El balón es suyo
Liderada por Xavi, la selección batió ante Irlanda los récords de posesión y pases en una Eurocopa “Jugar contra ellos es como perseguir sombras”, dicen los rivales
Xavi Hernández camina por el campo Arena de Gniewino como si fuera un ayudante de Papá Noel, cargado con un saco de balones a la espalda. La pelota es suya. Todas. Contra Irlanda, Xavi, guardián del estilo, recibió 115 pases de sus compañeros, repartió 136 y dio buenos 129. A remolque de Xavi y de su amigo y socio Iniesta, la selección llegó hasta los 860 pases, 788 buenos, un 91,6%. Nunca un equipo había dado tantos pases en una Eurocopa como España frente a Irlanda. La selección tuvo el balón en su posesión el 75% del tiempo y consiguió hacer bueno el dominio con una goleada. Nunca, tampoco, España había tenido tanto tiempo el balón en un torneo europeo.
“A eso jugamos”, tercia Iniesta, que recibió 94 pases, 32 veces de Alba, la asociación más prolífica de la noche, y repartió 84 caramelos. En la Eurocopa de Bélgica y Holanda del año 2000, con José Antonio Camacho en el banquillo, Guardiola dio 104 pases en el partido inaugural contra Noruega, que perdió España por 1-0. Ese era hasta ahora el récord de pases de un jugador español en el campeonato europeo. En lo que va de este torneo, Xavi lo ha batido dos veces: 107 pases contra Italia, y 136 frente a Irlanda.
La revolución del fútbol español solo se explica a través del pase. Muerta la furia, el juego asociativo ha cimentado el reinado español. La evolución la demuestran los datos. En Portugal 2004, España completó 538 pases contra Rusia, y el más participativo fue Albelda (68). En 2008, con Luis Aragonés en el banquillo, alcanzó los 681 contra Italia (con prórroga) y 628 frente a Suecia. En el Mundial de Sudáfrica, La Roja sumó 3.547 pases en siete partidos (una media 507 de por encuentro), las mejores cifras desde que se tienen registros, en 1966, según la empresa de estadísticas Opta.
“La forma en que ha evolucionado el estilo se debe a la forma en que se entrenó a los equipos juveniles”, declaró Andy Roxburgh, director técnico de la UEFA. “Tarda mucho, mucho tiempo en perfeccionarse un estilo como el de España”. “Nos hemos aprovechado del trabajo formativo de los clubes, que es excelente”, reconoce Vicente del Bosque, consciente de que todos los equipos inferiores de la selección están cortados por un mismo patrón, lo que garantiza la idea impulsada por Luis Aragonés el día que le dio la batuta a Xavi. “Él es el culpable, confió en esta manera de jugar, en los pequeños”, admite el protagonista de una revolución futbolística sin precedentes, tanto a nivel de club como en la selección.
“En mi vida me enfrentaré a un equipo mejor”, resumió St. Ledger
“Es la misma intención, cambian los detalles y los jugadores, matices”, reconoce Busquets cuando se le insta a comparar el juego de su equipo, el Barcelona, con el de la selección. Más allá del pase, el ejercicio de la presión que le permite recuperar muy pronto y muy arriba la pelota es otro de los síntomas del dominio español en los campos de la Eurocopa.
“Tenemos una manera muy clara de jugar, muy definida y no vamos a renunciar a ella”, sostiene Xabi Alonso. “Queremos la pelota y queremos atacar y tenemos variantes que nos dan ventajas”, cierra Ramos. “Xavi, Busi, Iniesta, Silva, Mata, Cazorla… la calidad es enorme en el centro del campo”, reconoce orgulloso Piqué. El dominio es tan enorme que acaba desesperando al rival, como sucedió contra Irlanda el jueves. “Jugar contra España es como perseguir sombras. Nunca llegas a tiempo”, reconoció Keith Andrews, que se cansó de perseguir a jugadores como Xavi e Iniesta en el centro del campo; “en mi vida me enfrentaré un equipo mejor”, resumió St. Ledger, otra víctima de la selección en el camino a intentar revalidar el campeonato. Siempre con el mismo estilo, con la pelota como protagonista.
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