La madurez de Nani
El extremo, un jugador rebelde, conecta a Cristiano con el gol y da salida al balón
En septiembre de 2011 la sensibilidad futbolística de Alex Ferguson detectó que Nani (Cabo Verde, 1986), aquel chico salido de los arrabales de Lisboa, había pasado la frontera que marca las diferencias entre jugar al fútbol y entender los secretos del juego que ayudan a descifrar los partidos, a elegir las soluciones y los recursos que generan las victorias. “Nani está empezando su etapa de madurez. Es maravilloso”. El viejo entrenador del Manchester United apreció que su trabajo de cuatro años, tras pagar por su traspaso 20 millones de euros al Sporting de Lisboa, había transformado la anarquía virguera de Nani en un tremendo potencial futbolístico más colectivo. “Intento disfrutar, pero no siempre es posible porque Sir Alex no deja mucha libertad y no puedo hacer los trucos que hacía cuando jugaba en la calle con mis amigos. Pero cuando el partido está controlado, tomo riesgos y soy feliz si me sale lo que intento”, reconocía.
En esta Eurocopa, Nani no ha producido el ruido de los goles de Cristiano, pero cuando Portugal no ha encontrado ni los amplios espacios, ni los vertiginosos tiempos que pretende aplicar en sus transiciones ofensivas, ha sido el extremo del United el que ha dado un paso atrás y dos hacia el centro para reclamar el balón e imponer la pausa. Ha habido momentos durante el torneo en los que ha sido más pasador y temporizador que driblador. A sus 24 años ha interpretado la máxima que anunció Paulo Bento antes del comienzo del torneo, cuando al técnico le agobiaban las preguntas sobre la dependencia que podía generar la potencia goleadora de Cristiano. “Ronaldo no puede resolvernos todos los problemas”, advertía el seleccionador luso.
Odia que le comparen permanentemente con su compañero CR
En la derrota del debut con Alemania, Bento hizo jugar a Nani por detrás de Postiga en el tramo final del partido y generó un par de ocasiones de peligro. “No piensen que ahora voy a jugar de 10, es solo una posibilidad en situaciones límite, cuando el equipo necesita meter más jugadores de ataque. Como todos saben mi puesto está en la banda”, aseguraba. Desde el costado, apurada Portugal ante Dinamarca, asistió a Postiga para el 1-0 y en la misma situación ante Holanda le regaló a Cristiano el 2-1 con un centro milimétrico y raso a la carrera. También fue decisivo en el gol del madridista que metió a Portugal en semifinales. Un pase interior suyo desmontó a la defensa checa para que Moutinho sacara la rosca que picó Cristiano ante Cech.
Nani ha asumido en silencio estar a la sombra. Odia que le comparen con Cristiano, aunque sus trayectorias tengan paralelismos. “En los últimos cinco años, siempre que juego bien, el mismo cuento, que si si soy igual que Cristiano, que si hago lo mismo”, se ha quejado más de una vez. Como Paulo Bento, también se ha rebelado contra la omnipresencia goleadora de la estrella portuguesa: “No es el único que puede hacer goles”. La sintonía con Paulo Bento le viene de su época de juvenil en el Sporting de Lisboa. Su entrenador de cabecera en aquellos años difícles le fue despojando del trauma de haberse criado entre chabolas, de haber sido abandonado primero por su padre y después por su madre y de haberse criado con el eco de los disparos nocturnos de la barriada de Amadora: “Paulo Bento es la principal razón por la que yo estoy donde estoy y ahora soy lo que soy, él me abrió la mente y los ojos y me hizo ver que la vida que había llevado no era la adecuada”
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