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Universitaria antes que millonaria

Burdette, que ha ganado 75.000 euros y está en tercera ronda, renuncia a los premios para poder seguir en Standford

J. J. MATEO
La estadounidense Mallory Burdette en su partido de segunda ronda
La estadounidense Mallory Burdette en su partido de segunda rondaPETER FOLEY (EFE)

“Los torneos me aman”, dice Mallory Burdette, y se ríe, según cuentan quienes la ven en Nueva York, con pícara sonrisa. La estadounidense jugará este fin de semana la tercera ronda del Abierto de Estados Unidos, probablemente contra la rusa Maria Sharapova. Durante unas semanas, ha dejado de lado los libros de psicología, la especialidad que estudia en la universidad de Stanford. Esa doble condición de jugadora y estudiante es la que la ha hecho tan querida en los torneos: lleva devueltos cheques por valor de 94.000 dólares (más de 75.000 euros), 65.000 (unos 52.000 euros) solo en el último grande del curso, para poder seguir siendo amateur, finalizar sus estudios y poder representar sobre las pistas a su alma mater.

“Cumplo con mis rituales. Una de las cosas que estoy haciendo bien es enfrentarme a los nervios”, explicó la tenista de 21 años en una rueda de prensa en Nueva York, a donde llegó con la invitación que le corresponde, según el reglamento de la Federación estadounidense, por ser la mejor estadounidense en su circuito veraniego. “Stanford está siendo una fantástica experiencia para mí”, razonó sobre su decisión de no convertirse aún en profesional, especialmente extraña en un circuito como el femenino, en el que abundan las jugadoras adolescentes. “Está siendo algo valioso para mí, y espero conseguir mi título antes de convertirme en profesional. Mi entrenador vio en mí que soy una persona agresiva, que ese tipo de juego encajaba con mi personalidad, y siempre me empujó en esa dirección”.

Si Burdette consigue su título universitario y luego hace carrera en el circuito profesional, habrá completado un raro doblete

Si Burdette consigue su título universitario y luego hace carrera en el circuito profesional, habrá completado un raro doblete. Los tenistas sufren para navegar con éxito esa transición. Independientemente de su capacidad técnica y táctica, llegan muy tarde a los grandes escenarios, sin tiempo para aprender las sutilezas de la vida entre los mejores, cómo manejar el calendario, los viajes y las rutinas previas a los encuentros. En el siglo XXI, son más los fracasos que los éxitos. En el siglo XX, de las universidades salieron John ‘Big Mac’ McEnroe y Jimmy ‘Jimbo’ Connors; como luego Todd Martin, un par de escalones por debajo en resultados. Desde entonces, solo un tenista puede presumir de haberse hecho grande en el circuito de los estudiantes: John Isner, que ha llegado a ser top 10 y es temido por todos, es un producto de las universidades estadounidenses. Burdette, que hasta hace bien poco pensaba solo en estudiar los exámenes de acceso a medicina, puede ser la siguiente.

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Sobre la firma

J. J. MATEO
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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