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Un kazajo que no se llama Vinokúrov

Maxim Iglinskiy se impone en la ‘Decana’ tras alcanzar a Nibali en el último kilómetro

Carlos Arribas
Iglinskiy, corredor del Astana, (c) durante la Lieja-Bastoña-Lieja
Iglinskiy, corredor del Astana, (c) durante la Lieja-Bastoña-LiejaNICOLAS BOUVY (EFE)

La historia de la 98ª edición de la Lieja-Bastogne-Lieja, la decana de las clásicas que cumplía 120 años este 2012, fueron dos historias, la historia de un desafío y la de una eliminación en cadena. Ambas confluyeron en una sola persona, en un kazajo ciclista que no se llama Vinokúrov sino Maxim Iglinskiy, y que tiene 31 años y una fortaleza terrible y carácter guerrero, por supuesto, que logró la victoria más importante de una carrera hasta ahora bastante anónima.

El desafío fue el que lanzó Vincenzo Nibali a todos los atentistas, a todos los especialistas en repechos finales que al parecer son ya mayoría en los equipos y han convertido últimamente las clásicas en un asunto en el que lo importante es llegar en pelotón a la última subida y que allí gane el más rápido del día. La cadena de eliminaciones fue (dejando en paréntesis la triste caída de Igor Anton, que se rompió la clavícula antes siquiera de que empezara la carrera de verdad), la que comenzó en la Redoute, la cuesta más famosa, Gilbert para noquear a Valverde, descolocado y desafortunado, abrigado hasta el extremo para la lluvia que tanto odia. Valverde sufrió una avería y, aunque rápidamente le pasó su bici Madrazo quedó rápidamente eliminado de la carrera pues fue aquel el momento elegido por los BMC de Gilbert (tremendo van Garderen) para empezar a hacer daño. Quedaban 34 kilómetros y eliminado el único español que ha ganado en Lieja, y dos veces, y la cosa empezaba a ponerse seria.

CLASIFICACIÓN

1.Maxim Iglinskiy (Astana), 6h 43m 52s. 2. Vincenzo Nibali (Liquigas), a 21s. 3. Enrico Gasparotto (Astana), a 36s. 4. Thomas Voeckler (Europcar), a 36s.5. Daniel Martin (Garmin), a 36s. 7. Samuel Sánchez (Euskaltel), a 36s. 13. Daniel Moreno (Katusha), a 36s. 15. Joaquim Rodríguez (Katusha), a 1m.

Así fueron las clásicas:

Milan-San Remo (17 de marzo): Simon Gerrans (AUS/GreenEdge)

Gante-Wevelgem (25 de marzo): Tom Boonen (BEL/Omega)

Tour de Flandes (1 de abril): Tom Boonen

Paris-Roubaix (8 de abril): Tom Boonen

Amstel Gold Race (15 de abril): Enrico Gasparotto (ITA/Astana)

Flecha Valona (18 de abril): Purito Rodríguez (ESP/Katusha)

Lieja-Bastogne-Lieja (22 de abril): Maxim Iglinskiy (KAZ/Astana)

En la siguiente cota importante, la Roche aux Faucons, la penúltima de las 11 que endurecen el recorrido por las Ardenas belgas, le llegó el turno a Gilbert, eliminado por Nibali con dos duros ataques, el último, muy dañino, dolorosísimo, recién comenzado el descenso. Es la cota más estratégica, la última oportunidad para hacer daño en serio (20 kilómetros quedan solo para completar los 260 que mide la Lieja) y, por ello, la favorita de los hombres-Tour, de gentes como los Schleck, que allí se hicieron grandes, o Valverde o Evans o todos los que tipo Vinokúrov buscan sorprender a los ortodoxos más clasicómanos.

El ganador de la Vuelta de 2010 lo consiguió, efectivamente. Nunca más se supo a partir de su ataque de Gilbert, Samuel o Gasparotto. De Purito sí que se volvió a saber, pues osado y valiente, el ganador el miércoles de la Flecha –“no me valía una plaza de honor, había que intentar ganar”, dijo, “y por eso hice lo que hice”—se atrevió a abandonar al grupo que se conformaba con esprintar para segundo y se fue a la caza de Nibali en compañía de un compañero que se revelaría terrible, Iglinskiy, un habitual en fugas largas y ganador de etapas en vueltas menores con ese sistema. Allí, en los falsos llanos que llevan hasta las últimas subidas, Saint Nicolas y la final a Ans, se produjo la última cadena de eliminaciones, las que llevó a cabo Iglinskiy, primero reventando a Purito y después, tras acelerada persecución, a Nibali, escuálido escualo al que alcanzó con la pancarta de último kilómetro a la vista y dejó solo y desorientado pocos metros después. “Hablé con mi amigo Vinokúrov [ganador en Lieja en 2005 y 2010] por teléfono antes de la salida y me dijo que vigilara de cerca a Gilbert y Nibali”, dijo Iglinskiy, un corredor que hasta ahora mostraba mayor disposición y perfil para las clásicas flamencas que para las Ardenas. “Y que me mantuviera tranquilo y atacara si podía”.

Tras él, un sálvese quien pueda en el que Samuel, hábil logró terminar séptimo y mejor español. Concluye así, con el Giro asomando cerquita (comienza dentro de dos semanas y probablemente sin Anton, tras la última prueba de preparación, el Tour de Romandía, esta semana), la temporada de clásicas de primavera.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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