La cabeza antes que la raqueta

“Cabeza, cabeza”. Parece que David Ferrer ha ganado con el corazón, pero él siente que su remontada tiene más que ver con el cerebro que con sus piernas. Ocurre el jueves y en octavos, cuando vence 6-0 y 7-6 al francés Simon y se señala la frente una y otra vez con el dedo. “Cabeza”, podría haberse dicho ayer mientras roe 7-6 y 6-3 las piernas del francés Gasquet. “Cabeza”, se dirá hoy (16.00, Teledeporte), cuando busque la final de Roma contra Rafael Nadal, que tumbó 6-4 y 7-5 al checo Berdych en un partido lleno de tremendas derechas. Tras la reciente final del Godó, en la que el alicantino desperdició ante el mallorquín cinco bolas de set en la primera manga y su saque para cerrar la segunda, ese dedo señala el argumento decisivo del duelo. Ya lo dijo Toni Nadal, tío y técnico del ganador de 10 grandes, que se coronó 7-6 y 7-5 aquel día de finales de abril en Barcelona: “La diferencia es que Rafael ha vivido más situaciones de dificultad que David y les ha hecho frente”.

Es difícil ganarle a Rafa en todas las superficies, y en tierra más. Tengo que jugar como en Barcelona y forzar un partido largo", explica el alicantino

Más que la técnica, la fortaleza de carácter marca los duelos entre los dos amigos. Nadal domina 14-4 y solo se ha inclinado en una ocasión sobre arcilla contra Ferrer, allá por 2004. Más allá del currículo, hay un dato esclarecedor: el mallorquín, que ahora es el número tres, gana el 64% de sus partidos contra los otros 10 mejores, mientras que el actual número siete solo suma el 34%. Esa brecha estadística no se explica solo desde la raqueta. Tiene que ver con el estómago y la cabeza. “Rafael tiene que tener un día malo y yo muy bueno”, explicó el alicantino en Roma, donde su estabilidad quedó reflejada en tres tie-breaks disputados y ganados en otros tantos partidos. “Los cuatro de arriba”, dijo sobre Nadal, el británico Murray, ya eliminado, el serbio Djokovic, que derribó 7-5 y 6-1 al francés Tsonga, y el suizo Federer, que se impuso a Seppi por 6-1 y 6-2, “están un escalón por encima de mí”, añadió. “Es difícil ganarle a Rafa en todas las superficies, y en tierra más. Tengo que jugar como en Barcelona y forzar un partido largo”, cerró. Djokovic y Federer juegan hoy la otra semifinal.

“Y sí”, coincidió Nadal; “tuve un poco de suerte en algunos momentos en la final del Godó”. “No jugué a mi mejor nivel. Sé que tendré que correr mucho, que tendré que luchar mucho. Ante Berdych, ya hice una cosa fantástica: me metí dentro de la pista, dominé con la derecha y mis movimientos fueron geniales”.

“Suerte”, dijo Nadal, recordando las cinco bolas de set en contra que levantó en la primera manga de aquella final, una de ellas gracias a un golpe de viento que metió en la pista una pelota que había tocado con el marco de la raqueta. “Mala suerte”, diría Ferrer, quien, lejos de amilanarse ante las oportunidades perdidas, llegó a sacar para ganar la segunda manga, también cedida. “Ojalá hubiera tenido un tío como Toni”, concluyó entonces, en referencia al entrenador de su contrario. Esas palabras, pronunciadas con una sonrisa, no tuvieron nada de inocentes. Frente a las dificultades, Nadal da un paso al frente. Allí donde otros dudan, él cree con más fuerza. Que le pregunten a Berdych: mandaba 4-2 y 40-15 en el segundo set… y lo perdió de cañonazo en cañonazo.