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El gran lío de Bahréin

Los equipos y Ecclestone trasladan a la FIA la decisión de seguir adelante o cancelar el Gran Premio previsto para la semana que viene

Oriol Puigdemont
Un hombre pasa junto a una pintada en la ciudad de Barbar contra la celebración del GP de Bahréin
Un hombre pasa junto a una pintada en la ciudad de Barbar contra la celebración del GP de Bahréin STR (AFP)

La controversia que se ha creado acerca de la posibilidad de volver a cancelar el Gran Premio de Bahréin de fórmula 1, como ya ocurrió el año pasado, debido a las revueltas populares que se suceden en el emirato por parte de activistas contrarios al régimen de Hamad bin Isa al Jalifa, refleja la esencia de esta disciplina. La carrera está programada para el domingo 22 de abril, dentro de 11 días, aunque los primeros ensayos deberían producirse el jueves anterior, y todo sigue en el aire en estos momentos para desespero de los responsables de logística. Los distintos cuerpos que interactúan en la caravana itinerante más rimbombante del mundo, desde los equipos y los pilotos, también los promotores (FOM) y la Federación Internacional del Automóvil (FIA), tienen unos intereses y unos deseos al respecto de la celebración o no de la prueba, pero se guardan muy mucho de reconocerlo y se van pasando la pelota los unos a los otros, a la espera que alguien dé un paso al frente. Si hace unas semanas Bernie Ecclestone, el patrón del gran circo, aseguraba rotundamente no haber motivo alguno que pudiera poner en peligro la cita, el pasado lunes, en unas declaraciones a The Times, Mr. E se quitaba la presión de encima y se la echaba a las escuderías. Estas, a pesar de no reconocerlo abiertamente, son reticentes a desplazarse a un lugar en el que saben que no serán bien recibidas.

“Si los equipos no quieren ir a Bahréin, nosotros no podemos obligarles”, declaraba Ecclestone, a raíz de unas palabras aparecidas en The Guardian, en las que uno de los 12 jefes de equipo mostraba su preocupación por las garantías de seguridad que pueden ofrecerles. “Estoy muy incómodo. Siendo honestos, la única manera de celebrar la carrera sin incidentes sería colocando un ejército bloqueando el circuito, y creo que eso sería inaceptable tanto para la F-1 como para el país”, se sinceraba este ejecutivo, que prefirió mantenerse en el anonimato. “Todos estamos esperando que la FIA lo cancele, porque lo más preocupante de todo es que estos sucesos ocurren allí cada día. Otros directores tienen las mismas preocupaciones que yo. Me pasé toda la semana pasada asegurándome de que todo estaba en orden para tranquilizar a los equipos, además de confirmar que nuestros empleados están cubiertos por cualquier acto de terrorismo o desorden civil durante el gran premio”, zanjaba el directivo.

Hace un año, con la atmósfera en la zona en plena ebullición, la FIA dio su visto bueno para que se disputara el gran premio, pero pocos días más tarde decidió cancelar el evento

Como consecuencia de todo este cruce de pareceres, los responsables del circuito de Bahréin han emitido una nota en la que desvelaba que dos miembros de Lotus Renault se desplazaron recientemente hasta allí para explorar el terreno, y que su valoración fue muy positiva, por más que la escudería francesa no tardara ni cuatro horas en restar validez al comunicado. “Estas citas son parte de un documento interno y confidencial, que también fue enviado la semana pasada a los demás jefes de equipo. Lotus es uno de los 12 participantes del campeonato y nunca tratamos de sustituir a la FIA, el único organismo que tiene derecho a determinar si una prueba debe seguir adelante o no”, puntualiza la estructura gala.

La Asociación de Equipos (FOTA), por su parte, también opta por pasarle el muerto a la Federación y así lo ha expresado en otra carta: “En las últimas horas ha habido ciertas especulaciones que apuntan a que los equipos podrían solicitar la cancelación del Gran Premio de Bahréin. Pero eso no es posible porque los equipos no tienen potestad para cancelar las carreras”, se libera la FOTA.

Hace un año, con la atmósfera en la zona en plena ebullición, la FIA mandó a una delegación que analizó la situación y dio su visto bueno al dispositivo creado para que el gran premio, que aquel 13 de marzo debía abrir el calendario, siguiera su curso. Pero pocos días más tarde, el trazado de Sakhir decidió cancelar el evento. Inicialmente, Ecclestone aseguró haber perdonado a Bahréin el pago del canon obligatorio que cada circuito tiene que abonar a la FOM para albergar la carrera, que en este caso rondaba los 29 millones de euros, pero meses más tarde reveló que desde el país árabe le dijeron que no se molestara en devolverles el dinero. Es en este punto donde la indiferencia manifiesta de unos y otros cobra sentido, si tenemos en cuenta que según qué parte se posicione, puede verse obligada a afrontar un incumplimiento de contrato.

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