El rival que nadie quería
España buscará las semifinales ante Francia, actual campeona olímpica y del mundo, un equipo que no se le da mal en los grandes torneos
“Si España quiere ganar una medalla, no puede tener miedo a nadie”. Expresada antes de partir hacía Londres por el seleccionador, Valero Rivera, esta sentencia, alentadora, se ha acabado convirtiendo un mal presentimiento, materializado antes de tiempo además, en los temidos cuartos de final (miércoles, 15.30), ante el rival que todo el mundo quería evitar, la Francia campeona olímpica y del mundo, un bloque en el cenit de su carrera.
La joven apuesta de Valero Rivera, que en general ha practicado un balonmano brillante durante todo el torneo, exceptuando la mala segunda parte del lunes ante Croacia, con el pase a cuartos en el bolsillo, se mide a un coco que históricamente no se le ha dado mal en los grandes torneos. Ante los galos empató, en primera ronda, en el Europeo de 2010, en el Mundial de 2011, y les derrotó en el último Campeonato continental, el único en el último lustro en el que el equipo que dirige con mano de hierro Onesta ha rendido por debajo de sus expectativas. Y para el recuerdo aquel duelo por el tercer y cuarto puesto en Atlanta, donde España logró la medalla de bronce, la primera en unos Juegos.
Todas las miradas apuntan a Nikola Karabitc, el más mediático, un mito en su país –se llegó a barajar su nombre para ser el abanderado en la ceremonia inaugural-, un jugador exquisito que lleva en los genes el espíritu competitivo y de superación balcánico (su padre es croata y su madre, serbia), alguien de quien Rivera ha llegado a decir que era “más determinante que Messi”. Pero tras la potencia y explosividad de Karabatic se esconde una constelación de estrellas a las que Onesta sabe hacer brillar: la magia y elegancia de Daniel Narcisse, la experiencia de Jérome Fernandez o las manos de Omeyer, tan brillante como controvertido y polémico bajo palos.
Francia no es invencible, como demostró Islandia en el penúltimo partido de la fase de grupos
Francia no es invencible, como demostró Islandia en el penúltimo partido de la fase de grupos. Los escandinavos burlaron todos los pronósticos e hicieron morder el polvo a Francia, a quien todo el mundo daba por hecha como primera de grupo. España deberá tirar de la seña de identidad de todos los equipos de Valero Rivera: la defensa. Hasta ahora, los dos gladiadores españoles, Viran Morros y Gedeón Guardiola, se han empleado a fondo, aunque ante Croacia dejaron alguna muestra de debilidad y tendrán que echar el resto para maniatar la terrible primera línea francesa.
Hace menos de un mes ambas selecciones se enfrentaron en la final del Torneo de Estrasburgo. Era el último partido de preparación antes de los Juegos. España salió escaldada (31-24). Rivera, sin embargo, se mostraba tranquilo, confiado de que aquello había sido un espejismo. Como si se guardara un as en la manga.
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