“Es un síntoma de la modernidad del país”
Del Bosque explica el éxito por el crecimiento español en los últimos años ● “Antes íbamos fuera a aprender, ahora vienen”
Antes de la Eurocopa, Vicente del Bosque no quiso que el fútbol cargara con la responsabilidad de aliviar las penas de una España deprimida. Tras la triple corona, sin embargo, el seleccionador deslizó un sencillo homenaje a sus compatriotas. “El deporte es un síntoma de la modernidad de nuestro país, que ha crecido mucho en los últimos años. Han salido chavales nuestros a otros países y entrenadores. Eso, antes, era algo imposible: antes íbamos fuera a aprender, pero ahora vienen a vernos a nosotros”.
En esos momentos de euforia, Del Bosque quiso acordarse del perdedor: Italia. “La lesión de Motta, cuando ya habían hecho los tres cambios, les ha cortado la reacción. No hay tanta diferencia”. En un alarde de empatía, el técnico salmantino estaba realmente afectado por la paliza sufrida por los azzurri. Casi pedía perdón. Del Bosque, por supuesto, recordó también a su antecesor, Luis Aragonés, campeón hace cuatro años en Viena, “por haber marcado el camino”. “He hablado con el Rey y está emocionado, como todos los españoles, que han tenido una noche extraordinaria”, agregó el entrenador, que, poco antes, en las inmediaciones del vestuario, lloró emocionado al recibir el abrazo de su hijo Álvaro.
En la disección futbolística, Del Bosque habló de una santísima trinidad: “Presión, posesión del balón y profundidad. Hemos tenido las tres”. Sobre la consecuencia de haber ganado el trofeo sin un delantero de referencia, Del Bosque indicó: “No hay un fútbol único. Lo importante es llegar a las situaciones de gol; no estar, sino llegar. Hoy, por ejemplo, ha marcado Alba. Arbeloa ha estado mucho en el área contraria. Hay jugadores que dan seguridad y otros que llegan”.
Para un hombre tan sencillo, su palmarés no admite comparación: campeón del mundo y de Europa con La Roja y dos veces de la Champions con el Madrid
Después de tantas críticas sobre el juego supuestamente aburrido de España, la prensa internacional se entregó a la actuación “asombrosa” del combinado español. ¿Estaba planeado no jugar tan bien hasta la final? “No”, respondió Del Bosque; “sufrimos contra Croacia y dimos dos pases importantes ante Francia y Portugal. Todo nos ha costado mucho esfuerzo”.
Para un hombre tan sencillo, su palmarés no admite comparación en la historia del fútbol: campeón del mundo y de Europa con La Roja y dos veces de la Champions con el Madrid. A eso se añaden tan solo dos derrotas en 61 partidos oficiales como seleccionador. Ante dos rivales muy inferiores: Suiza en el estreno del Mundial de 2010 y, un año antes, Estados Unidos en la semifinal de la Copa Confederaciones.
Los ayudantes de Del Bosque se inventaron su propia celebración inspirados por el divertido Pedro Cortés, expresidente del Valencia, ejerciendo de improvisado capitán de una marcha mora mientras se escuchaba Paquito, el chocolatero, por los altavoces del estadio Olímpico de Kiev. Como José Manuel Otxotorena, el preparador de porteros, perdía el paso, Cortés abandonó el baile entre las risas de todos.
Hemos hecho una grandísima Eurocopa. Mis jugadores han demostrado que pueden jugar al fútbol sin pegar patadas, que pueden perder con dignidad” Cesare Prandelli
Entre técnicos tan afines, tanto en el pensamiento futbolístico como en el personal, el seleccionador italiano, Cesare Prandelli, buscó a Del Bosque para felicitarlo. La simpatía era mutua, aunque las circunstancias opuestas. El entrenador azzurro esbozó una sonrisa tratando de levantar la cara de sus jugadores, devastados por el correctivo recibido. Todavía sobre el campo, charló un par de minutos con Pirlo, tratando de encontrar alguna explicación a lo sucedido. Pirlo no parecía escuchar nada. Estaba ausente. Los ojos llorosos y la mirada perdida. El favorito antes de la final para mejor futbolista del torneo no admitía consuelo. Bonucci, Balotelli y Thiago Motta no pararon de llorar.
En una muestra más de elegancia, Prandelli homenajeó al campeón. “Felicidades a un gran equipo, que ha practicado un juego cum laude durante muchos años”. Después puso nota a la Eurocopa de Italia: “Un ocho”. “Hemos hecho una grandísima Eurocopa. Mis jugadores han demostrado que pueden jugar al fútbol sin pegar patadas, que pueden perder con dignidad”. “El único reproche”, añadió, “es no haber tenido tiempo de recuperarnos mejor. No hemos tenido frescura. El primer partido ante España lo jugamos mejor porque físicamente estábamos al ciento por ciento”. Pese al palo y las dudas sobre su futuro, Prandelli aseguró que seguirá al frente de La Nazionale en la clasificación para el Mundial de Brasil dentro de dos años: “Mi estado de ánimo ha estado así, así. No he tenido problemas con los directivos. Este proyecto tiene que ir adelante”.
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