Chris Hoy no tiene fin
El ciclista escocés se impone junto a Hindes y Kenny en la prueba de sprint por equipos y consigue un quinto oro histórico
Rompieron el cronómetro en las semifinales y terminaron por destrozarlo de nuevo en la final. El equipo británico de pista, con Chris Hoy a la cabeza, consiguió el oro en la modalidad de sprint por equipos por delante de Francia y Alemania. La hazaña de Hoy engrandece aun más su figura, ya que con el de esta tarde suma su quinto oro, un registro desconocido en la historia. Aplaudido hasta la extenuación tras conseguir una nueva victoria, Hoy tendrá una nueva oportundidad el próximo martes para lograr un otro metal dorado en la prueba de Keirin, en la que parte como máximo favorito.
Se entrena más duro que nadie y es muy estricto consigo mismo" Victoria Pendleton, oro en Pekín
El idilio entre Hoy y la afición británica viene de lejos.Sostuvo entre sus manos la bandera de Gran Bretaña porque a sus compañeros no se les ocurría nadie que pudiera representarles mejor en la ceremonia de inauguración de los Juegos. Y él, orgulloso, la lució apuntando al cielo de Londres mientras rugía todo el Estadio Olímpico. Chris Hoy (Edimburgo, Escocia, 1976), es, a sus 36 años, uno de los Sir más jóvenes en la orden del Imperio Británico y la esperanza de los anfitriones para continuar con la senda de los oros abierta por Wiggins en la prueba de contrarreloj. Un escocés pelirrojo que esconde tras el casco un deportista único.
Caballero desde que recibiera la Orden del Imperio Británico en 2005, cumplió su primera misión tres años después al conseguir para su país una tripleta de medallas de oro en los Juegos de Pekín en las pruebas de Sprint, Keirin y velocidad en equipo. Lograba así una hazaña que nadie había repetido desde que Henry Taylor lo consiguiera en 1908. Con el póker de metales en su haber (en 2004 se había adjudicado el oro en la prueba de kilómetro) se convirtió en el ciclista olímpico más exitoso de todos los tiempos y en un mito para todos los aficionados de la velocidad en el óvalo. Sigue siendo la perla para un país que ahora vuelve a necesitarle. “Es una inspiración, se entrena más duro que nadie y es muy estricto consigo mismo. Además tiene la capacidad de desconectar ese chip tan competitivo para echarse unas risas”. Así le describe su compatriota Victoria Pendleton, medalla de oro en velocidad en Pekín.
Aficionado al cine fantástico, a los seis años una escena le cambió vida. Era la del joven Elliot y sus amigos tratando de escapar de la policía con E.T. dentro de la cesta de su bicicleta. Tras ver cómo se deshacía entre saltos y piruetas de los coches de policía, decidió que su futuro estaba en la velocidad sobre dos ruedas. Primero en la competición BMX, y después dentro de un velódromo. Y eso que las instalaciones en las que empezó a pedalear no tenían techo. Algo problemático teniendo en cuenta el clima escocés, que obligaba a reparar la madera cada mes.
Respetado e idolatrado por las nuevas generaciones, un autógrafo de Hoy cuesta entre 50 y 145 libras en su página web. Es el precio de una firma incomparable. La de un ciclista que pudo terminar en el mundo del remo, o del rugby, deportes con los que coqueteó en la juventud, pero que apartó para subirse sobre una bici y pedalear. Este jueves ha logrado su quinto oro junto a Philip Hindes y Jason Kenny, en la prueba de Sprint por equipos, donde en las semifinales había registrado un nuevo récord olímpico (43, 065s). El próximo martes (11.15) reaparecerá en Keirin para acrecentar aun más su palmarés.
Seguidor acérrimo de Graeme Obree, El escocés volador, ídolo para toda una generación de ciclistas, cada pedalada de Hoy deja huella en la historia. Y todo por seguir la cesta de Elliot.
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