Lorenzo no puede seguir a Pedrosa

Fue una de esas victorias que llevan su sello: tras un fin de semana bordando cada entrenamiento, rodando en tiempos de récord y liderando cada sesión, incluida la de clasificación, Dani Pedrosa realizó una excelente salida, un adelantamiento a final de recta en los compases iniciales de la carrera, y adiós, muy buenas. El de Honda se vio sorprendido por Ben Spies en el primer giro, pero pronto comprobó que su ritmo nada tenía que ver con el de Yamaha, así que intentó rebasarle pasada la línea de meta tras tres giros; el americano le cerró la puerta, y Pedrosa, paciente como pocos, lo intentó a la siguiente vuelta, en el mismo punto: llegó emparejado a final de recta con aquel, apuró la frenada y entró primero en aquel viraje a la izquierda. Era el inicio de la quinta vuelta y en solo un giro obtuvo una brecha de casi un segundo, ventaja que duplicó tras la sexta vuelta. Y que no hizo más que aumentar a medida que avanzaba el día.

Y, como si con su incontestable superioridad hubiera gafado al estadounidense, que corría en casa, este terminó aquel giro rompiendo el motor de su Yamaha, que dejó un peligroso rastro de aceite a lo largo de la recta de meta antes de percatarse del desastre y apartarse en la hierba para abandonar definitivamente la carrera y sumar un episodio más de mala fortuna a su último año en MotoGP. El beneficiado fue su compañero de equipo, Jorge Lorenzo, que había perdido posiciones en la salida, que tuvo que adelantar a Dovizioso un par de giros después, y que le perdía la pista a su rival.

El catalán está encantado con su nueva moto; cada día la conoce más

Borrado Spies de la pista, el mallorquín trató de concentrarse en mejorar su ritmo y dar caza a Pedrosa, al que ya tenía a más de dos segundos. Pero sus esfuerzos fueron en vano. Nunca fue capaz de rodar tan rápido como aquel. Nunca se acercó lo más mínimo, al revés, iba cediendo décimas a cada vuelta. Le penalizó, quizás, la elección de neumático. Fue el único valiente que optó por la goma más blanda: "no podía usar el duro con nuestra configuración, y el blando no funcionó bien de mitad de la carrera en adelante", se excusó después de reconocer que este ha sido, seguramente, el fin de semana más duro en lo que llevamos de campeonato. Todo lo contrario que Pedrosa, que está encantado con su nueva moto, con un chasis y un motor que ya estrenó en Laguna Seca hace tres semanas. Allí arriesgó demasiado con una máquina apenas por estrenar, pero cada día la conoce un poco más y se siente más cómodo.

El australiano corrió con fracturas en el tobillo y desgarros en los ligamentos

Tanto como debería haberse sentido Stoner si no hubiera volado por los aires el sábado por la tarde, víctima de un asfalto demasiado resbaladizo que fue mejorando a medida que avanzó el fin de semana. Aun así, con fracturas varias en su tobillo derecho y desgarros en los ligamentos, el australiano decidió correr este domingo. Lo hizo infiltrado con analgésicos poco antes de la prueba, para soportar mejor el dolor, y con una bota configurada especialmente para él en tiempo récord. Y argumentó su decisión con una carrera para quitarse el sombrero. Por sus tiempos, no a la altura de los de Pedrosa, pero buenos para, incluso, haber terminado en el podio. Y por su empeño: se las vio con Bautista, con Bradl y con Dovizioso, hasta que optó por no pelear más y dar por buena la cuarta plaza. El premio fue para el italiano, el mejor de los pilotos no oficiales, que suma con este su quinto podio de la temporada. Y sigue sin equipo para el año próximo. Cosas difícilmente explicables en el universo de MotoGP. Como la terrible superioridad de Pedrosa, que sacó casi 11 segundos a Lorenzo, todavía líder del Mundial, pero ahora con solo 18 puntos de ventaja. Como el derroche de Stoner. El campeonato está al rojo vivo.