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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Entre el pasado y el futuro

El actual Chelsea se parece muy poco al que dirigía Mourinho

Juan Mata, John Terry y  Frank Lampard se entrenan en Stamford Bridge
Juan Mata, John Terry y Frank Lampard se entrenan en Stamford BridgeANDY RAIN (EFE)

El actual Chelsea se parece muy poco al gran equipo que dirigía Mourinho. Ha perdido la exuberancia física que le permitía ir y volver con peligro y no ha encontrado un nuevo rumbo que le permita sentirse protegido por una idea. La experiencia, el orgullo defensivo, las segundas jugadas, el balón parado y la velocidad en el despliegue son sus grandes principios, aunque asumidos más por supervivencia que por convicción. 

Equilibrio generacional. Se siente sumergido en las dudas que siempre genera el momento de un cambio. El pasado de Cech, Terry, Cole, Lampard, Essien y Drogba aún pesa más que el futuro de David Luiz, Ramires, Sturridge, Mikel y Romeu o que el presente devaluado de Malouda, Torres, Ivanovic y Meireles. Villas-Boas no pudo realizar la transición generacional y Di Matteo está avalando los últimos esfuerzos de un equipo campeón con poca recompensa histórica. Como demostró contra el Tottenham en la Copa inglesa, el Chelsea es venenoso en el recorrido corto. El técnico italo-suizo tendrá que examinar el equilibrio de pesos en el once titular de esta noche. La baja de David Luiz no es un gran problema para un equipo que tendrá que defenderse más que atacar, ya que la fiereza y la agresividad de Cahill quizá sean más valiosas que la anticipación y la salida de balón del brasileño. Aunque Di Matteo también podría recolocar a Ivanovic, más cómodo como lateral derecho, como pareja de Terry para situar en el rincón a Bosingwa. Entre Lampard y Meireles saldrá el socio de Mikel en el doble pivote, aunque es difícil que el Chelsea prescinda de los galones del inglés y de la verticalidad que da a la posesión del balón. Arriba, el escenario parece ideal para la descarga, el fútbol directo y el cuerpo a cuerpo de Drogba, que permitiría un equipo más preocupado por defenderse y salir en largo. En cambio, la nueva versión de Torres necesita más compañía cerca para entrar en juego.

- Bandas maratonianas. Di Matteo quiere que sus bandas sean una fuente de trabajo en todas las direcciones. Es capaz de prescindir del desequilibrio, de la claridad en la conducción, de la precisión en la asociación o de la contundencia en el remate, pero en ningún caso del recorrido, de las ayudas defensivas, de la profundidad para sacar al equipo de la cueva tras la recuperación de la pelota o del movimiento puntual hacia adentro para abrir la banda al lateral. Ramires y Kalou son los escogidos para devorar kilómetros incondicionalmente, futbolistas sin pausa, pero también sin descanso. Intensos, disciplinados tácticamente para cerrar la banda en la fase defensiva y resistentes para encadenar esfuerzos. Cuando tienen el balón, buscan una línea de pase fácil; cuando atacan sin él, se ofrecen entre líneas con poca delicadeza o van al espacio para proponer una solución a la espalda del lateral. Ramires es un mediocentro de ida y vuelta reciclado para esta función específica, Kalou es un extremo frustrado con poca autoestima. Sturridge es más creativo y, a la vez, disperso. Malouda ya no se siente estimulado por un trabajo tan generoso con el esfuerzo.

- La riqueza de Mata.  Es la luz del Chelsea en el ataque, quien ilumina la oscuridad creativa y ofensiva del equipo. Tras la recuperación del balón, siempre ofrece una línea de pase imprescindible para dar claridad al equipo en la transición. Tiene una habilidad innata para leer los espacios entre líneas, dar continuidad a la posesión, descubrir si el capítulo ofensivo necesita aceleración o si el escenario le reclama algún pase interior. Piensa tan rápido como actúa con precisión, tanto en espacios reducidos como en campo abierto. Su dominio de todas las asignaturas ofensivas lo hace tan peligroso en el desequilibrio en conducción como en el último pase, tan afilado en el desmarque vertical o diagonal como agresivo en la finalización. Tiene desarrollado el perfil más delicado, pero también le gusta vestirse con el disfraz de ejecutor. Da salida a las dificultades de Lampard y Mikel bajo presión, impulsa a las bandas o es proyectado por ellas y es el socio ideal para compartir inquietudes productivas con el delantero. El Chelsea sería sin él un equipo tan fuerte como plano.

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