Las siestas de Prandelli
El técnico italiano desdramatiza el fútbol y utiliza “el pesimismo como estímulo”
“Estoy feliz. Antes de venir aquí, hasta me he echado una siesta de una hora. He dormido como un niño”. Así es Cesare Prandelli. No solo en la víspera del partido contra España. Así es Prandelli en la vida. Un tipo que, a sus casi 55 años, sigue quedando con sus amigos del pueblo (Orzinuovi, provincia de Brescia), los de la infancia. Un tipo que abandonó el banquillo del Roma poco después de haber firmado el contrato para estar junto a su esposa, enferma de cáncer. Un tipo que aún se emociona al recordarla. Un tipo que dice que, cuando pierde, no sale porque no le gusta que le vean cenando por ahí tras una derrota. Un tipo, como confesó a este diario en agosto del año pasado, antes del partido amistoso contra España en Bari, que intenta “no tomarse el fútbol demasiado en serio”.
En Bari ganó Italia por 2-1. Con buen fútbol. “A los chicos no les he puesto el vídeo de ese partido porque han cambiado demasiadas cosas”, dijo ayer el seleccionador en la conferencia de prensa. Se le han multiplicado las arrugas. Se le ha visto perdido en sus pensamientos todos estos días, máxime tras la derrota contra Rusia, pero la sonrisa y la serenidad que transmite siguen siendo las mismas. Es la serenidad, como dijo ayer, que tienen los niños después de haber hecho las tareas del cole. Y él no ha parado. A su cuerpo técnico de siempre se ha unido este año su hijo Niccoló, de 27 años y licenciado en INEF. Ya estuvo de preparador físico con su padre en el Fiorentina.
Renunció al banquillo del Roma para cuidar a su esposa, enferma de cáncer
En la última semana se le han multiplicado las tareas a Prandelli. Primero, la visita de la policía a Coverciano para comunicar a Criscito que estaba siendo investigado en el caso de los amaños y las apuestas ilegales. Luego, los movimientos extraños en la cuenta de Buffon y la lesión de Barzagli, el central titular. Por último, las mil vueltas que ha dado al esquema que utilizará en la Eurocopa. Jugó la fase clasificatoria (cuatro goles encajados) con el 4-3-1-2. Ha optado por cambiarlo porque ahora —ahí están algunas de las cosas que dice que han cambiado— los que forman la columna de la selección son los jugadores del Juventus (Buffon, Bonucci, Barzagli, Chiellini, Pirlo, Marchisio y Giaccherini), que, con Antonio Conte, han utilizado el 3-5-2 y, a ratos, han hecho el fútbol más divertido del calcio.
Prandelli siempre anuncia el once en la víspera. No lo hizo ayer. “El pesimismo nos acompaña, pero no nos molesta. Es más, nos sirve de estímulo. El trabajo hecho nos dará grandes satisfacciones”, dijo sentado al lado del capitán, Buffon; “España es el equipo a batir por continuidad de juego y rendimiento. Queda muy poco del partido que le ganamos en 2011 porque el fútbol lo quema todo rápidamente. Hemos cambiado desde entonces. De todas formas, cuando juega al fútbol, Italia ha demostrado ser competitiva, incluso contra España”.
Según Prandelli, los españoles parecen más felices cuando juegan al fútbol. La felicidad de Italia, estos días, ha estado en la sonrisa y las bromas de Balotelli y Cassano, inseparables. “Mario, hasta ahora, se ha portado muy bien. Le pido lo mismo que a todos: generosidad”. Palabra de Prandelli, el que consigue dormir como un bebé antes del partido más importante.
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