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Marina y el mar

Las olas eran sinónimo de vacaciones y veranos infantiles. Hoy son su pasión y su vida. La regatista sevillana Marina Alabau es una de las más fuertes opciones de conquistar el medallero

Juan Morenilla
Marina Alabau, una de las españolas con opciones más firmes de medalla
Marina Alabau, una de las españolas con opciones más firmes de medallaGARCÍA CORDERO

El nombre es casualidad. A los padres les gustaba y llamaron así a la niña: Marina. Sin imaginar que, casi 27 años después, la pequeña sería una de las mejores regatistas del mundo, campeona europea y mundial de RSX, el windsurf olímpico, y una de las grandes favoritas para el oro.

El mar era sinónimo de vacaciones, de viajes veraniegos de Sevilla a Málaga, de visitas a la casa del abuelo en Matalascañas. La escuela de vela de un primo en Ayamonte (Huelva) supuso el descubrimiento de una pasión. “Más que los barquitos, me gustaba la tabla”, recuerda Alabau; “era más físico, más emocionante, más divertido”.

Empezó a competir a los 10 años. A los 13 participó en su primer mundial. Desde entonces, esta chica pecosa de pelo rubio y piel tostada no ha dejado de ganar. De ella dicen Iker Martínez y Xabi Fernández, los grandes referentes de la vela española, que es capaz de conseguir todo lo que quiera. “De coco soy fuerte mentalmente, funciono bien bajo presión. Cuando tengo esa cosa por dentro de ganar, lo doy todo. A quien se le da bien el deporte es porque no se conforma, porque es fuerte de carácter”.

Ahora he cambiado de mentalidad. Sé que tengo que machacarme, disfrutar y sufrir

Algo suena a revancha en las palabras de Marina mientras mira al pasado y al futuro. En los Juegos de Pekín, en 2008, fue cuarta, a un dedo del podio. Le perjudicó un campo de regatas muy físico, con poco viento, muy diferente al de Londres, ideal para sus grandes condiciones técnicas. “Tiene más viento, más ola, me favorece. En Pekín, un cuarto puesto fue bueno. En Londres no estaría contenta”, asegura. El camino a los Juegos ha supuesto para ella una especie de transformación vital y deportiva. Antes aborrecía el gimnasio, los esfuerzos físicos para cimentar la navegación. “Ahora he cambiado la mentalidad. Sé que tengo que machacarme. Disfruto yendo al gimnasio y haciendo una preparación física con la bici. Ahora sé disfrutar y sufrir”. Sin perder las sensaciones sobre la tabla, el feeling que le hace tan especial. “Lo siento todo, el mástil, la aleta, la ola… Según te mueves, se mueve todo. Es como si la tabla formara parte de mí”. En esa transformación ha influido también su entrenador y pareja, el francés Alex Guyader. “Tiene mucho carácter, y al principio no era fácil el trabajo juntos, pero ahora nos va muy bien”, recuerda Alabau.

Alabau, en la playa
Alabau, en la playaGARCÍA CORDERO

Desde hace siete años, pasa los inviernos entrenándose en Brasil. Para escapar del frío y porque resultaba incluso “más barato” que quedarse en casa, en su querida Tarifa. Ahora ha aprendido portugués y se siente “como en casa”. También estudia Turismo, aunque lo lleva “regulín”. Y es una experta en meteorología. “Una nube grande, por ejemplo, da mucha información. Cuando llego a un sitio, me entero de todo. Sé lo que pasa debajo del mar y en las montañas. Y te das cuenta que todo el planeta funciona igual”. Hoy las olas son su vida. Blanca, su hermana pequeña, ya sigue sus pasos. A ella espera darle en el futuro el relevo… con una medalla de oro.

A toda vela

Marina Alabau (Sevilla, 1985) es campeona europea y mundial de RSX, la categoría olímpica de windsurf

  • Estuvo a punto de subir al podio en Pekín 2008, donde quedó cuarta
  • Las mayores probabilidades de que sople viento fuerte en Londres deberían favorecerle
  • Su hermana pequeña, Blanca, ya sigue sus pasos dorados

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Sobre la firma

Juan Morenilla
Es redactor en la sección de Deportes. Estudió Comunicación Audiovisual. Trabajó en la delegación de EL PAÍS en Valencia entre 2000 y 2007. Desde entonces, en Madrid. Además de Deportes, también ha trabajado en la edición de América de EL PAÍS.

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