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Los reyes destronados

La rendición de Armstrong se solapó con la enésima vuelta de tuerca del 'caso Landis' y las palabras de Contador

A. CIRIZA
Landis y Armstrong, durante una etapa del Tour 2004.
Landis y Armstrong, durante una etapa del Tour 2004.Bernard Papon (AP)

“Ya basta. Hoy paso página”, anunciaba Lance Armstrong, de forma pseudolapidaria, en el comunicado en el que el exciclista estadounidense adelantaba su rendición definitiva. El tejano, desposeído por la Agencia Antidopaje de los siete Tours de Francia que conquistó de 1999 a 2005, arrojaba la toalla en su lucha por defender su inocencia. “Ya no me dedicaré más a este tema, sean cuales sean las circunstancias. Me dedicaré al trabajo que empecé antes de ganar mi primer Tour de Francia: servir a la gente y a las familias afectadas por el cáncer”, prolongaba el norteamericano en un discurso propio del rey que se sabe destronado de antemano, antes de que el castigo a perpetuidad impuesto por la USADA se ejecute de manera definitiva.

Claudicó Armstrong, batallador como pocos, cuya vida gravitará ahora en torno a sus cinco hijos y que no perderá de vista la bicicleta. Ayer, el mismo día que sacudió los cimientos del ciclismo y generó un efecto dominó en el palmarés histórico del Tour, anticipaba su presencia en una carrera amateur en las montañas de Aspen. No dejará, por tanto, de dar pedaladas, como tampoco de saciar su sed de kilómetros en pruebas de fondo. Solo 24 horas después de participar en la prueba de Colorado, exprimirá su cuerpo en un maratón, una de sus actividades favoritas en el receso que se tomó entre su retirada, en 2005, y su reingreso en el pelotón tres años después. Y, por supuesto, continuará con su fundación para la luchar contra el cáncer, Livestrong. Una máquina de amasar billetes, respaldada por la multinacional deportiva Nike, que facturó 40 millones de euros el año pasado y 60.000 euros el día que Armstrong desistía ante la USADA. Veinte veces más de lo recaudado un día antes.

Landis deberá devolver 400.000 euros por haber defraudado a los contribuyentes de su fundación

Paradojas del destino, el epílogo del caso Armstrong se solapó ayer con el episodio de otro excampeón del Tour, privado como el tejano de sus títulos por dopaje. Casi de forma simultánea, Floyd Landis llegaba a un acuerdo de culpabilidad en un tribunal federal de San Diego al admitir que había defraudado a sus seguidores casi 500.000 dólares (400.000 euros). Landis, desposeído del triunfo en el Tour del 2006 tras dar positivo por testosterona en un control antidopaje efectuado en aquella edición y que reconoció haber consumido drogas potenciadoras durante su carrera, tendrá que devolver la cantidad que ingresó a través de su fundación, la Floyd Fairness Fund, mientras batallaba contra la USADA.

En concreto, los fiscales aseguran que Landis recaudó dinero de 1.756 contribuyentes a través de reuniones en ayuntamientos, vídeos, carreras benéficas, la edición de un libro y sus recurrentes puestas en escena para desmentir que se hubiera dopado. “Mintió a miles de personas y obtuvo cientos de miles de dólares contándoles una historia que no era verdad", señaló el ayudante del fiscal Phil Halpern.

Cargó en su día Landis contra su compatriota Armstrong, al que acusó hace dos años, a través de una serie de e-mails enviados a diferentes autoridades deportivas, entre ellas la Unión Ciclista Internacional (UCI), de haber recurrido al dopaje sistemático durante su etapa conjunta en el US Postal, hasta 2004. “Hice lo que hice porque eso era lo que los ciclistas hacíamos y fue una elección obligada después de haber estado trabajando duro una docena de años. Fue una decisión obligada para subir al siguiente escalón”, justificaba en 2010 Landis, que admitió haber tomado EPO, hormonas de crecimiento anabolizantes y haberse practicado autotransfusiones de sangre.

Contador atiende a los medios en la salida de Huesca.
Contador atiende a los medios en la salida de Huesca.F. O. (REUTERS)

No apuntó hacia Armstrong, sin embargo, Alberto Contador, el tercer campeón del Tour desposeído de su corona. La que se adjudicó en 2010, pero revocada por el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), que desestimó sus alegaciones -el consumo de una carne en mal estado-  y validó el positivo por clembuterol interceptado en un control. Sancionado por dos años, el de Pinto también llevó al límite su defensa. Ayer no quiso referirse al veredicto de la Agencia Antidopaje, pero sí tuvo palabras de elogio para el norteamericano. “No estoy muy al tanto de ese proceso y no sé si el asunto está terminado y es definitivo. Solo sé que Lance, como ciclista, tenía una fortaleza, una inteligencia y una cabeza formidables”, indicaba antes de echar a rodar en la séptima etapa de la Vuelta el corredor de Pinto. El tercer vértice del triángulo de los reyes destronados.

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Sobre la firma

A. CIRIZA
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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