Modric, a medio camino
Tras ser una de las sensaciones de la Euro 2008, el medio del Tottenham debe superar un cierto estancamiento
A medio camino de lo que pudo haber sido y no fue, Luka Modric (Zadar, Croacia; 1985) supo lo que se siente al ser silbado por sus propios aficionados en un amistoso reciente en Zagreb ante Suecia (1-3). “No es agradable”, admitió. El mayor talento croata del último lustro no acaba de convertir en fútbol todas sus cualidades. Muchas, según lo definió Gérard Houllier, del equipo técnico de la UEFA, después de incluirlo en el equipo ideal de la Eurocopa de Austria y Suiza: “No solo es un gran trabajador, sino que tiene cerebro y da calma y compostura al centro del campo. Recupera el balón, pasa bien y hace jugar a los demás”.
Los elogios se convirtieron en una oferta de 20 millones de euros del entonces Tottenham de Juande Ramos al Dinamo de Zagreb. Pero cuatro años en los Spurs no han servido para consagrarlo. Ni siquiera con un título, escamoteado por el Chelsea en la pasada final de la Copa inglesa. Por si fuera poco, el conjunto blue, al proclamarse campeón de Europa, ha desbancado al Tottenham de la próxima Champions, un derecho que había adquirido por ser cuarto en la Premier.
Sin estar bien físicamente, el seleccionador le ha preparado un programa de entrenamiento para esta Eurocopa
Obligada su familia a abandonar su casa de Obrovac cuando el pequeño Luka tenía seis años, la infancia la pasó huyendo de la guerra de los Balcanes. Su padre, Stipe, formó parte del ejército croata. Uno de sus abuelos murió como consecuencia de la guerra. La familia Modric vivió en un hotel en la isla de Iz, cerca de Zadar, donde Modric, al regresar su padre de la contienda, comenzó a jugar al fútbol entre las calles agujereadas por el conflicto. A los 17 años, firmó por el Dinamo de Zagreb, pero hubo de irse cedido para demostrar su valía. Primero al Zrinjki Mostar -“si uno llega triunfar en Bosnia, puede jugar en cualquier parte”, proclamó- y después en el Inter Zapresic croata. Un total de 31 goles y 29 asistencias con el Dinamo hablaban de un centrocampista especial. Bilic siempre tuvo predilección por él. Le da la batuta del juego, el balón. Por eso, sin estar bien físicamente, el seleccionador le ha preparado un programa de entrenamiento para esta Eurocopa. Mucha parte del éxito o del fracaso depende sus pies.
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