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Rivales para siempre

“Hemos creado una rivalidad tremenda y una amistad”, dice Lochte, que se despidió de Phelps y puso término a su participación olímpica con cinco medallas. “Le voy a echar de menos”

Diego Torres
Lochte felicita a Phelps, tras la final de los 200 estilos
Lochte felicita a Phelps, tras la final de los 200 estilosAdam Pretty (Getty Images)

Dice una nadadora española que le vio de juerga en la Villa Olímpica, una de esas noches en las que debería haber estado durmiendo, concentrado, postergando el deseo de ser feliz para ganar más oros. Él ya lo advirtió, antes de comenzar a competir: “No voy a privarme de las distracciones que me ofrece la vida. No lo he hecho nunca y no lo haré ahora que estoy en los Juegos”.

Así es Ryan Lochte, uno de los mejores nadadores de todos los tiempos, pero, ante todo, un chico con las prioridades claras. Ayer, tras enterarse de que los técnicos le habían apartado del equipo de relevos de estilos por encontrarlo “cansado”, se fue de vacaciones con su cargamento de cinco trofeos. Dos oros, dos platas y un bronce que, después de tres Juegos, completan un total de 14 medallas.

Será bastante raro no tenerlo ahí cerca. Nos hemos presionado mutuamente para superarnos"

No lo hizo sin despedirse de Michael Phelps. Momentos antes de la final que los midió en el 200 estilos, Lochte había caído en la cuenta de que nunca más se volverían a encontrar en una competición, porque Phelps ha resuelto retirarse. A continuación, tuvo lugar uno de esos raros episodios de la historia del deporte en la que los adversarios descubren que se necesitan, que no son nada el uno sin el otro, y que una separación implica necesariamente una crisis existencial. “No me di cuenta hasta esta tarde”, dijo Lochte, que siempre anda distraído. “Me he pasado mi carrera nadando contra él. Los estilos, las pruebas de nado libre, la espalda… Michael siempre ha estado conmigo. Será bastante raro no tenerlo ahí cerca. Nos hemos presionado mutuamente para superarnos. Todo el tiempo. Quedarme sin esa referencia será extraño. Con suerte, podré crear nuevas rivalidades con otra persona en los próximos cuatro años”.

Lochte, que hoy cumple 28 años, edad un tanto provecta para un nadador, estaba emocionado. Phelps le oyó decir esto mientras ambos comparecían ante las cámaras, en la sala de conferencias de la piscina, pero no pareció alterarse. Phelps es frío. Lochte es del sur. Es de Florida, de un pueblecito llamado Port Orange que bautizó una de sus calles con su nombre (Lochte Way). Es hijo de Steve Lochte e Iliana Aramburu, una inmigrante cubana de origen vasco. Los platos preferidos de Ryan, además de las hamburguesas, son las croquetas, la ropa vieja [plato popular canario y caribeño] y el picadillo que le prepara su abuela. “Mi familia me ha enseñado que la vida es para disfrutarla y ser feliz”, dijo antes de los Juegos. La persecución del éxito, siempre lo advirtió, no se interpondrá en su filosofía de surfero-hip-hopero.

Lochte y Phelps observan el videomarcador tras la final de los 200m estilos.
Lochte y Phelps observan el videomarcador tras la final de los 200m estilos.Ezra Shaw (GETTY)

Afrontó la competición con la intención de conquistar siete oros, un prodigio que solo habían logrado Phelps y Spitz. No lo logró. Sin embargo, se declaró contento con lo que había logrado: “Cada vez que voy a unos Juegos siento que ha llegado mi momento. Esa es la disposición que tengo. Siento que cada vez que me subo a los poyetes voy a ganar. En estos Juegos he tenido altibajos. Pero en general estoy satisfecho”. “Hacer dobles, nadar dos finales por tarde”, explicó, “especialmente cuando el campeonato ha avanzado, es muy duro. Te absorbe el 200% de tu cuerpo. Para eso me he entrenado en los últimos cuatro años. Pero a algunas veces ganas y otras no”.

“Sí, quería ganar siete oros”, admitió. “Pero no pudo ser. Tendré que vivir con eso. Tendré que seguir adelante y aprender de esto. Y no cometer los mismos errores en los próximos cuatro años porque definitivamente volveré a entrenarme para prepararme para Rio de Janeiro”. Y prosiguió: “Aunque, definitivamente, a partir de ahora me entrenaré de otra manera. Todas esas sesiones de grandes volúmenes que me he metido en el cuerpo no serán posibles. Me estoy haciendo viejo. Creo que es hora de cambiar mis entrenamientos y tomarme un tiempo para descansar”.

¡Dejarás de preparar el 400 estilos, supongo…!" Michael Phelps

Phelps lo miró y le dijo, sonriente: “¡Dejarás de preparar el 400 estilos, supongo…!”. La prueba más dura de la natación, la que coronó a Lochte como campeón olímpico en Londres, exige entrenamientos exhaustivos como ninguna otra. “Michael me ha ayudado mucho”, continuó Lochte. “Ha sido el más duro de los nadadores con los que he competido en carreras. Hemos estado haciendo carreras juntos durante ocho años y la rivalidad que hemos creado ha sido tremenda para este deporte. Nuestra amistad, que también es una creación nuestra, es fantástica. Espero poder seguir mejorando sin él. Lo voy a echar de menos”.

“Michael”, continuó, “es uno de los mejores nadadores de todos los tiempos y yo me siento feliz de haber formado parte de su equipo y haber podido nadar contra él. Es algo que voy a conservar para el resto de mi vida”.

Phelps, que tiene 27 años, anunció junto a Lochte lo que ya venía anunciando desde hace meses. Que se retira. Que no soporta los entrenamientos. Que se acabó. Que hoy nadará el último 100 mariposa de su vida y el sábado se despedirá de todos en la última carrera de los Juegos, los 400 estilos. “Nunca más volveré a competir”, dijo, “ni en torneos de veteranos. Nunca más quiero volver a pensar en lo que pude haber hecho bien y no hice. Nunca más quiero volver a soñar con la carrera perfecta. Lo hecho, hecho está”.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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