Calma en Logroño, victoria de esprínter

El día después de la tormenta hubo calma. Pero calma tensa, todos como rumiando lo que había ocurrido ayer, cuando Valverde cayó sobre el asfalto en una maniobra del equipo Sky; cuando el Sky, BMC y Katusha tiraron del pelotón sin esperar a que el murciano se reintegrara al grupo; cuando Valverde y Eusebio Unzue, el director de Movistar, despotricaron, sapos y culebras por la boca, contra el Sky, contra Juan Antonio Flecha, contra Purito Rodríguez. Así que hoy tocaba respiro, que van cinco días de Vuelta a España en los que, dicen algunos, ya ha pasado más que en todo el Tour de Francia. El calor en retirada, un paseo en llano por Logroño y alrededores, ocho vueltas a un circuito de 21 kilómetros: el día propicio para los que se quieren dejar ver y para los sprinters. El primer papel lo asumió desde el kilómetro cero Javier Chacón (Andalucía) y el segundo, el alemán John Degenkolb (Argos), que se llevó la etapa y confirmó que es el llegador de referencia de esta Vuelta. Ha ganado las dos que podía ganar.

No hay etapas de transición, porque todas suman kilómetros, liman fuerzas y desgastan voluntades. Pero hay etapas más duras que otras. Después de empezar a toda pastilla con una contrarreloj por equipos por el empedrado de Estafeta y de Mercaderes, en Pamplona; de que Contador decidiese decir “aquí estoy yo” a la primera oportunidad, en el Alto de Arrate; de que ayer Valverde apretara los dientes en Valdezcaray porque antes rodó por los suelos y nadie le esperó; después de todo eso, los favoritos, con las cartas ya sobre la mesa, se dieron una tregua en el primer día señalado para ello. Así que el pelotón se hizo el remolón, rodando despacio, piano piano, hasta poco antes de enfilar la última vuelta al circuito.

La oportunidad la aprovechó mejor que nadie Javier Chacón, del equipo Andalucía, ese que no le vuelve la cara a ninguna oportunidad, siempre dispuesto a mandar a alguien a la aventura. Aunque sea una tan loca como la emprendida hoy por el ciclista de Vélez Rubio, solo contra todos. En la segunda etapa rodó con otros tres, pero hoy fue solo él, sus piernas, su fuerza mental, su resistencia física, su ambición, contra todo el pelotón, 195 corredores.

La fuga estaba condenada al fracaso, si por fracaso se entiende no culminarla. Pero le valió el protagonismo para él y para su equipo, necesitado de visibilidad porque está a la búsqueda de un patrocinador privado que se sume a la Junta de Andalucía, que ahora aporta el único apoyo económico. Lo perdió el año pasado, cuando Caja Granada (que había sustituido a Cajasur, intervenida por el Banco de España en mayo de 2010) decidió no renovar su acuerdo. Así que ahí están sus ciclistas, peleando cada etapa, diciendo a gritos que son lo suficientemente buenos como para que su maillot se vea cada día por televisión, y que merecen que un patrocinador ponga su dinero por ellos, que le va a salir a cuenta. Sin ese patrocinador, su participación futura en las grandes carreras del UCI WorldTour será poco menos que imposible.

Chacón no ganó, pero probablemente nunca pretendió ganar. Fue, sin acabar vencedor, uno de los héroes del día. Sí ganó Degenkolb, otra vez, pero con la victoria de un esprínter ya se contaba. A ellos se les ve siempre en esas etapas, como la de hoy, en las que el recorrido y los favoritos invitan a tomarse un respiro. Chacón, en cambio, no se dio respiro alguno.

1ª etapa: Castroviejo, oreja y rabo

2ª etapa: El chupinazo alemán

3ª etapa: El contador se pone en marcha

4ª etapa: Un abanico tormentoso