia contundente del que formó parte como jugador hace algo más de una década. Fue por el buen camino en el empate sin goles de la primera jornada en el Bernabéu, pero se le fue de las manos en la segunda parte en Mestalla ante el Deportivo (3-3). Sus jugadores, de repente, perdieron la tensión. Lo mismo le ha sucedido al Barça en un cúmulo de errores defensivos inéditos en otras campañas. Por ahí, por las dudas generadas tras el relevo en el banquillo azulgrana, cree el Valencia poder jugar sus bazas esta noche. Ahora que Pellegrino vuelve a ser El Flaco. Incluso en el Camp Nou.
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