Los Spurs y el asterisco de Stern

La NBA alumbra y oscurece estrellas y equipos a la velocidad de la luz. Pero, a veces, los devorados regresan por todo lo alto. Es el caso de los Spurs, enterrados por muchos el pasado curso, cuando perdieron (4-2) en la primera ronda de la fase final ante los Grizzlies de Marc Gasol. Se apuntó al declive de Duncan y el desgaste del trío que formaba con Parker y Ginóbili. Pero, un año después, el big three de San Antonio vuelve a causar estragos. Se han plantado en la final de la Conferencia Oeste como si nada tras dejar a cero a Utah y los Clippers: sendos 4-0 que extienden su racha victoriosa a 18 partidos con la sensación de haber reencontrado la fórmula magistral que les permitió ganar cuatro anillos en ocho años (1999, 2003, 2005 y 2007).

Los Spurs representan para muchos la esencia del juego. Jefferson, el pívot de Utah, tras enfrentarse a ellos, vaticinó: “No veo a nadie capaz de batirles”. Gregg Popovich, el entrenador de los Spurs desde 1997, afirma que haber contado con Robinson y ahora con Duncan le ha permitido firmar un balance ganador durante 20 años. Desde la primera temporada completa con Pop al frente, la de 1997-1998, los Spurs cuentan con el mejor porcentaje de victorias en la NBA (70,2%), por delante de los Lakers (65,7%) y Dallas (62,2%), y también en los deportes profesionales de Estados Unidos superando al equipo de fútbol americano New England Patriots (69,1%), al de béisbol New York Yankees (60,3%) y al de hockey hielo Detroit Red Wings (59,7%).

Pero, además, de contar con dos de los mejores pívots de la historia y de alistar a dos jugadores franquicia como el base francés Parker y el alero argentino Ginóbili, Popovich ha dotado a su escuadra de un estilo muy elaborado y ha conseguido renovarla en función de las necesidades. Esta temporada espoleó a Parker. “Pop estaba furioso el pasado verano. Me dijo que había jugado con más dureza con la selección francesa”, desvela el base de los Spurs; “le dije que iba a cambiar mi actitud. Me puso un desafío”.

Los Spurs representan para muchos la esencia del juego

Duncan, a sus 36 años, no es el ala-pívot dominante de sus mejores tiempos, pero, más dosificado y en mejor forma física, vuelve a ser determinante con 17,9 puntos y nueve rebotes de media en los playoffs. No es menor la importancia que Popovich concede a Ginóbili. “Posee el mismo amor por la victoria y el mismo espíritu maníaco de la competición que Jordan y Bryant”, le piropea.

El mérito de Popovich, elegido el mejor entrenador del curso, es que ha sabido rodear al trío de estrellas con una serie de jugadores que se ha sacado de la manga. Ha puesto en valor a Leonard, un novato de 19 años, y Green, un escolta que militaba en la secundaria Liga de Desarrollo, de manera similar a como pasó hace un año con Neal, otro escolta que estuvo en el Barcelona y el Unicaja.

El comisionado de la NBA, David Stern, ha justificado el denso calendario de este año en relación a la campaña de 1999, la del primer lockout o cierre patronal, en la que se disputaron 50 jornadas y que acabó con el triunfo de los Spurs. “Esta vez no queríamos que nadie nos dijera que iba a ser otra temporada con asterisco”, afirmó Stern. Los Spurs, tampoco.