“La exigencia ha sido muy alta, pero eso también enorgullece”
El seleccionador español de baloncesto, Sergio Scariolo, habla de la actuación de España en los Juegos y sobre su futuro al frente de la selección
Sergio Scariolo (Brescia, Italia; 1961) cumple su cuarta temporada al frente de la selección española de baloncesto y también es entrenador del Milan en la Liga italiana. Tras la consecución de la medalla de plata en los Juegos Olímpicos, debe decidir en los próximos meses si renueva o no su contrato con la federación.
Pregunta. ¿Seguirá como seleccionador?
Respuesta. No es una pregunta para este momento. Lo prioritario ahora es frenar un poco y disfrutar. Pocas veces se viven momentos como este. Particularmente, tengo delante un curso importante, exigente, y quiero estar a la altura del mismo con mi club. Tiempo habrá para pensar en lo que es conveniente y para valorar con José Luis [Sáez, el presidente de la federación] y con mi esposa una serie de aspectos profesionales, personales y familiares.
P. ¿Se ha sentido cómodo en su trabajo?
R. Las condiciones han sido excelentes. Ha existido un entendimiento recíproco en torno a las exigencias deportivas, de los jugadores, y las políticas comerciales de la federación, que es una empresa y, por suerte, está organizada como una empresa. Globalmente, este tiempo ha sido muy positivo. Deportivamente, la mayoría de los momentos han sido muy buenos, pero también hemos tenido que digerir derrotas y digerirlas rápidamente porque en un día o dos se trataba de volver a competir.
P. Si se producen muchas bajas, ¿será un marrón dirigir a la selección en el próximo Campeonato de Europa?
R. Entrenar a la selección es un lujo, nunca un marrón. Antes de hablar sobre la participación de los jugadores, hay que esperar a las semanas previas a la convocatoria. Las miles de decisiones que se podrían tomar ahora no estarían adoptadas en una situación emocional ideal debido a la euforia o al agotamiento y uno se arrepentiría luego. Entrenar a la selección, por orgullo y por compartirlo con estos jugadores, es un privilegio con independencia del objetivo y de los rivales.
“Con independencia del objetivo, entrenar a la selección es un lujo, no un marrón”
P. No jugaron bien contra Gran Bretaña y perdieron contra Rusia y Brasil. ¿Vieron peligrar su objetivo?
R. No. Aunque, visto desde fuera, sí que hemos estado en situaciones muy comprometidas. Pero, desde dentro, lo único que se piensa es cómo salir adelante, cómo competir y cómo ganar. Desde dentro, no hay tiempo para la duda. Que te entrara el pánico a la derrota sería un desastre.
P. ¿Se han sentido excesivamente exigidos?
R. No sé si excesivamente, pero sí que la exigencia ha sido muy alta. Eso también enorgullece. A veces, parece que no se valoren las circunstancias de extrema dificultad, como pasó en Turquía, cuando actuamos sin Calderón ni Pau, o las condiciones físicas. Parece que no tengan ningún peso en la expectativa ni en la valoración de cuanto se hace. Aunque sean grandes jugadores, no son ajenos al dolor, al cansancio, a la dificultad subjetiva. Cuando faltan jugadores de referencia o están en condiciones físicas muy malas, se les exige como a superhéroes, que es lo que ha pasado.
P. En la final olímpica, con 83-82 ante una selección como Estados Unidos, ¿no fue demasiada concesión iniciar el último cuarto sin Pau ni Navarro?
¿Italia, más medallas? Allí es diferente. Y una en tiro con arco cuenta como una de Bolt”
R. La cuestión es entender quiénes son los buenos en ese momento. Por ejemplo, contra Francia decidimos terminar con Llull en la cancha y contra Rusia los que dieron una contribución decisiva fueron Felipe, San Emeterio y el propio Llull. Las valoraciones teóricas hay que casarlas con la práctica. Concretamente, Pau estuvo sentado un minuto. Y, cuando entró, sufrió un golpe y se perdió otro minuto, pero no creo que eso fuera decisivo. Hay que ver las condiciones, cuánta gasolina les quedaba a algunos de nuestros jugadores, que habían gastado mucha, como se demostró durante el último cuarto. Estaban francamente agotados. Fue evidente. Cualquiera lo vio. Siempre enlazamos el descanso de Pau en el tercer cuarto con el principio del cuarto y, además, ese quinteto había dado un estirón al final del tercero.
P. ¿Será esencial ir preparando el relevo de Pau y Navarro para el futuro?
R. Naturalmente. Disfrutemos de ellos y pensemos que hay otros caminos. Los que ganaron la plata en Los Ángeles \[1984\] no tenían un Pau o un Navarro. En este equipo hay muchos jugadores que, sin llegar a atesorar de una forma tan completa las cualidades y las características de fenómenos, están muy cerca. Hay muchos que incluso pueden dar un paso adelante considerando que las jerarquías también las marca la conciencia de tenerlas. Cambiarlas supone un desafío al que se puede responder positiva o negativamente. Lo deben asumir Rudy, Marc, Ricky, Sergio… Estarán absolutamente preparados para, de modo diferente, obviamente, poder llevar a cabo un cambio que ya está en curso. Porque siempre se habla de esta generación, pero quedan solo tres o cuatro. Se ha ido renovando, refrescando, y la competitividad se ha mantenido.
P. Según usted, que conoce muy bien los dos países y su deporte, ¿cómo se explica que Italia haya obtenido 11 medallas más que España?
R.Es curioso. En Italia me hacen esta misma pregunta al revés, fijándose en el fútbol, el baloncesto, las motos, Fernando Alonso… Es una cuestión de ciclos, de inversión, de aficiones diferentes. En los Juegos, tradicionalmente, Italia siempre ha cosechado más medallas. Los dos países tienen condiciones morfológicas buenas, pero no extraordinarias; atraviesan un mal momento económico y están bastante influidos por el fútbol, con una afición muy fuerte y que atrae muchísima atención e inversión. Más allá de eso, España tiene unos puntos firmes a los que agarrarse: la presencia del deporte en la escuela y la calidad de sus instalaciones. En eso sigue por delante de Italia. También hay que tener en cuenta la diferencia de población y que las disciplinas que atraen más interés y seguimiento y más esfuerzo para la excelencia en España no son olímpicas. En cambio, en Italia se practican más modalidades que no son tan populares. Y una medalla en tiro con arco cuenta como una del mismísimo Usain Bolt.
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