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El año de LeBron

El jugador de Miami dejó atrás las críticas tras ganar el anillo NBA y en Londres, con 19 puntos en la final, ha logrado el oro y es el mejor asistente

LeBron James tras ganar el oro olímpico.
LeBron James tras ganar el oro olímpico.SERGIO PEREZ (REUTERS)

La presión desapareció cuando ganó el anillo. Las voces críticas que le habían machacado durante toda su carrera, esas que le exigían ser mejor que Michael Jordan, se acallaron de repente. Lebron James había conseguido su corona y volvía a ser el rey. En los Juegos su legado continúa.

En los Heat es el líder absoluto. Un paladín con escuderos de lujo. En la selección de Estados Unidos su importancia se diluye con la presencia de los otros dos fuera de serie: Kobe Bryant y Kevin Durant. El subcampeón de la NBA es el jugador estadounidense más anotador (156 puntos en ocho partidos). El de los Lakers es el que mayor acierto tiene desde el tiro libre (91%). Todos han disfrutado de momentos de gran inspiración y otros minutos en los que han tenido que ceder los galones a sus compañeros. Carmelo Anthony, con sus 130 puntos en 143 minutos, ha sido el que mejor ha recogido el testigo. ¿Y Lebron? El campeón de la NBA se dedica más al trabajo que al propio autobombo. Sí, es el mismo LeBron que anunció que se marchaba de los Cavaliers en un programa de televisión, en prime time. El mismo al que algunas encuestas daban como el deportista más odiado de Estados Unidos. Ahora, su situación ha cambiado.

El de Miami es el máximo asistente de Estados Unidos (45)

En Londres, LeBron ha hecho efectiva la máxima del exjugador croata Toni Kukoc: “Una canasta hace feliz a una persona, una asistencia hace feliz a dos”: es el jugador norteamericano que más asistencias lleva (45). También es el tercer máximo anotador, por detrás del de Oklahoma y de Anthony, aunque con mejor porcentaje en tiros de dos (72% frente a 42 y 57%, respectivamente). LeBron es el único de los pesos pesados que prefiere jugar por dentro, machacar el aro, antes que probar fortuna desde la línea de tres –es el jugador que más lanza de dos, con 53 intentos-. De hecho, su porcentaje más allá de la línea de 6,75 es el peor de todos: 30%. Kobe tiene un 42% y Durant un estratosférico 52%. Estados Unidos ha lanzado 336 tiros de dos y ha anotado 200 (60%), mientras que en tiros de tres han encestado 129 de 293 (44%).

Es cierto que LeBron no ha tenido un campeonato regular en lo que a puntos se refiere y que ha ido de menos a más. Pero también es verdad que ese LeBron al que medios y aficionados acusaban de no dar la cara y de achantarse en los partidos importantes ha desaparecido del todo. Ya lo hizo en la final de la NBA, contra Oklahoma, y en Londres no ha hecho más que confirmarlo.

Los partidos más flojos del de Miami han coincidido con los rivales más débiles, a excepción del debut contra Francia (98-71). James solo anotó nueve puntos por los 22 de Durant. Contra las dos cenicientas del grupo, Túnez y Nigeria, volvió a desaparecer de los focos. De hecho, en el partido con la mayor anotación de la historia olímpica (156-73) metió seis puntos en 10 minutos: solo Tyson Chandler anotó menos que él (dos puntos). Estados Unidos ganó sin despeinarse los tres primeros partidos, pero el cuarto ya fue otra cosa. Lituania puso contra las cuerdas al Usa Team: Jankunas, a cinco minutos del final, colocaba por delante a los lituanos (84-82), mientras que Kobe Bryant estaba desaparecido en combate (6 puntos). LeBron (20 puntos), Durant (16) y Carmelo (20) fueron los encargados de compensar el desacierto del de los Lakers.

LeBron ha hecho sus mejores partidos en los choques más complicados: contra Lituania y en cuartos contra Australia

En cuartos contra Australia (119-86), James consiguió un récord histórico: el primer triple-doble para un jugador norteamericano en la historia de los Juegos con 11 puntos, 14 rebotes y 12 asistencias. Además, esas 12 asistencias igualan el récord olímpico norteamericano, que ya ostentan Michael Jordan (contra Alemania en 1992), Leon Wood (contra España en el 84) y Phil Ford (contra Yugoslavia en el 76). El encuentro de semifinales contra Argentina (83-109) lleva la firma de LeBron (18), Durant (19) y Carmelo (18). En la final su actuación ha vuelto a ser sobresaliente: 19 puntos, cuatro asistencias, siete rebotes y dos robos de balón. Aunque, esta vez sí, el protagonista del partido ha sido Kevin Durant con sus 30 puntos.

LeBron tiene en su palmarés casi todo lo que un jugador de baloncesto puede ganar. El título de la NBA (2012), MVP de la final, tres veces MVP de la temporada, ocho veces all star y dos oros olímpicos (2008). El punto de inflexión de su carrera fue la derrota de Miami frente a Dallas en la final de 2011 (4-2). Era el más odiado del país. Un año después, LeBron dice que lo mejor que le pasó fue perder aquella final: “Jugar de la manera que he jugado ha sido lo mejor que me ha pasado en mi carrera, esencialmente porque he regresado a lo básico. Aquello me bajó los humos”, explicó mientras celebraba el título de campeón, “el año pasado intenté probar algo a alguien y jugué con demasiado odio. Este año he jugado con mucho amor. Es el día más feliz de mi vida”. Una derrota que le ha transformado de villano a héroe.

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