Luka deja atrás la soledad

“I’m ready”, “estoy preparado”. Lo dijo, convencido, Luka Modric. Sentado en la sala de prensa del Bernabéu. Con la camiseta de entrenamiento del Madrid y ante la mirada de sus padres, de su esposa y de su hijo, que en el césped del estadio corrió detrás de él y de la pelota y no paró hasta chutarla. Por la tarde ya se entrenó en Valdebebas. Rodeado de compañeros. El centrocampista croata puso así fin a su soledad.

Llevaba mes y medio trabajando solo. Desde que, a la vuelta de las vacaciones, le dijo a André Villas-Boas que quería marcharse del Tottenham y que no estaba en condiciones de entrenarse. No se entrenó. Tampoco viajó a la gira americana de los Spurs. Dejó tirados a sus compañeros en el aeropuerto el 21 de julio. Ahora dice sentirse “aliviado y feliz”. En este mes y medio de negociaciones, el que ha salido más perjudicado es Modric o, al menos, su condición física: 25 minutos son los que lleva en las piernas, los que jugó con Croacia el 15 de agosto. Su último partido entero fue el 18 de junio contra España.

Mi reto personal es ganarme un hueco en el equipo y tengo cualidades para hacerlo"

“Es difícil decir cómo estoy físicamente. Tengo que ser honesto: he perdido muchos partidos... He trabajado un mes con el preparador físico del Tottenham y espero que con tres encuentros pueda estar en forma y jugar al nivel que el Madrid espera de mí”, explicó. Dice que él es medio, que siempre ha jugado allí, que allí es donde se siente más cómodo, pero que puede ocupar varias posiciones. Puede hacer de Xabi Alonso (insustituible en el Madrid), de Özil o incluso de interior. Teniendo en cuenta que Mourinho nunca ha prescindido de un mediocentro de corte defensivo (Lass o Khedira), será complicado verle al lado de Xabi.

“Yo no he hablado todavía con el míster. No sé qué planes tiene. Mi reto personal es ganarme un hueco en el equipo y tengo cualidades para hacerlo. Yo he venido aquí para jugar al fútbol. Me gusta el fútbol técnico”, aseguró Modric, de 26 años y 1,70 metros de estatura. Buen gusto tiene con la pelota. Prueba de ello es que, cuando le preguntaron en qué jugadores se fijó de pequeño, contestó sin pensárselo un segundo: “En Boban y Totti”.

“Es tranquilo, familiar y trabajador”, cuenta su amigo Mate Bilic. El punta del Sporting asegura que a Modric, que se crió en la durísima Liga bosnia, no le pesará el Bernabéu. “Ha llevado el peso de la selección croata estos años sin sufrirla. En el Tottenham, además, se ha hecho jugador en todos los sentidos. Antes de marcharse allí, no dejaba de ser un chico que manejaba bien el balón, pero en una Liga menor. Ahora piensa con la cabeza, sabe lo que quiere y lo que quieren de él. Cuando se fue a la Premier y le preguntaba qué tal, siempre me decía: ‘Aquí tienes que jugar al primer toque. Si no, te destrozan las piernas”, recuerda. Esas piernas están a salvo.