El Milan renuncia a Kaká por la ley Beckham
El club italiano se ha topado con las diferencias de fiscalidad entre España e Italia
El vicepresidente del Milan, Adriano Gallliani, ha anunciado hoy la renuncia de su club a seguir negociando por Kaká. Las diferencias de fiscalidad entre Italia y España son el argumento para renunciar al brasileño. “Es demasiado arriesgado”, asegura el directivo lombardo en la página web del club.
El galimatías legal que últimamente afecta a algunas renovaciones y fichajes de clubes españoles se debe a la ley Beckham. Esta ley entró en vigor en 2005 con el objetivo de atraer a los mejores jugadores de fútbol –y profesionales altamente cualificados- a España, ofreciéndoles a cambio una fiscalidad generosa. Traducido en cifras, los jugadores extranjeros tributaban al 23% y no al 45% como los nacionales. En 2010, en plena crisis, la ley fue modificada, y todos los contratos que se firmaron desde entonces por un valor superior a 600.000 euros anuales tributan al 43%.
La cuestión es que la reforma de la ley no tiene carácter retroactivo; es decir, cualquier contrato firmado antes de la modificación de la ley, como es el caso del de Kaká, no se ve afectado.
El problema al que se enfrenta el Milan y que finalmente le ha hecho desistir de la vuelta del brasileño a San Siro es un gran coste en impuestos; unido a una gran subida de sueldo de Kaká, para evitar la pérdida de salario que supondría pasar de una retención del 23% al 43% que rige en Italia.
Hay más jugadores, sobre todo del Real Madrid y del Barcelona, que se sentarán a negociar sus renovaciones con este horizonte en sus pretensiones: no perder ingresos. Es el caso de Cristiano Ronaldo, que cobra 12 millones de euros en bruto al año. Gracias a los beneficios fiscales, al Real Madrid le cuesta 15,5 millones; pero a la hora de renovar, la inversión por parte del club tendrá que ser mayor para que el portugués perciba el mismo sueldo.
Lo que en principio fue para clubes y jugadores una ley beneficiosa, se está convirtiendo en un problema, no solo a la hora de renovar, sino también al dejar marchar a jugadores, que, como Kaká, ya no interesan en sus clubes.
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