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“No me voy a poner a tirar con tanto talento al lado”

A los 35 años, Prigioni será el debutante más veterano en la NBA

Prigioni marca a Calderón.
Prigioni marca a Calderón.SANCHOFOTO (DIARIO AS)

Cerebral y mesurado, mira hacia atrás Pablo Prigioni (Rio Tercero, Argentina, 1977) y concluye que en el baloncesto todo le ha costado más que a otros. Lo ha hablado con algunos de sus compañeros en la selección argentina y todos están de acuerdo. “Soy un jugador de explosión tardía”. No lo fue para dar el paso de dejar su país y buscarse un futuro en España con apenas 22 años, pero sí para encontrarlo porque tras dos campañas poco provechosas en Fuenlabrada dio un paso atrás para crecer en la LEB con el Alicante. Con 26 llegó a Vitoria y fue elevando su estatus en el equipo hasta que seis años después fue elegido como el mejor base de la ACB y se fue al Real Madrid. Ahora, tras un fugaz regreso al Baskonia, se prepara para sus segundos Juegos Olímpicos y para después hacer una pirueta inédita: con 35 años Prigioni se estrenará en los Knicks y se convertirá en el debutante más veterano de la NBA.

Para mí si la ciudad es linda, fea, grande o chica es secundario. Voy a jugar al básquet y no de turismo. Pablo Prigioni

“Hace un par de años tuve la posibilidad y la dejé pasar; ahora volvió a darse la opción y sentí una cosa por dentro…”. Afincado en Alicante, con mujer e hijos españoles, Prigioni emprenderá el reto americano en una ciudad y un emblema. Jugará en el Madison y compartirá minutos con el gran Jason Kidd. Lo hará con ambición. Hubo un punto en la negociación, en el tira y afloja antes de la firma, en el que la franquicia le hizo ver lo que era Nueva York como argumento para convencerle. Prigioni ya estaba convencido. Y tenía otra visión que tenía más que ver con el contenido que con el envoltorio. “Para mí si la ciudad es linda, fea, grande o chica es secundario. Voy a jugar al básquet y no de turismo. Quería que estuvieran convencidos de que les puedo ayudar y en cuanto vi que así era me decidí”. Más allá de las dudas respecto a la adaptación a la competición, inherentes a cada estreno, a estas alturas Prigioni, siempre destacado en la faceta defensiva y en los robos de balón tan valorados en la Liga americana, no engaña a nadie. “Trato de hacer que el balón llegue a quien tiene que tenerlo y explotar el potencial que tengo alrededor. He jugado con grandes jugadores en mis equipos y en la selección y no veo por qué ese valor no puedo trasladarlo tranquilamente a la NBA. No me parecería bien cambiar mi juego y ponerme a consumir tiros con tanto talento al lado”.

Prigioni abandera un tipo de jugador que siempre ha hecho fortuna en el baloncesto FIBA y que durante un tiempo apenas tuvo peso en Norteamérica, siempre presta al fulgor de bases anotadores y de físico más rotundo. Quizás desde la eclosión de Steve Nash los técnicos han puesto en valor ese tipo de figura, la del playmaker que llega al lucimiento propio a través de conseguir el ajeno. Es hacia lo que ha evolucionado —“he quemado pasos poco a poco para convertirme en un jugador sólido, serio y constante”, reconoce— en un crescendo continuado al que a día de hoy no ve fin. “No percibo una razón por la que un jugador tiene que bajar el rendimiento si no es por cuestiones físicas porque puede mejorar hasta el último día si realmente tiene el deseo de hacerlo y yo me voy a Nueva York dispuesto a aprender de una competición nueva para mí y con grandes jugadores”.

Con todo, esa curiosidad se aplaza mientras se sustancia el desafío olímpico. En la primera fase en Londres, como mañana en el amistoso que se disputa en Barcelona, Argentina se enfrentará a Estados Unidos. Y Prigioni, uno de esos jugadores que podrían pasar por un entrenador dentro de la cancha, ya barrunta una estrategia. “Ellos son muy dinámicos, juegan con una marcha más que el resto y te tiran el físico encima. Lo idóneo es frenarles y ponerles a jugar cinco contra cinco, darles algunas cosas para quitarles otras que nos convengan. No podemos competir con su ritmo”. Igual por ahí va también va el plan del rookie más veterano para sorprender en la NBA.

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