“El dopado soy yo”
El italiano Alex Schwazer, oro en Pekín en la 50 km marcha, excluido de los Juegos por EPO
El dedo levantado indicando el cielo. El llanto sin parar delante de las cámaras de televisión. La alegría, luego, y esa sonrisa, en la vuelta de honor envuelto en la bandera italiana. Era el 22 de agosto de 2008. Alex Schwazer, un tipo alto, 1,86 metros, rubio, espigado y con la pasión por el ciclismo, acababa de ganar el oro en Pekín y de hacer el récord olímpico (3h 37m 39s). En los 50 kilómetros marcha, la carrera que más desgasta porque hay que tener velocidad, músculo, aguante, concentración, coordinación… La carrera que más hecho polvo deja. Físicamente y psicológicamente. Porque no se compite solo contra los rivales, sino también contra los jueces. Te sacan una tarjeta, luego otra. Y a la tercera infracción, ahí se acaba.
Schwazer tenía 23 años en Pekín. Ahora 27. Iba a viajar a Londres estos días para defender el título olímpico. Los 50 km marcha se corren el sábado y él no estará. El CONI (Comité Olímpico Italiano) lo ha excluido del equipo por dopaje. Por EPO, supuestamente, esa sustancia tan de moda entre los ciclistas, que él tanto admira. Dio positivo en un control de la WADA el pasado 30 de julio. Dos horas pasaron entre que el CONI recibió la comunicación de la WADA y la exclusión de Schwazer. El atleta –novio de la patinadora italiana Carolina Kostner- debió haber estado en Londres hace días ya. Pero renunció a correr los 20 km marcha, que se disputó el sábado, por un resfriado.
“Quería ser el más fuerte en estos Juegos. He cometido un error. Mi carrera ha terminado”, ha declarado Schwazer esta misma tarde a la agencia italiana de noticias ANSA. “Me ha llamado hace menos de una hora y me ha dicho: ‘Tengo que darte una mala noticia. El chico que han excluido por dopaje soy yo’. Ni siquiera he querido preguntarle por qué lo ha hecho, no tiene justificación, con 28 años es un hombre, no un chaval”, ha contado su técnico, Michele Didoni. "Lo siento, pero en el deporte no se pueden hacer trampas. Mejor ganar una medalla menos y luchar contra el doping de forma seria", comentó Franco Arese, presidente de la Federación Italiana de Atletismo (FIDAL).
Ni siquiera he querido preguntarle por qué lo ha hecho, no tiene justificación" Michele Didoni. entrenador de Schwazer
Schwazer empezó a acercarse al atletismo con 15 años. Pero a la marcha llegó algunos años después. Antes se dedicaba al medio fondo. Incluso dejó la pista durante un tiempo para dedicarse a su otra pasión, la bici: carretera y mountain-bike. Le gustaba, de hecho, entrenarse en las carreteras planas y húmedas del Piamonte: en Saluzzo, provincia de Cuneo. Allí se estuvo preparando antes y después de los Juegos de Pekín. Le seguía Sandro Damilano, hermano y entrenador del campionissimo Maurizio (oro en Moscú 82 y bronce en Los Ángeles y Seúl 88 en los 20 km). Siempre le había seguido. Hasta que decidió dejarle por Michele Didoni. A Damilano, cada vez que le preguntaban por su expupilo, siempre contestaba: “Es un capítulo cerrado para mí. Sinceramente, no sé ni en qué condiciones llegará a Londres”.
Ni siquiera ha llegado. “La marcha no es una simple carrera. Es una historia. El entrenamiento te dice lo que vales, te dice dónde están tus límites, cuánto puedes sacrificarte. Tú vas a la salida con un guion en la cabeza, pero siempre pasa algo que te lo cambia”, contaba 24 horas antes de ganar el oro de Pekín. El guion esta vez está escrito sin espacio para la intuición: dopaje y carrera terminada.
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