_
_
_
_
_

Bilic da vida al Sporting

Un gol de falta del croata refuerza las escasas esperanzas del Molinón ante un Rayo relajado

Mate Bilic, uno de los símbolos del último ascenso, dio vida al Sporting con una jugada que fue un dos por uno. El croata provocó la expulsión de Labaka y, de inmediato, lanzó la falta con precisión milimétrica. Un gol que daba la razón a los que apelan a las matemáticas, aunque la razón futbolística diga que el destino del equipo de Clemente es el descenso.

Suele ocurrir. Cuando todo parece perdido, los jugadores entran en una fase de descompresión y los resultados llegan como por arte de magia. Tras los tropiezos frente al Mallorca y el Zaragoza en El Molinón, citas subrayadas como definitivas, el que más y el que menos en Gijón se hizo a la idea de la vuelta a Segunda. El Sporting, un equipo que hasta ayer había ganado siete partidos, necesita sumar los tres puntos en las últimas cinco jornadas. Y aún así, con 43 puntos como tope, no tiene ninguna garantía de éxito.

SPORTING, 2 - RAYO, 1

Sporting: Juan Pablo; Damián, Gregory, Botía, Moisés, Ayoze; Trejo (Rivera, m. 82), Lora; De las Cuevas (Bilic, m. 74), Sangoy y Adrián Colunga (Mendy, m. 66). No utilizados: Cuéllar; Pedro Orfila, André Castro y Nacho Cases.

Rayo Vallecano: Joel; Rober (Jorge Pulido, m. 63), Labaka, Raúl Bravo (Míchel, m. 75), Casado; Piti, Movilla, Trashorras, Armenteros (Delibasic, m. 34); Diego Costa y Michu. No utilizados: Cobeño; Diego, Pacheco y Lass.

Goles: 1-0. M. 17. Sangoy, tras un barullo en el área pequeña. 1-1. M. 51. Labaka, desde cerca, tras un rebote. 2-1. M. 77. Bilic, de lanzamiento de falta.

Árbitro: Iglesias Villanueva. Expulsó a Labaka con roja directa en el minuto 75 y a Casado, por doble amarilla, en el 86. Amonestó a Ayoze, Gregory, Bilic, Damián y Trashorras.

Unos 20.000 espectadores en El Molinón.

Al margen de jugar con una desenvoltura que no se vio el resto del curso, el Sporting se ha beneficiado del paso por Gijón de equipos como el Levante y el Rayo, que tienen la temporada hecha. No quiere decir que el equipo de Sandoval se dejase ir, pero en Gijón no jugó con el vértigo que le ha dado tantas alegrías. Tampoco Michu, que volvía al campo del que renegó cuando jugaba en el Celta porque siempre fue del Oviedo, estuvo a la altura de su fama.

El Sporting, con tres centrales y un solo mediocentro, jugó al todo o nada y le salió bien. Los primeros goles llegaron en acciones embarulladas y, con 1-1, el partido parecía encallado. Hasta que Bilic ganó la espalda de la defensa, Labaka le derribó al borde del área y, de un plumazo, el Rayo se quedó sin centrales, ya que se marchó lesionado Raúl Bravo. Pero ni con 10 ni con nueve, tras la roja a Casado, se rindió. En el descuento el tiempo se detuvo cuando Delibasic se plantó ante Juan Pablo, pero el punta remató flojo y concedió al sportinguismo una semana más de esperanza.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_