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Zancada y remate

Recuperado en lo físico y anímico, Torres vuelve a galopar

Gniewino (Polonia) -
Torres marca uno de sus dos goles a Irlanda.
Torres marca uno de sus dos goles a Irlanda.ALEJANDRO RUESGA

Recuperado el tranco, la sutil dinamita de su golpeo llegó por defecto y a Torres le vuelven a brillar las pecas y la mirada. Y Del Bosque, que le retó a volver, a demostrarse a sí mismo quién era, a llenarle de razones para confiar en él, lo celebra. Está feliz The Kid. Se le nota en la cara, pero también en el juego. Hacía tiempo que no galopaba El Niño como lo hizo contra Irlanda, pura potencia para correr 50 metros, conducir con dos toques y batir al portero de un toque sutil en la jugada de su segundo gol, el tercero de la lluviosa noche. Tan distintos han sido sus pocos goles (11) en las tinieblas de un año complicado, que la jugada de ese tercer gol español simboliza como pocas imágenes el retorno del goleador español. Sin Villa, el 7, España tiene en Torres, el 9, a su mejor tirachinas.

 “Hacía tiempo que no le veía como ahora”, reconoce Pepe Reina, que le vio llegar a la selección y al Liverpool. “Te lo diré en inglés: sharp. Eso es lo que ha recuperado”. O sea, que está enchufado. Pura potencia, a Torres le ha costado volver, pero no parece dispuesto a que nada le distraiga del objetivo. “Hice todo lo que odiaba un jugador”, ha reconocido. Torres ya no se cree el mejor, solo pretende volver a serlo. Para eso ha cambiado su actitud y está más cerca del buen compañero —picante y travieso— que en la Eurocopa de 2008 apostaba sobre cuántas veces decía Luis lo de “…y tal” en una charla, que del tipo huraño y solitario del Mundial de Sudáfrica. Recuperadas las sensaciones físicas y anímicas, Torres vuelve a galopar como un potro. Combina poco pero estira mucho el equipo, por esa habilidad que tanto gusta a Del Bosque que le permite jugar al límite del fuera del juego, siempre dispuesto a alcanzar el pase en profundidad que le lleve ante la portería rival. Y si está metido en faena, como contra Irlanda, cae a banda y presiona la salida de los centrales con el mismo entusiasmo que olfatea el gol.

“Arranca con la fuerza de un caballo”, asegura Xavi. “Tiene gol. Y la zancada...”, decía Luis Aragonés cuando le preguntaban por el rasgo más característico del futbolista que le maravilló por su innata habilidad para encontrar espacios entre los dos centrales. Encarado el portero, como hizo dos veces con Given, no espera, golpea. Zancada y remate; El Niño sonríe y España golea.

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