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Solo para masoquistas

Hogdson, el seleccionador inglés, se enfrenta a un ejercicio de supervivencia

Roy Hodgson habla con el medio Scott Parker.
Roy Hodgson habla con el medio Scott Parker.FRANCK FIFE (AFP)

Dicen que el segundo matrimonio representa la victoria de la esperanza sobre la experiencia; aceptar el puesto de seleccionador inglés es parecido, pero multiplicado por 46, el número de años que han pasado desde que Inglaterra ganó un torneo. Roy Hodgson solo ha disputado un par de partidos amistosos (hoy será el primer duelo serio, contra Francia; 18.00, Cuatro) pero ya lo están crucificando. Lo cual es normal porque crucificar al seleccionador es, ante la ausencia de triunfos, el deporte favorito de los medios y los fans ingleses.

Y eso que lo tiene bastante fácil Hodgson, ya que nadie espera nada de Inglaterra en la Eurocopa (ni siquiera él, según sus últimas declaraciones). El motivo que se ha buscado para darle los primeros palos —los primeros de muchos, puede estar seguro el pobre hombre— tiene que ver con su negativa a convocar al central del Manchester United, Rio Ferdinand. Detalles como el jubileo de la Reina Isabel y el rescate español aparte, ha sido prácticamente el único tema de discusión en Inglaterra desde que Hodgson nombró su plantilla el mes pasado.

El consenso nacional es que Ferdinand fue omitido porque Hodgson eligió al capitán del Chelsea, John Terry, el mismo John Terry que ha sido acusado de lanzar un insulto racista al hermano de Rio, y jugador del Queen’s Park Rangers, Anton Ferdinand. Y esto, según este mismo consenso, es malo. La pregunta que, curiosamente, nadie parece hacerse es ¿por qué es malo? Si es verdad que Ferdinand y Terry se llevan fatal es bastante probable, conociéndolos, y especialmente al borde de Terry, que a lo largo de un entrenamiento se liarían a trompadas. Lo cual, podemos suponer, no sería muy provechoso para la moral del resto de la selección.

Las primeras críticas duras le han llegado por no convocar a Rio Ferdinand

Claro, Hodgson podría no haber seleccionado a Terry. Pero esto le habría privado de la única remota posibilidad que tiene el equipo de hacer un papel aceptable en esta competición, que es jugar como el Chelsea en la Champions, estacionar a 10 jugadores en el área propia y esperar a que en un contragolpe fortuito alguien marque un gol. Terry, más un soldado que un futbolista, sabe jugar a eso. Ferdinand sabe, a veces, cómo salir de la defensa con el balón en los pies y pasarlo más o menos en la dirección general de sus centrocampistas, virtud absolutamente redundante en la actual selección inglesa, incluso contraproducente, ya que los centrocampistas no estarán en el centro del campo, sino atrás y aunque recibieran el balón no tendrían ni idea qué hacer con él.

Hodgson podría no haber seleccionado a Terry. Pero esto le habría privado de la única remota posibilidad que tiene el equipo de hacer un papel aceptable en esta competición

Pero el objetivo es crear polémica, y quizá también tener coartadas preparadas de antemano ante el caso altamente probable de que Inglaterra ni siquiera se clasifique para la segunda ronda de la actual competición. Hodgson está bien mentalizado para esta eventualidad. El sábado dejó claro en rueda de prensa que está pensando más en el siguiente torneo, el Mundial de 2014, que en el que se está llevando a cabo hoy. Anticipándose a la posibilidad de que su equipo haga un papel espantoso (“tórrido”, fue el adjetivo exacto que utilizó), Hodgson declaró que en tal caso se quedaría con el consuelo de saber lo que tendría que hacer, o no hacer, para evitar que ocurriese lo mismo dentro de un par de años en Brasil.

Lo cual delata, hay que reconocerlo, una admirable vena optimista en el nuevo seleccionador, ya que parece dar por hecho que Inglaterra se clasificará para la fase final del próximo Mundial. Ya veremos. Pero por ahora lo importante para Hodgson es que su equipo no haga el total ridículo en el Grupo D de la Eurocopa contra Francia, Suecia y Ucrania; lo imprescindible es evitar dar suficientes pretextos a la jauría para que pidan su cabeza antes de fin de mes. Sabe que palos le seguirán dando —el trabajo que ha aceptado solo es para masoquistas—, pero si logra mantenerse en el cargo para el comienzo de la campaña mundialista ya habrá superado su primer gran reto. Triunfar en la Eurocopa no significa para Hodgson ganarla, sino sobrevivirla.

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