Españoles e irlandeses beben juntos
La marea verde conmueve Gdansk con sus cánticos y se mezcla con los hinchas de La Roja
Ray Power fue una de las cerca de 25.000 gargantas irlandesas que estremeció al Estadio Arena de Gdanks durante los 15 minutos cantando The Fields of Athenry. Era el final del partido y, pese a la clara derrota ante España (4-0), la hinchada verde quería demostrar que es “una de las mejores aficiones del mundo”. “Hemos venido unos 50.000 irlandeses a Polonia y no hemos creado ningún problema. Los rusos, en cambio, son un número parecido y sí han tenido muchas peleas”, comenta Power, un asistente de laboratorio de 25 años, del condado de Galway, mientras toma la enésima cerveza en una cafetería del centro de Gdansk, acompañado por tres españoles: Jesús, Ricardo y Adolfo, de Colmenar Viejo (Madrid).
Tras el partido del jueves, los españoles y los irlandeses se mezclaron por las calles y bares de Gdansk bebiendo e intercambiando sus cánticos. La entonación irlandesa no admite comparación ante unos españoles casi siempre desafinados. En ese terreno, los irlandeses son imbatibles. En el futbolístico, sucede lo contrario. “Vi por primera vez en directo a Xavi e Iniesta juntos”, dice Power, “y solo puedo decir una cosa: son asombrosos. Los jugadores suplentes de España (Llorente, Mata, Fàbregas… ) serían las estrellas de Irlanda”.
Pese a tratarse de un pueblo de apenas cuatro millones de habitantes, la irlandesa es la afición más numerosa de las desplazadas a Polonia. ¿Cómo es posible eso en un país rescatado en 2010 por la Unión Europea y el FMI? “Porque la gente se ha tomado ahora las vacaciones de verano y las ha pedido a las empresas para el tiempo en que Irlanda esté en el torneo. Muchos han volado hasta París y desde allí han venido en caravanas”, explica Power.
El espíritu de Irlanda ha conmovido a las autoridades de Gdanks: “Su comportamiento es un ejemplo para todos”
Los jugadores españoles tenían libre hasta las tres de la tarde y algunos aprovecharon para visitar el centro de Gdansk. Javi Martínez, con sus gafas de vista, paseaba con sus padres mientras Xabi Alonso, con gorra y gafas de sol, trataba de pasar inadvertido entre los miles de seguidores españoles establecidos en Gdanks desde hace una semana. Tres de ellos, Jesús, Ricardo y Adolfo, han aprovechado el viaje para su negocio: la venta de bufandas en los alrededores de los estadios. “Se venden bastantes. A 10 euros. Los que más compran son españoles y griegos”, explican.
El espíritu de Irlanda ha conmovido a las autoridades de Gdanks: “Su comportamiento es un ejemplo para todos”, dijo un portavoz municipal. En esta ciudad hanseática del norte de Polonia, reina la convivencia entre las distintas hinchadas. La más estable es la española, puesto que la selección disputa en Gdansk toda la primera fase. Ahora se irán los irlandeses con sus cánticos en dirección a Poznan para medirse por el honor a Italia. Han empezado a llegar los croatas, cuya selección se enfrentará el lunes a España. Los ecos de The Fields of Athenry siguen vivos en el Arena de Gdansk.
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